CAPÍTULO 31

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*JANA*

Ya habíamos aterrizado en san Francisco, y como había dicho Jessica unos hombres nos estaban esperando con unos carteles con nuestro nombre algunos de ellos se sorprendieron creo que fue por que vine de una vez.

Fuimos al auto yo me subí atrás con mi hija entre mis piernas, ya que estaba cansada su cabecita en mi pecho, mientras que mi lado iba Carla con su hijo Dylan Miller Martínez, en un principio Carla solo quería ponerle su apellido el Martínez, pero ella misma, pensó en ponerle los dos apellidos de sus mamás.

— ¿estás nerviosa? – le pregunte a Carla.

— la verdad si, un poco hace tiempo no la veo – le sonríe.

— si tienes razón, pero debemos de estar tranquilas.

Luego de un largo camino llegamos a una casa no tan grande ni chiquita, pero era muy hermosa, era de noche pero tan tarde, el vuelo fue algo largo de Miami a san Francisco.

Bajamos del auto, y los chicos bajaron las maletas abrieron la puerta dejando ver un salón muy lindo y amplio, caminamos hasta llegar al salón no había nadie había mucho silencio, nos sentamos en el sofá.

— ¿tu crees que estén aquí? – me pregunto carla sentando a Dylan en su pierna.

— la verdad no se – sophie se acomodó mejor en mi pierna y cerro sus ojitos.

— en la llamada fue rara – dijo carla, ya que le había dicho sobre la  llamada — como Tan repentina.

— si, pero algo no fue de lo normal, además durante estos 5 años aprendimos de mucho – le dije guiñandole el ojo.

— aún, no puedo creer que tu mismo desde miami, osea literalmente, nadie ni jessica ni Kayla se habían dado cuenta que tu manejabas la mercancía de kayla durante tanto tiempo – le sonríe con mi sonrisa de orgullo.

— ni yo, pero eso sí, te puedo asegurar que no perdí ni una, además se donde esta, podemos ver la cuenta de Kayla desde mi laptop y toda esa mercancía está completo, bueno casi.

— ¿que tiene que ver el bueno casi? – lento ambas cejas

— durante estos días, eh estado viendo como nos roban algunas, y eso ya lo estoy investigando.

— mierda, no pensabas decir, da igual, te ayudaré, mi casi algo también está metida en eso significa que yo también.

Las dos sonreímos, desde 1 años después de que me había quedado en Miami me había encargado de toda la droga y armas de Kayla, tal vez no esté bien lo que esté haciendo, pero si Kayla está metida en todo este asunto, yo también, es mi esposa tenemos una hija hermosa e inteligente, así que estoy metida en esto hasta los huesos.

Pasaron unos minutos hasta que escuchamos unos autos afuera de la cara intercambie mirada con Carla que estaba nerviosa, la puerta se abrió dejando ver a una jessica algo flaca pero todavía en forma, me levante del sofá y fui a ella, le di un abrazo a lo que ella correspondío.

—¿ que Kayla? – le pregunte al no verla.

— ella aún no quiere que la veas, pero espera que mañana se puedan ver – me dijo yo asenti algo triste por que tenía muchas ganas de verla.

La Esposa De Una Mafiosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora