Capítulo XXIV

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Jongho abrió lentamente los ojos, girando su cuello para buscar a Yunho, pero se detuvo soltando un quejido por la repentina molestia en su cuello.

Yunho se despertó y se giró a verlo en seguida.

- ¿Qué sucede?- preguntó con su voz ronca.

- Sucede, alfa, que me duele el cuello, el culo y las piernas- Se acurrucó junto a Yunho.

- Lo siento- Murmuró, pasando sus dedos a través del cabello.

- Está bien, alfa. Me gustó- bostezo-. Solo espero que está marca se quite para cuando volvamos o a mi padre le dará un infarto cuando lo vea.

- Hablando de eso, discúlpame, ni siquiera te pregunté.

Jongho pudo oler la sinceridad y cierto miedo en el alfa, le acarició el pecho tratando de tranquilizarlo.

- No hay problema, alfa. De todas formas, algún día sucederá- Le dió un beso en el pecho a Yunho, para volver a cerrar sus ojos.

Volvieron a quedarse dormidos.

[...]

Cuando despertaron eran las cuatro de la tarde. Habían pedido servicio a la habitación y recién había llegado.

- Yo voy-. Dijo el omega, parándose de la cama.

- No. No irás tú-. Rezongo el alfa, poniéndose de pie también y tomando a Jongho de la
cintura.

- ¿Por qué no?- el omega frunció su ceño.

- Estás... estás semidesnudo, Jongho, en mi vida dejo que alguien te vea así... y menos con eso puesto.

Jongho aún traía puesto la lencería y una playera algo larga de Yunho.

Se dirigió a la puerta, se escucharon murmullos y después Yunho estuvo de vuelta con comida sobre una bandeja.

- Ay, mi alfa celoso.

- No estoy celoso... solo no quiero que alguien te vea así- Se encogió de hombros.

- Celoso, alfa. Eso es ser celoso.

- Mi alfa dice que no- Sonrió inocentemente.

- Lo que tú digas, alfa- Sonrió burlón.

Ese día, pasaron la tarde en la habitación del hotel, viendo el atardecer desde su ventana, mientras tomaban un poco de vino y uvas. Pasaron la noche viendo un programa de televisión mexicano, el cual Jongho entendía a la perfección y Yunho no, pero recibía explicaciones del omega.

Se durmieron a eso de las once, cuando el omega cayó rendido luego de que Yunho le ofreciera una mamada.

[...]

Los días en Cancún pasaron volando.

Desde desayunos en el restaurante del hotel, hasta en cualquiera de la playa, o comían en la playa mientras disfrutaban del delicioso clima. Hasta noches en antros con bebidas que nunca habían tomado, conociendo personas con las que solo Jongho podía mantener una conversación normal. Algunas veces se encontraban con extranjeros, pero rara vez.

Y así, en un abrir y cerrar de ojos, estaban en su último día de vacaciones.

- No quiero irme, Yunho- Murmuró el omega.

Se encontraban en la playa, acostados sobre una manta, siendo tapados del sol por una sombrilla.

- Yo tampoco, omega-. Susurro, dándole un beso en la frente a Jongho.

Se quedaron ahí viendo el atardecer, para luego nadar un poco. Se besaron un poco, también.

Esa misma noche, volvieron a hacerlo, momento en el cual Yunho volvió a hacerle una marca temporal a Jongho.

- ¡Yunho, esto no se quitará para mañana! ¡Ya estaba sanando!- murmuró el omega a la mañana siguiente que se había levantado para meterse a bañar.

- ¡Pero tú dijiste que estaba bien!- respondió nervioso Yunho.

- ¡Pues no te tomes muy en serio lo que digo mientras me metes esa cosa que tienes entre las patas!

Salieron de la habitación del hotel alrededor de las cuatro de la mañana, su vuelo lo tenían a las seis.

- Perdón- Murmuró bajito Yunho, quien estaba detrás de Jongho, esperando pacientemente a un taxi.

- Está bien, alfa, perdón yo por gritarte así. Yo te dije que lo hicieras, y de todas formas, es temporal, cosa que no debe de exaltar tanto a mi padre.

El taxi llegó para dirigirlos al aeropuerto.

Pasajeros del vuelo 3892 con destino a Ciudad de México, favor de comenzar a abordar.

Llegaron a Ciudad de México en lo que pareció menos de una hora, quizás fue un poco más.

Jongho se estaba quedando dormido en el asiento mientras esperaban su vuelo.

Pasajeros del vuelo 1762 con destino a Seúl, Corea del Sur, favor de comenzar a abordar.

Yunho llevaba a un Jongho casi dormido pegado a su costado.

Apenas despegaron se quedaron dormidos.

[...]

Llegaron a Seúl por la mañana. Directamente a casa de Yunho.

- ¡Yunho! Ya estás aquí al fin- Un Minhyuk muy emocionado corrió a abrazar a Yunho.

- Hola, mamá-. Correspondió al abrazo.

- Hola, Jongho- le sonrió-. ¿Cómo les fue?

- Excelente- Contestó Jongho alegre.

- Me alegro mu...- dejó su oración en el aire cuando su mirada se posó en el cuello de Jongho- ¿Qué carajos hicieron?

- ¿Eh?- Yunho tenía el ceño fruncido.

- Lo marcaste.

- ¿Eh? ¡No! Osea ¡Si! Pero ¡No! Es temporal, no permanente- Explicó Jongho, rápidamente.

- Ah... ¡Ah! Tremendo susto me han metido ustedes, dios- Minhyuk se llevó una mano al pecho.

- Lo siento- Murmuraron los dos al mismo tiempo.

Dejando atrás ese pequeño percance. Minhyuk les tenía preparada la comida, comieron junto con las gemelas. Sungjae no se apareció por la casa.

Cuando Minhyuk y Yunho se encontraban en la cocina lavando los trastes y acomodandolos, Yunho aprovecho para preguntar.

- ¿Dónde está Sungjae?

Minhyuk tardó unos minutos en contestar.

- Salió a hablar con la familia de Eunji...

Yunho sabía que aún tenía que arreglar esa mierda ¿No podría simplemente haberse quedado con Jongho, lejos?

- ¿Todavía me obligarán a hacerlo?

- Sabes que yo no quiero que lo hagas. Pero tu padre siempre consigue lo que quiere- Hasta a mí, pensó amargamente.

- Pues está vez no será así- Dijo firme.

- Sabes que intentaré hacer lo que sea que esté en mis manos, amor.

Yunho asintió, abrazando a su madre y dándole un beso en la frente.

Tenía tanta mierda por arreglar.

Lovesick [2ho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora