El sonido de tu voz | Min Yoongi

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🎨🌸 Sooyeon 🌸🎨
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La abuela Haenyeo está muriendo, ella tuvo un infarto la semana pasada, de repente se desmayó mientras preparábamos la cena y su corazón se detuvo.

Han pasado apena una semana desde que me dieron de alta y ahora estoy de vuelta en el hospital, pero esta vez no soy yo quien necesita ayuda, es la abuela, ella yace postrada en la cama hospitalaria, totalmente desahuciada.

El daño es irreversible, incluso para una persona como yo y el daño surrealista al que me he enfrentado, ella no tiene esperanza.

La impotencia me consume al saber que los médicos no pueden hacer nada por ella, que su enfermedad nunca fue tratada adecuadamente y que ahora estamos ante lo inevitable.

Ellos me dejan estar con ella hasta que pase lo peor.

Ellos no esperan que sobreviva.

Yo tampoco...

Ella está tan cansada. Todo el tiempo está dormida y se queja de dolor, cuando despierta su piel es pálida y sus manos débiles.

Ella se sorprendió mucho cuando le contamos lo que le paso a Yoongi, estaba muy triste, ella lo aprecia mucho.

Recordó melancólica cuando él la ayudó a instalar un nuevo timbre en la posada, al día siguiente en que vende su abdomen lleno de moretones, y la innumerable cantidad de tazones de arroz que ella siempre dejaba para él.

La abuela Haenyeo lo hecha de menos, tanto como a Yoonseok.

Verla ahora, tan vulnerable y débil, me rompe el corazón. Todo lo bueno en mi vida se está desvaneciendo y no puedo hacer nada al respecto.

Las lágrimas inundan mis ojos mientras me mantengo a su lado, aferrada a su mano en un intento desesperado por transmitirle algo de consuelo, aunque sé que no es suficiente.

El peso de la preocupación se cierne sobre mí, ¿cómo podré seguir adelante sin ella? ¿Cómo podré superar todo esto sin volverme completamente loca...?

Con cuidado, me siento en la cama de espaldas a ella y le entrego unas tijeras para cabello.

--Tú siempre me dijiste que el cabello guarda recuerdos --hablo mientras la observo de reojo por encima de mi hombro. Ella está muy confundida, pero toma las tijeras --Él no puede recordarme, así que no tiene sentido que yo lo recuerde. Quiero eliminar la mayor cantidad de recuerdos que pueda, tal vez así pueda dejarlo ir...

Mi voz se quiebra, niego furiosa conmigo misma, ya me harte de siempre estar llorando. No quiero llorar por cada mínima cosa que me recuerde a Yoongi.

Él está bien, es mejor así...

--Mi niña --con dificultad mi abuela se incorpora, abrazándome por la espalda, su abrazo en extremo débil no ayuda a mi melancólico ser, esto solo me aflige más.

Con todas mis fuerzas retengo mis sollozos mientras siento mi cuerpo temblar bajo sus brazos.

--Que Yoongi no pueda recordarte, no significa que no te ame --frunzo el ceño mientras dejo caer la cabeza, ocultándome --Uno nunca conoce dos veces a alguien, incluso si se trata de la misma persona. Aunque él ya no sea él mismo, siempre será Yoongi.

Mis labios tiemblan con fuerza, asiento débilmente con la cabeza.

Desde que me dieron de alta no he querido llorar frente a ella, no quiero preocuparla, aunque sé que ella siente mi dolor. Así es como funciona, son cosas que las abuelas saben, solo lo saben.

--Aun así, me gustaría que cortaras mi cabello --sorbo con fuerza mi nariz, intentando que mi voz sea fuerte, aunque no lo logro --Siempre te queda bonito...

Soy patética.

--Te lo he dicho desde que llegaste a mí, tan pequeña y asustada de todo --la abuela rompe nuestro abrazo mientras toma las tijeras, con lentitud las acerca a la trenza de cabello que yo misma prepare --Que tengas que dejarlo ir no significa que tengas que olvidarlo.

Un escalofrío me estremece cuando las tijeras comienzan a cortar las hebras de mi cabello.

--El que dejes ir, debe convertirse en la forma en que tu corazón convierta tus recuerdos en la mejor versión de ellos. No debe pesar, ni doler en tu corazón, debe sentirse tan bien como cuando los obtuviste, ellos deben estar llenos de amor...

Muerdo mi labio con fuerza al escucharla.

Internamente, suplico porque todas estas emociones que me ahogan se vayan con estos mechones de cabello, realmente lo deseo, ya no quiero sentir...

Si el señor Ryu nunca me hubiera rescatado de los cobradores, la abuela no hubiera tenido que lidiar con una carga tan grande como yo.

Quien debió salir lastimada de esa manera debí ser yo. Si me hubiera rendido, si no hubiera luchado, habría muerto antes de que él me encontrara.

Necesito morir.

Cualquier cosa hubiera sido mejor que esto, mejor que su olvido.

Debí haber sido yo en su lugar, él no merecía nada de lo que sucedió...

Me gustaría que Yoongi me mire otra vez a los ojos mientras sonríe, necesito que me diga que todo va a estar bien, necesito eso, su alma mirándome a través de sus pequeños ojos brillantes.

Finalmente, las tijeras dejan de cortar, las capas de mi cabello, ahora corto, rozan sobre mis hombros, casi suspiro tranquila cuando mi abuela me entrega la trenza de mi cabello muerto.

Mis manos temblorosas lo sujetan con fuerza, inevitablemente me rompo mientras abrazo la trenza sobre mi pecho. Puedo sentir la mano temblorosa de mi abuela sobando mi espalda en un acto que busca reconfortarme.

Me dejo caer sobre la cama dejando que ella me abrace, como cuando era pequeña y ella me abrazaba después de que los otros niños del barrio me molestaran por no poder oírlos.

--Shhhh --mi abuela soba mi cabeza con este amor infinito que me tiene --Todo estará bien, de ahora en adelante no tienes que preocuparte por nada, todo va a ir bien...

Torpemente, asiento con la cabeza. Oculta en su abrazo, me permito engañarme a mí misma y creer en sus palabras, solo por un minuto, necesito olvidarme de todo esto por un instante y fingir que todo será tan bien como antes.

Arrullándome en su abrazo, por primera vez en meses puedo suspirar con tranquilidad. Un suspiro entrecortado, lleno de emociones que me queman en la garganta mientras las lágrimas calientes empapan su bata hospitalaria.

Mi respiración se vuelve tranquila cuando logro controlar mi llanto sin sentido, como si todo el agotamiento emocional de los últimos meses me golpearan en este momento.

Mis ojos pesan, tengo mucho sueño.

Estoy tan cómoda en sus brazos que me dejo ir, quiero dormir, necesito dormir.

No hay cosa que desee más que dormir por toda la eternidad junto a ella.

Agotada por la carga emocional, finalmente dejo que el cansancio me venza. Me sumerjo en un sueño lleno de pesadillas mientras sostengo la mano de mi abuela con la esperanza de que, al menos en mis sueños, pueda encontrar algo de paz.

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