La casa Loud estaba inusualmente tranquila.
Todos habían salido, con las únicas excepciones de Lincoln y Lori. Él contaba los minutos para irse a su cita. Lori tenía pendiente un complejo trabajo escolar, y juntaba ánimos para ponerse a trabajar de una vez. Decidió que empezaría cuando su hermano se fuera.
Ella jugaba con las teclas de su celular, tal como siempre lo hacía. Pero Lincoln se veía sumamente nervioso. Tras su rotundo fracaso con Ronnie Anne, le había quedado mucha inseguridad. Las cosas se habían dado bastante bien con Paige, y ya estaba decidido a pedirle que fuera su novia. Pero...
Le había llegado un rumor de que Paige ya tenía experiencia previa, lo cual no le importaba en absoluto. El problema era que seguramente ella esperaría que se desempeñara bien. Quizá hasta muy bien, y tenía mucho miedo de decepcionarla.
Se levantó y comenzó a caminar por la sala. Lori le dedicaba una que otra mirada de reojo. Sabía que su hermano iba a una cita, pero no quería ponerlo más nervioso con un comentario inoportuno.
Finalmente, fue él quien se decidió a hablar.
- Lori... ¿Puedo preguntarte algo, hermanita?
Por el tono de su hermano, detectó que se trataba de algo serio. Apartó el celular y lo miró a la cara.
- ¿Qué pasa, Linky?
- Lori... Me da mucha pena preguntarte, pero...
Lincoln se interrumpió. Ella lo miró fijamente, resistiendo con todas sus fuerzas la tentación de presionarlo.
- ¿Me explicas lo que es un beso? -dijo al fin.
Lori suspiró. Le costaba un poco de trabajo entender la pregunta.
- ¡Vamos, Linky! ¡Aquél día besaste a Ronnie Anne enfrente de todo el restaurante!
- Lo sé, pero... esto es distinto. No es que Ronnie Anne no me gustara, pero... Paige es diferente. Tú sabes.
Claro que lo sabía. La verdad, el asunto de la cita con Paige no le gustaba del todo. Le parecía una muchachita demasiado experimentada para su cuasi inocente hermano. Pero ya hacía tiempo que había decidido no meterse en la vida amorosa de Lincoln, y hasta había amenazado a sus hermanas para que tampoco lo hicieran.
- Está bien. Mira, Linky. Lo que tienes que hacer es...
La conversación se prolongó durante varios minutos. Lincoln hacía pregunta tras pregunta, y Lori comenzó a sentirse impaciente.
Al final, llevada por una mezcla de desesperación y genuino deseo de ayudar, hizo que Lincoln se parara frente a ella.
- ¡Lincoln, basta ya! Las cosas no son tan difíciles, hermanito. Cuando los dos se queden callados, se miren a los ojos como si no pudieran voltear hacia otro lado, y sus caras comiencen a acercarse; tú solo tienes que dejarte llevar... Así.
Lori le echó los brazos al cuello, y le dio a su hermano un beso en los labios.
Las cosas debieron quedar allí. Un toque de labios, pero... Nunca sospechó que los labios de su hermanito se sintieran tan suaves y cálidos.
Todo se borró de su mente. Su parentesco, las circunstancias; incluso su novio. Comenzó a masajear delicadamente los labios de Lincoln con los suyos, disfrutando del contacto de esa boca amada y casi virgen.
Lincoln, al principio, quedó muy sorprendido por lo que su linda hermana estaba haciendo. Pero enseguida se dejó llevar por la dulzura y la suavidad de esa sensación maravillosa. Aquello era muy diferente a lo que había vivido con Ronnie Anne.
Cerró los ojos y se dejó llevar, disfrutando de la manera en que los labios de Lori recorrían lentamente los suyos. Sin darse cuenta, sus manos tomaron la delgada cintura de su preciosa hermana mayor y reposaron sobre sus caderas.
Todo se convirtió en una sinfonía de amor y sensualidad. El beso fue ganando en pasión, en intensidad; y despertó los sentimientos que ambos mantuvieron enterrados durante mucho tiempo. Lincoln dejó de ser el hermanito menor, y ante los ojos de Lori se convirtió en un hombrecito muy apuesto y querido. Lori se transformó en una bellísima y sensual mujer, cuya boca le abría por primera vez las puertas del paraíso.
Fue como si sus bocas estuvieran hechas la una para la otra. Sin que nadie le explicara, Lincoln respiraba por la nariz, y no tuvo necesidad de interrumpir el beso. Lori comenzó a explorar los labios de su hermanito con su lengua, consiguiendo que él abriera su boca y se entregara por completo.
No había nada que explicar. Las sensaciones bastaban. Lincoln disfrutó intensamente la manera en que la lengua de Lori exploraba sus dientes, y no tuvo que hacer nada más que imitarla. Las lenguas se acariciaron con delicadeza, mientras cada uno conocía y grababa en su mente la textura, y el peculiar sabor de la saliva del otro. Se perdieron de manera tan completa, que las manos de Lincoln acabaron reposando sobre el trasero de su hermana, mientras ella se afanaba acariciando su espalda con sus uñas.
Al final, lo separó la emoción. El latir desbocado de sus corazones. Estaban a punto de desmayarse, y no fueron capaces de resistirlo más.
Se separaron agitados, respirando por la boca y sabiendo que las cosas entre ellos no volverían a ser iguales. Ambos se amaban; y en esos breves instantes, se dieron cuenta de la verdadera naturaleza de su amor.
Los brazos de Lori aún sujetaban los hombros de Lincoln como si no quisiera dejarlo ir. Sus miradas anhelantes comunicaban todo lo que no podían expresar con palabras, y sus bocas seguían unidas por un fino puente de saliva...
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The Loud House: minirelatos e historias cortas
FanfictionUna colección de historias sobre la serie The Loud House.