30. Prometidos.

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Yixing abrazó su pequeña maleta con provisiones para el camino mientras Junmyeon ponía el equipaje en el maletero. Revisó los veinte mensajes y cincuenta fotografías que tenía de Minseok e intentó responder a todos con la mayor honestidad posible, mientras iba tachando de una lista mental todo lo que quedaba acordado. Estaba tan ocupado ayudándole a su amigo a escoger colores, texturas y demás que no estaba prestando la más mínima atención a Junmyeon o al camino.

—¿Yixing? —Junmyeon lo llamó suavemente sacándole el móvil de la mano.

Yixing por fin notó que se habían detenido. Miró alrededor con confusión, estaban en el estacionamiento de uno de esos centros comerciales para gente rica.

—¿Qué hacemos aquí?

—Solo una pequeña estación.

—¿Para qué?

—Yixing, yo... No quiero ir por ahí diciendo que eres mi prometido si no lo eres realmente, así que quiero preguntártelo formalmente.

—¿Estás intentando tomar ventaja de nuevo? —Yixing preguntó dándole una astuta mirada—. Tú quieres que nos casemos.

Junmyeon sonrió con culpabilidad.

—Me atrapaste.

—¿Acabas de salir de un pésimo matrimonio y ya quieres lanzarte a otro?

—Yixing, mi matrimonio con ella fue un error, visto en retrospectiva lo fue desde el principio; si me hubiera sentido con ella la mitad de lo feliz que me siento a tu lado, habría sido un largo y feliz matrimonio.

Yixing lo miró fijamente.

—¿Estás seguro de esto? ¿No es muy pronto para...?

—Yixing, yo estoy estoy completamente seguro de querer estar contigo, aunque parezca apresurado. Créeme, si me ofreces tu mano y me pides hacer cualquier locura te acompañaré sin dudarlo un instante —Junmyeon hizo una pausa para tomar su mano y acariciar sus dedos—. Aquí lo importante es si tú quieres.

Junmyeon puso un beso en el dorso de su mano y lo miró a los ojos.

—¿Quieres, Yixing? ¿Quieres casarte conmigo?

Yixing lo miró a los ojos y supo que si tomaba su mano, lo miraba de esa manera y le pedía hacer cualquier locura él también accedería sin dudarlo.

—Al diablo —Yixing murmuró y le tomó el rostro—. Sí, quiero.

Junmyeon lo besó con efusividad, tanta que Yixing tuvo que apartarlo para poder respirar.

—Oye —se quejó sin aliento.

Junmyeon sonreía como si se hubiera ganado la lotería.

—Ven, tienes que escoger tu anillo —anunció y se bajó del auto.

Yixing lo observó con confusión. Mientras intentaba ordenar sus pensamientos y deshacer el caos que eran su corazón y sus pulmones, Eris le lanzó un golpe a las costillas.

—Ya voy, niña avariciosa.

—¿Qué sucede? —Junmyeon preguntó luego de abrir la puerta y ofrecerle su mano—. ¿Con quién hablas?

—Con tu hija, es igual que tú.

—¿Tú crees? —Junmyeon preguntó con una enorme sonrisa mientras lo ayudaba a salir del auto.

—Estoy seguro.

Caminaron hacia la Joyería con Junmyeon casi dando saltos de emoción y no tardaron demasiado. Yixing no sabía prácticamente nada de Joyas, así que acabó eligiendo una preciosa sortija un poco más ancha de lo normal a la que Junmyeon no dejaba de echarle miradas.

MINE [Sulay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora