Capitulo veinte

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Los días pasaron, la compañía de su alfa le había ayudado mucho, su lobo estaba más activo que nunca, algunas veces jugaba con el lobo más grande o se dormía con él. Min le da los cuidados necesarios que necesitaba y gracias a eso se estaba recuperando rápido.

Viendo los cuidados que le daba el alfa a su hijo sintió que podía confiar en él y que su hijo estaría seguro a su lado. Por lo que si los apoyaría cuando quisieran escapar juntos, no quería que su hijo terminará con un alfa que no era suyo y le maltrataba.

Desde hace un tiempo cuando su hijo había desaparecido su propia hija la llevo a una especie de comunidad que había para omegas en dónde se apoyaban entre sí y buscaban más respetos hacia nosotros. Estando allí pudo notar todas las cosas malas que pensaba que debían pasar los omegas cuando no debería ser de esa manera, pero como iba darse cuenta si fue criada de esa manera. Esa asociación les prometió ayudarla y guiarla en el momento que decida separarse de su marido y acabar por una vez por todas con los malos tratos y violencia que sufría día con día, porqué no estaba del todo segura de hacerlo, no sabía hacer más nada que limpiar y cocinar, tampoco tendrían un lugar donde quedarse porque la casa en la que vivían era del padre de sus hijos, estaba a su nombre a pesar de que era una casa de su familia.

Todo porque confío en él y no leyó un documento que firmó, ahora esa casa ya no le pertenecía y si se revelaba sabía que les echaría de primera opción tras darle su "castigo". No había forma de que recuperará su casa o al menos eso era lo que sabia.

Con el paso del tiempo su hijo ya se encontraba sano, ya podía moverse con libertad y sus costillas estaban sanadas también. Unos días atrás ya no habían vuelto a ver a la pareja de su hijo, el capitán Min, ya que les había dicho que haría un pequeño viaje al puerto de Incheon y en menos de lo que se darían cuenta estaría allí de vuelta para llevarse a su querido Omega.

Dos días tras irse escucho como su esposo planeaba dejar a su hijo con un alfa mucho mayor que él casi 30 años le llevaba, y no dejaría que su hijo pasará por lo mismo, que fuera vendido a un alfa cualquiera que le haría mucho daño. A diferencia de su hijo nunca pudo encontrar a su pareja destinada porque fue casada con aquel alfa a los veinte años.

Sabía que dejaría a su hijo en buenas manos si se iba con el capitán incluso si eso significaría no volver a verlo.

Un día antes de que su padre quisiera llevárselo le ordeno empacar sus cosas, todo lo que iba a necesitar, le dio algo de dinero, a su hija YongSun le pidió que le comprara un boleto de tren a Seúl, tenían que actuar rápido antes de que su padre llegara y los detuviera.

Sabía que eso los metería en problemas, pero no le importaría con tal de tener la seguridad de sus hijos.

Al tener el boleto se lo entrego a su hijo que estaba confundido ya que no entendía aún porque tuvo que empacar todas sus cosas y ahora tenía un boleto de tren, le explico la situación y el plan que había creado.

—Te irás a Seúl y te quedarás en un hotel, cuando tu alfa venga aquí le diré en dónde estás y te buscará, ¿De acuerdo? —lo abrazo con fuerza y calidez era probable que fuera la última vez que vería a su pequeño hijo, no detuvo las lagrimas y le dio un collar antiguo que era de su madre Omega, lo coloco junto con el otro bello collar que le había dicho que era regalo de su alfa.

Solar les dijo que ya era tiempo de que se fueran, ella era la responsable de llevar a su hermano a la estación ya que tenía un pequeño auto, como era medio día sería muy difícil que sus vecinos estuvieran cerca por lo tanto tenían que aprovechar ese momento si o sí.

Una vez en la estación Solar se despidió de su hermano y le deseo un buen viaje, le prometió que si sucedía algo ella se haría cargo. JiMin le agradeció a su hermana y se despidieron, solo pedía que todo el plan saliera a la perfección.

¡Soy omega y qué! - YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora