Capítulo 8

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- ¿Mamá?.- Crowley corrió hasta la figura que creyó, era su madre.

- Mi pequeño Crow.- La pelirroja abrazó con fuerza a Crowley.

- Te extrañé... Lamento haberte decepcionado... Por mi culpa tú y papá...- De los ojos de Crowley empezaron a brotar varias lágrimas.

- Ya, ya.- La mujer acarició los cabellos de Crowley.- No fue tu culpa mi pequeño.

- Claro que lo fue.- Dijo Crowley entre lágrimas y sollozos.

La mujer tomó entre sus manos la cara de Crowley y le secó las lágrimas, mientras le sonreía cálidamente.

- Tienes razón... Me decepcionarte. Por tú culpa tú padre y yo estamos muertos.- Dijo la mujer transformando su mirada dulce en una mirada de odio.

- Yo... Yo... No quise, enserio...- Crowley se alejó de la mujer.

- Pero lo hiciste.

Crowley cayó al suelo, y justo en ese momento despertó ante la insistente voz qué no dejaba de llamarle por su nombre y de pedirle que despertara.

- ¡Crowley! Por fin despiertas.- Dijo Azirafel, quién tenía sus manos en las mejillas de Crowley, y su cara muy cerca de este.

- ¿Qué sucede?.- Crowley sintió su rostro húmedo, y se sentía realmente cansado.

- Tenías una pesadilla.- Dijo Azirafel en un tono de preocupación.- Incluso estabas llorando.

Crowley se levantó de golpe, revisó su cara y efectivamente, estaba húmeda por tantas lágrimas. Se limpió las lágrimas con los puños.

- Si... Solo fue una pesadilla.- Dijo Crowley.

- ¿Qué estabas soñando? Te veías muy mal.

- Ya no lo recuerdo.- Mintió Crowley.

- ¿Seguro qué estás bien?.- Azirafel era astuto, no le había creído nada a Crowley. Sabía que mentía.

- Claro que sí Ángel.

En eso, Crowley cayó en cuenta de algo... ¿Qué hacía Azirafel en su departamento tan temprano?, ¿Cómo es qué había entrado?, Y ¿Por qué?

- Espera un momento, ¿Cómo entraste a mi departamento?

- Oh... Ehhh... Un pequeño milagro.- Azirafel sonrió a modo de "Ups".

Crowley rodeó los ojos.

- Una llamada o un mensaje hubiera bastado Ángel. No tienes por qué entrar a mi departamento sin permiso, ¡Está mal!.- Crowley reprenda a Azirafel cómo si estuviese tratando con un niño que ha echo alguna travesura.

- Lo lamento... Es que... Tenía que hacerlo... Es algo importante.- Azirafel jugaba con sus dedos.

- ¿Qué sucede?

- Hay un pequeño problemita.

- Ya sueltalo, Ángel.

- Tengo que irme al cielo.

Azirafel y Crowley se miraron por unos momentos, sin palabras de por medio, ¿Qué se supone que se debía decir en estas situaciones?

- ¿Al cielo?, ¿A qué?

Si... Crowley tardaría mucho en acostumbrarse al hecho de que ahora se ve involucrado, con ángeles, demonios, el infierno, y el cielo.

- Gabriel... El arcángel supremo, quiere hablar conmigo. Quiere una especie de informe sobre tú avance.- Azirafel sonrió nerviosamente.

Azirafel aún no tenía idea de qué podía reportarle al cielo, si, tenía que reportarle los avances de Crowley en su camino a ser bueno, pero... ¿Habían avances realmente?

- ¿Les reportaras al cielo sobre lo qué hago? Eso suena muy raro...

¿Qué acaso todos los ángeles eran igual de acosadores?

- Claro qué no. Simplemente quieren estar atentos de que cumpla con mi trabajo.

- Y... ¿Qué les vas a decir sobre mi?

- Bueno... Últimamente ya no gritas a las personas. Es una avance.- Azirafel se encogió en hombros.

- ¿Solo eso? Bueno... Realmente no eh tenido ningún avance.

- Oh Crowley... Claro que sí.- Azirafel puso su mano en el hombro de Crowley.

- Ángel... No quisiera decepcionarte... Yo no puedo ir al cielo por qué simplemente no sé cómo...- Crowley se puso sus gafas negras. No le gustaba que vieran sus ojos, no cuando estos reflejaban tristeza.

- Yo te enseñaré.- Azirafel entrelazó sus manos con las de Crowley.

- Ángel... Gracias.

- De nada, querido.

- ¿Cuándo volverás?

- Oh, en un par de días, no lo sé. Tal vez solo un día, depende. El cielo es un lugar en el que cualquiera quisiera quedarse más tiempo, es realmente pacifico y tranquilo...

...

Mientras tanto en la oficina de Gabriel... En el tranquilo y pacifico cielo...

- ¡Maldito hijo de pu**!, ¡¿Cómo te atreves?!.- El príncipe del infierno estaba que estallaba de la ira.

- ¡Yo puedo hacerlo! Tú empezaste esto.- Gabriel se cruzó de brazos.

- ¡Carajo, Gabriel!, ¡Él es nuestro!

- ¡No veo qué su alma tenga tú nombre!

- ¡Eres un maldito estúpido!.- Beelzebúb se abalanzó sobre Gabriel para golpearle.

...

De vuelta con Azirafel y Crowley...

- Bien, entonces te estaré esperando.

- Me parece perfecto. Adiós, Crowley.- Azirafel hizo una pequeña reverencia.

- Adiós, Ángel.- Crowley río y le siguió el juego, haciendo el también una reverencia.

(🥀)  

𝐿𝑜𝑠 𝑀𝑎𝑙𝑜𝑠 𝑁𝑜 𝑉𝑎𝑛 𝐴𝑙 𝐶𝑖𝑒𝑙𝑜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora