La multitud se trasladó al patio trasero, donde algunos aprovechaban para darse un chapuzón nocturno en la piscina del anfitrión.
Ya eran bien entradas las once de la noche, pero la fiesta no había acabado ni por asomo.
Había sido fácil para Hyunjin y Felix fingir que nada había pasado, que nada habían sentido... Pero sí había pasado, y sí habían sentido. Sin embargo, ambos sabían que Hyunjin tenía novio, por lo tanto, no le estaba permitido sentir esa clase de cosas. De cualquier manera, y sólo para asegurarse, lo consultarían con la almohada más tarde.
Hablando de novio... ¿donde estaba Jeongin? Se preguntó Hyunjin, volviendo la cabeza de un lado a otro como, si así apareciera...
—¿Pasa algo? —le preguntó Felix, quien se encontraba a su lado junto a una parrilla eléctrica del porche trasero de la casa, bastante cerca de la puerta.
—Busco a alguien —respondió el pelinegro con simpleza.
—¿A Jeongin? —adivinó el menor.
—Si...
—¿Cuándo vendrá?
—No lo sé. Se supone que ya debería haber llegado —suspiró, encogiéndose de hombros.
Se suponía que su novio llegaría en el Tesla gris de su padre, cuyo sonido de llantas reconocía a la perfección. Ese sonido tal y le habría servido de algo para advertir su llegada si la música no estuviese tan alta, tanto, que no podía oír nada más que eso y la voz de alguien que estuviera en un radio de dos metros a su alrededor, y cuyas vibraciones opacaban cualquier movimiento de auto en la calle. Le extrañaba un poco que los vecinos no llamaran a la policía por los ruidos molestos, pero suponía que no sería muy inteligente teniendo en cuenta que la madre del adolescente era la doctora Kim, y su padre, el abogado Kim.
Para Felix, que no conocía a los padres de Seungmin, pensaba que, tal vez, la gran mayoría del vecindario era sordo o ya estaba en la fiesta, de otro modo, no sabría explicarse porqué había tanto ruido y no ocurría nada. Porque, pese a todo, seguía conservando parte de su inocencia.
El alcohol había atontado sus sentidos y aunque el resto estaba bien, tal vez eso hizo que Felix tardara tanto en pensar en Changbin. La mención de Jeongin hizo que el rubio volviera a pensar en su propio objeto de interés amoroso. ¿Dónde estaba Changbin?
Unos minutos más, parado silencio y en la mayor inmovilidad posible para un borracho junto Hyunjin le bastaron para averiguarlo.
Vió como aparecía por la espalda de Hyunjin, es decir, había traspasado la puerta trasera. Miró a la derecha y luego a la izquierda antes de encontrar a Félix con la mirada. Al rubio, con su cerebro confundido le recordó a un niño pequeño mirando ambos lados antes de cruzar la calle.
Algo le pareció raro, y es que al verlo no había sentido los habituales cosquilleos en el pecho, producto, únicamente, de verlo. Aunque, de todos modos, las vibraciones del bajo en la música no le permitían sentir en su cuerpo nada que no fuera un profundo retumbar.
Mientras le dedicaba una sonrisa,, un torbellino azul, negro y blanco pasó zumbando junto a Changbin, para virar bruscamente y correr a colgarse a la espalda de Hyunjin, aunque estaba más ocupado en determinar el porqué el cambio de reacciones físicas en su cuerpo como para fijarse en el rostro del chico.
Sin embargo, lo pilló al vuelo. ¿Quién otro sino Jeongin se colgaría a la espalda de Hyunjin con tanta confianza? ¿Quién enterraría el rostro en su espalda para darle ruidosos besos entre los omóplatos?
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˗ ˏ ˋ𝗨𝗻 𝗺𝗲𝗻𝘀𝗮𝗷𝗲 𝗲𝗻 𝘁𝘂 𝗺𝗲𝘀𝗮 | 𝙃𝙮𝙪𝙣𝙡𝙞𝙭 ˎˊ ˗
FanfictionLee Felix es un chico lindo e inocente de 16 años, que asiste al instituto y está enamoradísimo de un chico de su clase: Seo Changbin. Por su parte, Hwang Hyunjin es un tipo más bien frío y reservado, con un enorme talento para el arte y un complejo...