MINE [Sulay]

4. Ilusión.

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Cuando estuvo recuperado de su desmayo, Yixing fue llevado a una habitación oscura en donde le harían el ultrasonido.

Se sintió muy nervioso al descubrir su vientre frente a los esposos Kim. Por suerte, todos, especialmente el doctor, eran muy amables con él. Eso ayudaba. Luego de colocarle un gel frío en la panza el doctor le regaló una sonrisa y deslizó un transductor de un lado a otro hasta encontrar al bebé. Suponía que en la pantalla podía verse el pequeño ser que crecía en su interior, pero él no pudo distinguir nada entre las manchas blancas y grises en la pantalla. Sin embargo, el pecho se le llenó de un sentimiento que nunca antes había experimentado, era algo como una mezcla de ternura, ilusión e incredulidad.

Ahí estás, pequeño ricachón.

El doctor Kim les explicó a todos paso a paso lo que hacía, mientras señalaba las partes del cuerpo del bebé, las medía, y aseguraba que todo marchaba con normalidad. 

Yixing se sentía extraño, era emocionante saber que una vida se formaba en su vientre y, al mismo tiempo, sentía que no era correcto emocionarse por un hijo que no le pertenecía. Le dio un rápido vistazo al señor Kim y de alguna manera le consoló notar la ilusión en sus ojos. Aunque, cuando esos ojos como luceros se posaron sobre los suyos, su estómago se comprimió de forma dolorosa.

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—Vamos de compras —Junmyeon sugirió al salir de la clínica.

Su esposa lo miró con extrañeza.

—¿Qué quieres comprar?

—Las cosas para el bebé —Junmyeon dijo con emoción—, he estado viendo algunas ideas para la decoración de su habitación y...

Su esposa le tomó una mano y la presionó suavemente.

—¿No crees que aún es muy pronto?

Junmyeon frunció su ceño. ¿Pronto? Pero si ya venía en camino, en menos de seis meses lo tendría en sus brazos. ¿Cuánto más tenía que esperar?

—¿Y cuando será un buen momento? —murmuró desanimado.

—No lo sé, tal vez cuando tenga seis o siete meses, cuando estemos seguros de que vendrá.

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, no es poco común perder un hijo durante los primeros meses.

—Pero Jongdae dijo que todo estaba bien —Junmyeon musitó. Y de pronto el temor de perder a su hijo lo embargó.

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En su camino al trabajo, Yixing usualmente atravesaba el centro comercial para acortar el trayecto. Antes ya había notado la tienda en la que vendían cosas para bebé, normalmente no le prestaba atención, pero ese día al verla se acercó, arrastrado por un desconocido impulso.

Observó las vitrinas desde el exterior y sonrió. Habían muchas cosas, pero lo que acaparó su atención fueron las pequeñísimas prendas de vestir extendidas en el mostrador, rodeadas de peluches de ositos y diminutos zapatitos.

Sonrió sintiendo crecer la ilusión en su interior y acarició su vientre lentamente mientras imaginaba cómo su hijo se vería metido en el traje de marinero o en el vestido de flores amarillas si resultaba ser niña. Notó a una mujer que cargaba un bebé dentro de la tienda y de pronto sus sentimientos se volvieron amargos. ¿Qué hacía ahí imaginando cosas que no podría vivir? Dios, ¿qué clase de persona era? ¿Cómo había comprometido a su hijo de aquella manera? ¿Por qué se ilusionaba con verlo alguna vez si él mismo había accedido a entregar al niño justo después del parto, sin poder conocerlo, sin poder despedirse?