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🐉Narrador🐉

Hace 11 años


—¡Rápido! ¡Sube al auto de una vez!

La pequeña niña de apenas siete años mira confundida a su padre, no era normal que su padre estuviera en casa, o al menos estuviera sobrio y en sus cinco sentidos.

—¿Mamá no vendrá? —tímidamente la infanta pregunta buscando a su única fuente de cariño.

—¡Tu madre nos está esperando allá! —el hombre enfermo de abstinencia presiona a su pequeña hija para que suba a su viejo automóvil.

Su esposa lo había corrido de casa hace unos meses, prohibiéndole volver hasta que dejara toda la mierda que se inyectaba en las venas, cuando terminara con las deudas y su adicción a las apuestas.

Ella se había reusado completamente a seguir pagando las deudas de su esposo cada que los cobradores iban a su casa, amenazándola a ella y su pequeña.

Así que decidió nunca más volver a pagar un peso por ese hombre que le quitaba más de lo que algún día fue capaz de darle.

—Está bien papá— la pequeña Sooyeon acepta temerosa a hacerlo enojar —¿Podemos llevar a Byul con nosotros?

El pequeño gato blanco observa a su pequeña humana desde la banqueta.

—¿Byul? —el hombre pregunta impaciente.

La pequeña señala con su manita al gato callejero que ella cuidaba y alimentaba todos los días.

—¡Cómo sea, pero sube al maldito auto!

Asustada, la pequeña toma al gatito entre sus brazos, abrazándolo con fuerza, ambos suben al auto en la parte trasera, olvidando por completo el cinturón de seguridad.

Inmediatamente, el hombre enciende el auto y arranca a toda velocidad violando todas las normas de seguridad vial que se le puede ocurrir.

—Papá, quiero ir al baño —la pequeña dice temerosa por la reacción del mayor, abrazando a su gatito esperando los gritos.

Pero los gritos nunca llegaron, no hubo gritos ni regaños.

En su lugar hubo llanto.

Llanto totalmente desgarrador y desconsolado.

Sooyeon fue incapaz de descifrar porque su padre estaba llorando, no parecía estar herido, tampoco parecía estar enfermo, así que no entendía por qué lloraba de una manera en la que solo un niño lloraría.

—Papá...

No hubo mucho tiempo de asimilar lo que paso, muchas personas no recuerdan nada antes de un accidente, pero Sooyeon lo recordaba bien.

Recordaba claramente como su padre tomo el volante de manera violenta chocándolo contra la viga que separaba los carriles en la carretera.

Recordaba como el auto se estampó en está perdiendo el control, haciéndolos volar en el aire de manera violenta.

Recordaba el dolor de cabeza que vino después.

Recordaba el pitido ensordecedor que le hacía llorar de dolor.

Recordaba el cuerpo inerte de su gatito al que se aferró incluso cuando los bomberos la sacaron del auto.

Recordaba a los adultos observándola preocupados cuando la subieron a la ambulancia.

Recordaba perfectamente cuando el mundo se silenció totalmente, cuando no puedo escuchar a su madre llamándola.

Recordaba el día en que su madre la entrego a los cobradores para saldar la deuda.

Recordaba como el señor Ryu interceptó a los cobradores en medio de la carretera.

Recordaba como el hombre extraño de traje gris la había rescatado del maletero de los cobradores.

Recordaba cuando el señor Ryu la llevo a su nueva casa.

Recordaba lo enojado que estaba Eunhyuk de compartir habitación con ella.

Recordaba cuando la vida empezó a doler menos cada que probaba la comida de la señora del restaurante que la cuidaba cuando el señor Ryu estaba ocupado.

Recordaba como finalmente fue a vivir con la abuela Haenyeo para tener una vida normal y tranquila.

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