CAPÍTULO 20

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[N.A.: el siguiente capítulo contiene temas sensibles o no aptas para todo público.]

—¡No se maten! —gritó Felix desde la puerta— ¡Ni dejen quemar las galletas!

Cerró de un portazo, y ambos castaños pudieron oír como Felix se alejaba del hogar para luego partir junto a Hyunjin en su auto.

—Bien —dijo Jisung con aire solemne—, iré a supervisar las galletas.

Dió media vuelta e ingresó otra vez en la cocina, con Minho pegado a sus talones. El menor abrió el horno, dió un vistazo a la masa, y cuando se dio por satisfecho lo volvió a cerrar. "Treinta minutos o hasta que se doren". Bien, no era muy difícil. Podría sobrevivir en compañía de Minho durante ese tiempo sin cagarla en exceso.

—Por Dios, pareces una abuela con ese delantal —se burló el mayor.

—Ojalá y tu abuela se viera tan sexy con un delantal puesto —bromeó Jisung haciendo posturitas para Minho, quien rió al verlo, achicando los ojos.

De pronto, un curioso pensamiento cruzó por su mente. Está bien, no despertaba atracción en Jisung, pero nada le impedía divertirse con él un poco. ¿Qué tan el límite podría llevar al menor?

Sonrió de medio lado, algo ladino, y lo observo descarada y notoriamente de arriba a abajo, deteniéndose especialmente en ciertos puntos de su anatomía. Jisung, sonrojado y halagado, se quitó el delantal y los guantes, encogido por la vergüenza, y dijo:

—Hay que preparar snacks para la película.

Se subió a las puntas de los dedos de los pies para alcanzar la manilla de la repisa y sacar un bowl de plástico.

—Y ¿cuál pondrás? —preguntó con indiferencia. Dió un brinco cuando la voz de Minho, más cerca de lo que esperaba, le susurró al oído.

—Una película austríaca, muy antigua, llamada "éxtasis —dió énfasis a esta última palabra apoyando su mano en la cadera de Jisung, provocándole tal escalofrío que dejó caer el bowl al suelo.

El menor respiró hondo, sintiendo los latidos frenéticos de su corazón en sus oídos, y dió media vuelta, encontrando el rostro de Minho a apenas centímetros del suyo.

—M-me asustaste —tartamudeó.

Como toda respuesta, Minho solo sonrío. Bajó un par de centímetros la mirada de los ojos del contrario, y se agachó para recoger el bowl de plástico, dejándolo en manos de Jisung, para luego marcharse de la cocina. Éste agarró el pecho y se dejó caer sobre la encimera, tratando de calmarse. ¿Qué diablos pretendía Minho? Es decir, constantemente se coqueteaban en broma, pero nunca había sido tan atrevido ¿Qué le podría haber pasado?

Cuando se calmó sirvió papas fritas en el bowl, y galletas de mantequilla en otro tazón. Preparó jugo de frutas, además, y palomitas de microondas. Cuando ya tuvo todo listo habían pasado treinta minutos, por lo que al sacar las galletas del horno éstas ya estaban bien doradas y crujientes. Siguiendo las instrucciones de su amigo, puso las galletas en una bandeja y las metió al refrigerador con cuidado.

—¡Jisung! ¿Cuando estarás listo? —preguntó Minho, sobresaltándolo.

—De hecho, ya estoy listo. ¿Por qué no me ayudas a llevar todo esto al salón?

Con una sonrisa, y deseoso de ayudar, el mayor llevó la jarra de jugo y las galletas, detrás de Jisung, quien llevaba los snacks salados.

El menor dejó los alimentos a un lado del sillón, a salvo de cualquier pie que pudiera tropezar con ellos. La película ya estaba puesta en el televisor, en pausa, dispuesta para ser reproducida. Minho no mentía cuando dijo que la película era antigua: la imagen estaba en blanco y negro.

˗ ˏ ˋ𝗨𝗻 𝗺𝗲𝗻𝘀𝗮𝗷𝗲 𝗲𝗻 𝘁𝘂 𝗺𝗲𝘀𝗮 | 𝙃𝙮𝙪𝙣𝙡𝙞𝙭 ˎˊ ˗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora