14. Matices.

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Yixing se encontraba organizando su casa cuando alguien llamó a su puerta. Observó el reloj; eran las nueve treinta de la mañana. Habían quedado a las once, ¿por qué llegaba tan temprano?

—¿En qué huso horario estás? —Yixing dijo mientras abría, pero su voz fue suavizándose hasta volverse un murmullo—. Mamá...

—¡Zhang Yixing! ¡Estás embarazado!

Yixing dio un paso atrás, su madre se quedó en el pasillo, inmóvil y con los ojos redondos por la sorpresa.

—Sí —Yixing murmuró y supo que la única razón por la que su madre no se quitó la sandalia y lo agarró como piñata fue su estado.

—¡Con razón no has vuelto a visitarme! ¿Cuándo pensabas decirme?

—Yo...

—¿Y de quién es? —los ojos de la mujer se achicaron—. Si esa criatura es de Kris, yo te juro que...

—¡No! —Yixing exclamó alzando sus dos manos—. Es una situación distinta.

—¿Situación distinta?

—Déjame explicarte —Yixing suplicó tomando su mano para llevarla dentro al notar que la vecina de enfrente asomaba por la ventana.


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Junmyeon tocó a la puerta, llevó ambas manos a su espalda y esperó ansioso. Yixing no tardó mucho en abrir. Usaba shorts y una camiseta enorme y por alguna razón le pareció un atuendo adorable.

—Adivina qué te traje.

Yixing notó que Junmyeon ocultaba las manos tras su espalda y arrugó su entrecejo mientras pensaba.

—Dame una pista —pidió.

—No es comida —Junmyeon aclaró y su sonrisa se ensanchó, sus ojos parecieron destellar.

—Entonces no sé.

—Es una deidad.

Yixing lo miró con confusión al principio, pero cuando le mostró lo que había estado ocultando, la confusión se convirtió en una mezcla de incredulidad e ilusión.

—Qué bonita —musitó tomando la orquídea de la que colgaban algunas flores de un rojo muy encendido—. No tenía de este color.

—Lo sé —Junmyeon murmuró.

En el vivero habían varios colores o mezclas de colores que Yixing no tenía, pero temió parecer muy intenso si las compraba todas. Eligió ese color porque le gustaba cómo el rojo le sentaba a Yixing.

—¿Pensaste en algún nombre? —Yixing preguntó.

—Hathor —Junmyeon respondió de inmediato. Señalando las flores que colgaban una a cada lado—. Aquí están sus cuernos.

Hathor era la diosa de la alegría, entre otras cosas, y como Yixing se sentía tan feliz repentinamente, pensó que el nombre le iba de maravillas.

También era la diosa de la belleza... y del amor, pero no iba a pensar en ello, no mientras Junmyeon y su encantadora sonrisa estuvieran alrededor.

La presencia de una mujer interponiéndose entre ellos le recordó a Yixing que no estaban solos.

—Buenos días —Junmyeon saludó cortésmente a la mujer al notarla.

MINE [Sulay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora