Capitulo 2

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Tal vez la primera impresión no fue tan buena, pero Aziraphale tenía una misión, era un ángel con un solo deber, volver bueno a Crowley, volverlo digno del cielo, no sería una tarea fácil, pero era lo que debía hacer.

- Si.. Esto no será una tarea nada fácil.- Se lamentó Azirafel en voz baja.

- ¿Qué diablos dices?.- Dijo Crowley destapando la lata con chícharos.

- Nada, nada.- Aziraphale negó nervioso con las manos.

Bien, Crowley seguía molesto por el intento de Aziraphale de darle pan a los patos, los patos no comen pan, ¿Acaso no lo sabía? Tal vez no, Aziraphale le pareció a Crowley ese tipo de personas tontas que por muy ridículo que parezca, siguen pensando que Santa existe, ya saben, esos que hacen su cartita de navidad y esperan de regalos, unos idiotas infantiles que parece que nunca maduraran, de ser así, tal vez Crowley justificaría un poco a Aziraphale, siendo una personas así no puedes esperar que sepa ni lo más mínimo sobre animales.

- ¿Qué haces?.- Preguntó Aziraphale.

- Les daré chícharos, ¿Qué no ves?

- Pero... ¿Los patos comen chícharos?

Crowley suspiró, aunque era más su forma de quejarse, y significaba: "Este idiota..."

- Los patos comen chícharos, les hace bien, el pan los mata.- Crowley dijo lo último lazandole una mirada de reproche a Aziraphale.

- No lo sabía...- Se lamentó Aziraphale.

- Si, eso supuse.

- ¿Vienes seguido al parque?.- Dijo Aziraphale.

Aziraphale había creído que cómo Crowley ya no parecía querer golpearle, sería buena idea charlar, pero la verdad es que Crowley no tenía interés en hablar con las personas, y mucho menos con personas que le dan pan a los patos.

- No, y lárgate de una vez.- Dijo Crowley terminando de darle el último chícharo a un pato.

- Oh, eh, no creo que eso sea posible.- Aziraphale no podía abandonarle, ya saben, se iba al infierno si lo hacía, literalmente.

- Bien, entonces yo me lago, idiota.

Crowley caminó hacia su Bentley, Aziraphale no puedo evitar notar el extraño modo de caminar de Crowley, Aziraphale no había estado mucho tiempo en la tierra, así que pensó que era un modo normal de caminar, usual entre los humanos.

- ¡Espera!.- Aziraphale lo siguió hasta el coche.

- ¡Lárgate maldito imbécil!, ¡Llamaré a la policía si no me dejas en paz!.- Amenazó Crowley.

Aziraphale se asustó, no debía meterse en problemas, así que dejó que Crowley se fuera, de todos modos, conocía la ubicación de la casa de Aziraphale, aunque probablemente no sea buena idea, Aziraphale había pasado de parecerle a Crowley un asesino de patos, a un acosador, ¿Qué diablos fue eso de "No creo que eso sea posible" sonó a diálogo de película de acosadores, alguien debía tomar clases de costumbres humanas, urgentemente.

Crowley manejaba a exceso de velocidad, cómo siempre, iba rumbo a su departamento, el departamento al cuál se había mudado tras negarse a vivir en la casa que le habían dejado sus padres al fallecer cuando el tenía 8 años, Crowley no recuerda muy bien ese día, pero vaya que si recuerda los días después de ello, no tenía hermanos ni más familiares, por lo que significaba que ese día perdió a la única familia que tenía, desde entonces es un gruñón solitario y delincuente.

- Carajo.

Las llaves del departamento se le cayeron cuando quiso abrir la puerta de su departamento.

Aziraphale lo vió desde lejos, debería de ir pero mejor no, Crowley estaría más molesto.

Crowley entró a su departamento y se tumbó a la cama a dormir. Era sorprendente lo rápido que se dormía, además de que sus ronquidos rezonaban por todas partes.

Aziraphale pensó seriamente en cómo hacer que Crowley le hablara, y llegó a la desición de que la solución estaba en el estanque de patos, Crowley parecía ir seguido, así que Aziraphale estaría allí al día siguiente, esperándole.

𝐿𝑜𝑠 𝑀𝑎𝑙𝑜𝑠 𝑁𝑜 𝑉𝑎𝑛 𝐴𝑙 𝐶𝑖𝑒𝑙𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora