Hisae se niega a asistir al colegio de hechicería, Megumi es enviado por el director para convencerla. Sin embargo, Hisae se niega rotundamente debido a la oposición de su abuelo. A pesar de esto, Megumi y Hisae se hacen amigos cercanos mientras él...
Este especial no tiene nada que ver con la trama de la historia, por lo que ocurre aquí no afecta, ni se ubica en algun momento del fic.
Sin más, disfruten. ¡Feliz Navidad!
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Hisae y Megumi estaban envueltos en el espíritu navideño, él nunca fue una persona que disfrutara las épocas festivas por el ambiente en que creció, pero la rubia amaba cualquier festividad y desde que eran pareja había prometido que haría que todas las celebraciones fueran especiales.
Por insistencia de la Kuroyama habían decorado todo, sin dejar un solo espacio libre de el pequeño apartamento donde vivían, preciosas esferas rojas y doradas adornaban el árbol, guirnaldas decoraban la puerta y bordes de la pared y las luces de colores iluminaban su hogar.
—¿No sientes que es demasiado? —preguntó el pelinegro viendo como ágilmente adornaba un centro de mesa.
—En navidad nunca es demasiado. —sonrió orgullosa dándole un último retoque. —Te dije que haré todas las celebraciones especiales, y la navidad es mi favorita.
Con cuidado le enseñó su obra a Megumi, lo que era un simple jarrón de vidrio ahora tenía dentro luces, muñecos de nieve y copos, todo flotaba gracias a los orbes transparentes.
—Contigo todo es especial. —dijo dándole un corto beso en los labios.
—Aún faltan muchas cosas.
Hisae llevó a Megumi hacia el sofá, donde había preparado una manta suave y acogedora. Mientras él observaba con curiosidad, ella sacó una pequeña caja envuelta con papel brillante y un lazo rojo.
—Tu regalo de Navidad adelantado —anunció con entusiasmo.
Tomó con cuidado el obsequio, curioso de qué era, abrió la caja, sacando una preciosa bufanda azul tejida a mano, se podía ver el esfuerzo que había puesto en ella, al igual que el cariño con el que se la daba.
Aunque Megumi no era expresivo, sus ojos brillaban con gratitud y sorpresa.
—Es perfecto, Hisae. Gracias —musitó, dejando ver una sonrisa apenas perceptible.
Hisae se acercó más, envolviendo a Megumi en la manta. Juntos, contemplaron las luces del árbol y el suave resplandor de las velas repartidas por la habitación.
—Esta es nuestra primera Navidad juntos, Megumi. —dijo entrelazando sus manos con las del pelinegro. —Y hay demasiadas cosas que quiero hacer juntos.
—Las haremos, voy a estar aquí esta Navidad, la próxima, la que sigue y todas las que falten junto a ti.
La ojiámbar sonrió colorada, él tenía una manera tan única de decir las cosas, solo él lograba esas emociones en ella, y estaba agradecida de tenerlo.
