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🎹🐱 YOONGI 🐱🎹
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Después de la carta y la flor de acónito coreano, no tuvimos nada de Jimin, ni una amenaza o una sombra que anduviera tras nosotros, es como si él hubiera desaparecido.

En otro universo eso sería bueno, significaría que todo termino y estamos fuera de peligro, pero en este universo su repentina desaparición no significa nada bueno, todo lo contrario, es como un mal augurio, una profecía que se acerca y pronto se cumplirá.

Así que las cosas están tensas.

La policía trabaja a regañadientes investigando de manera legal para el departamento de narcóticos, mientras el señor Ryu investiga en el bajo mundo con sus propios métodos.

Muy al pesar de la policía, los métodos clandestinos del señor Ryu dan mejores resultados que los del departamento de narcóticos.

Es un caos, todo el mundo quiere atrapar al Dragón, mientras la policía custodia todos los puntos de encuentro, la residencia del Doctor Park y cualquier lugar donde Jimin pueda acudir, el señor Ryu caza y manipula los antiguos seguidores del Dragón para poder encontrarlo.

Lo están acorralando, pero por alguna razón no está funcionando.

No podemos dar con Jimin, lo cual es la prioridad del señor Ryu, el laboratorio donde se fabrica el polvo de Dragón, es objetivo de la policía.

Por alguna razón, presiento que no lo estamos acorralando, sino lo contrario, él nos está acorralando a nosotros, por el momento deja que sintamos tener el control y cuando menos lo esperemos...

—-Catástrofe —-salgo de mis propios pensamientos cuando la linda voz de Sooyeon inunda haciendo eco en mi cabeza.

—-¿Qué? —-pregunto desde mi lado del aula, sentado frente al piano, practicando por última vez la pieza que presentaré en el recital de primavera.

—-Nada —-niega con la cabeza, está sentada en el escritorio terminando su portafolio para el concurso nacional de arte.

Tal parece que había olvidado añadir trabajos y hay una fecha límite para entregarlo, y si, efectivamente, la fecha límite es hoy.

—-¿Segura? —-pregunto inseguro. Por su expresión sé que está estresada, mantiene los hombros tensos, el ceño fruncido y este insistente movimiento de sube y baja con su pierna derecha, demostrando lo ansiosa que esto la pone.

Derrotada, deja caer los hombros, y por fin me mira a la cara, con este gesto suplicante, mientras sus labios hacen un puchero y sus cejas se elevan como cuando uno está a punto de llorar.

—-¿Me ayudas? —-lloriquea palmeando con insistencia su portafolio.

Niego con la cabeza divertido mientras me acerco a ella, sé que termino el retrato, pero se niega a mostrármelo hasta la exposición de arte.

No importa lo impaciente y suplicante que sea, ella no sede.

—-¿Qué paso? —-llego a su lado observando el montón de fotografías, dibujos a lápiz carboncillo y sus pequeñas explicaciones en el pie de las obras.

Todas estas obras están llenas de colores brillantes, trazos perfectamente alineados, son tan cautelosos, algunos empiezan con un trazo grueso y redondeado, firme, lleno de poder, pero al llegar a la punta se convierten una fina línea, delicada, etérea y perfecta, no encuentro ni un solo error en su arte.

—-Esto —-casi me ladra cuando lo dice, mira disgustada sus obras mientras las desparrama más sobre el escritorio. Su mano derecha sigue con ese sarpullido que le ocasionó el acónito coreano.

El sonido de tu voz | Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora