El sábado Yixing despertó más tarde de lo usual. El sol entraba por la pared de cristal y estaba solo en la cama. Se desprendió de las sábanas y después de una visita al sanitario salió de la habitación. El ruido en la cocina, y especialmente el maravilloso olor, guio sus pasos, pero al llegar se detuvo con los ojos redondos. Junmyeon estaba ahí, haciendo el desayuno, vistiendo unos pantalones deportivos y un delantal, era todo.
Yixing se mordió el interior del labio inferior mientras lo observaba remover algo en una sartén. Como no podía solo quedarse a mirar, fue hacia él y acarició su espalda.
—Buenos días —Junmyeon lo saludó sin desatender la comida.
—Buenos... buenísimos días —Yixing murmuró deslizando sus manos por los costados de Junmyeon para acariciarle los pezones.
Junmyeon se dejó hacer sin descuidar su tarea, aunque las suaves caricias en su pecho y los besos que Yixing estaba poniendo en sus hombros no tardaron en encenderlo.
—¿Qué vamos a comer hoy?
—Huevos revueltos con jamón, queso, tostadas, jugo de naranja, manzanas y... ¿quieres algo más?
—Conejo —Yixing susurró cerca de su oído.
Junmyeon sonrió y se giró. Yixing lo miró con hambre, aunque por primera vez no parecía en absoluto interesado en la comida.
—Siéntate ahí y espera a que termine —Junmyeon le pidió señalando la barra desayunadora.
Yixing se sentó, tomó un trozo de una manzana que Junmyeon había cortado y repartido en dos platos y empezó a comérsela sin quitarle los ojos de encima. Mientras observaba sus fuertes brazos y sus pectorales que el delantal blanco no alcanzaba a cubrir del todo, no pudo detener a su imaginación, ni a la erección que surgió de sus descontrolados pensamientos.
Junmyeon se acercó de pronto. Puso sus hábiles manos sobre la barra y sus brazos se tensaron haciendo saltar un poco sus bíceps.
—Yixing, tengo los ojos acá arriba.
Yixing alzó su mirada y se encontró con los ojos de Junmyeon. Había una chispa traviesa en ellos y una clara invitación en su risa de costado.
—¿Te sirvo ya o...?
—Después —Yixing respondió sin dudar.
Los labios de Junmyeon se curvaron un poco más.
—Pero te ves hambriento —señaló.
—Estoy muy duro —Yixing musitó, sonaba urgente.
Junmyeon rodeó la barra y fue hacia él. Lo hizo girarse y le tomó el cuello para sostenerlo antes de tomar sus labios en un vigoroso beso.
Yixing gimió y se aferró a los brazos de Junmyeon al sentir una de sus manos colándose bajo su ropa para acariciar su erección. Jadeó por la falta de aire y Junmyeon liberó sus labios para pasarse a su cuello, en donde chupó y mordió suavemente mientras él no podía hacer mucho más que retorcerse emitiendo una sugerente melodía de gemidos, quejidos y jadeos.
Junmyeon tiraba con insistencia, concentrándose en el glande.
—Mírame —le pidió. Yixing tenía el rostro colorado y los ojos nublados por el placer. Su mirada recorrió primero el cuerpo de Junmyeon y después enfocó su rostro—. ¿Quieres ir a la habitación?
—No —Yixing negó sin aliento—, aquí.
Junmyeon sonrió, no esperaba menos de él. Lo ayudó a ponerse de pie. Le bajó las prendas inferiores y lo giró de nuevo hacia el desayunador. Yixing apoyó sus antebrazos sobre el granito y echó su trasero hacia atrás, ansioso por ser tomado.

ESTÁS LEYENDO
MINE [Sulay]
FanfictionKim Junmyeon era un hombre exitoso; a sus treinta y cinco años poseía su propia empresa, una casa enorme construida a su gusto, una cochera repleta de autos, una esposa envidiable y, por si todo aquello fuera poco, era muy apuesto, talentoso y caris...