Capítulo IV

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- ¿No has pensando en cambiarte a las otras habitaciones?- preguntó San mientras se llevaba otra papa frita a la boca.

Se encontraban en la habitación de San que se encontraba en la universidad.- Si, pero sería dejar a las gemelas y no quiero hacer eso- Simplemente dijo.

Y era verdad, prefería seguir llegando tarde a clases que dejar a las gemelas a su suerte como lo hicieron sus papás con él desde los diecinueve dejando a su cuidado a las gemelas.

- Es divertido. Siempre hay alguien con quién follar, siempre hay alguna reunión para fumar... realmente no te aburres nunca.

- Si... suena divertido, siempre quise hacerlo sin embargo, ahora mismo no puedo hacer eso.- Se encogió de hombros.

Se quedaron un rato en silencio mientras seguían viendo la televisión, realmente no sabía que estaban viendo, pero no hay mucha buena programación en la tele abierta, y San había olvidado pagar la mensualidad de Netflix, así que ahora estaban aburridos viendo cualquier cosa.

- ¿Y si demandas a tus padres?- soltó de la nada San.

- ¿Qué?- Yunho volteo a verlo con las cejas arrugadas.

- Que los denuncies, eso que te hacen es como... abandono infantil o alguna mierda parecida. No sé, Yun no soy abogado, pero sí que puedes hacer algo-. Se encogió de hombros, luego se paró para ir por otra cerveza.

En lo que volvía, Yunho se quedó pensando. Sería un hijo de puta, pero no sería capaz de denunciar a sus papás.

- ¿Y entonces? No es tanto por ti... digo, porque eres mayor de edad ya, pero te dejaron con las gemelas cuando tenías apenas los diecinueve ¿Quién mierda hace eso? Y te dejaron con dos niñas de quince, y no es justo. Si no cuidarían a sus hijos ¿Para que tenerlos?

San ya comenzaba a soltar feromonas de enojo. Yunho suspiró, siempre que hablaban de esto San se comportaba como todo un padre. Y Yunho lo amaba por eso. San fue la primera persona que le contó su situación familiar. A pesar de que cuando conoció a Sab ya llevaba un año en la universidad, no había encontrado a ningún amigo tan confiable como el alfa.

San siempre lo ayudaba, recuerda una vez que a Haerin le dió alergia una comida y Yunho había dejado su carro en el taller, y tuvo que llamar a San e interrumpió a él alfa y a su omega que estaba a punto de ser anudado. Fue un situación bastante incómoda, pero el punto fue que San dejo su hora de sexo por ir a ayudar a Yunho, y bueno si, le agradece siempre eso. No es algo que las personas hagan a menudo.

- Sería meter a las gemelas en pura mierda, solo quiero que estén tranquilas-. Se encogió de hombros y bebió lo que le quedaba de su cerveza.

- Perdóname lo que voy a decir, pero tus padres son una mierda y lo sabes, muy en el fondo sabes que es así.

Yunho no lo objeto. Si, sabía que sus padres eran unos irresponsables que creen que dándoles el dinero suficiente a sus hijos estos estarían bien. Y es decir, claro que están bien, económicamente hablando, pero ¿Dónde está el amor y la compañía que se supone deberían de tener?

Yunho suspiró cansado, simplemente no haría nada y dejaría que todo se quedará tal y como estaba. Sin problemas y sin más mierda con la que lidiar.

Pasaron varias horas hablando sobre cualquier cosa, viendo un programa barato de televisión. Pero ya eran las once y Yunho tenía que regresar a casa. Se despidió de San esperando verse mañana, luego de eso salió.

Mientras caminaba por los pasillos se topó con varios alfas que lo invitaron a pasar el rato, le hubiera gustado, pero tuvo que rechazar la oferta.

Cuando ya iba saliendo, se topó con una omega con la que compartía varias clases.

Lovesick [2ho]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora