Un loco para papá

Capítulo Final: Damos lo mejor que podemos.

(¿Recuerdan que le dije que el capítulo anterior era el final?... bueno, este es el capítulo final solo fue una broma XD)

Thiana siempre vio a su padre como un modelo a seguir; siempre se levantaba cada que caía y siempre ponía una sonrisa ante las circunstancias.

Cuando tuvo 6 años le enseñó a andar en bicicleta, cuando tuvo 8 siempre le ayudo con sus tareas y jugaba con ella los juegos más estúpidos y aburridos que a Thiana le gustaban. Cada vez que se enfermó su padre estuvo ahí, pudiendo contratar personal o enfermeras para cuidarla, él prefería llevarla en brazos a cerrar contratos, él prefirió cambiar las fiestas por cuentos para dormir en la cama sobre princesas y príncipes azules.

Nunca pensó en eso hasta que conoció su pasado en South Park, las cosas crueles e inhumanas que hizo y que seguía haciendo en algunos aspectos y siempre se preguntó ¿por qué con ella era una persona tan distinta?, ¿De verdad era por su mamá?

Ahora, enfrente de las dos hermosas tumbas que adornaban esa pequeña isla privada se atrevió a preguntárselo por primera vez.

-Tu madre y mi madre eran unos panes de dios que no merecían el monstruo que fui con ellas. -Admitía limpiando las dos hermosas tumbas llenas de flores y vida que adornaban ese lugar solo para el descanso de ellas, Liana y Heidi Cartman. -No tuve padre y nunca supe como serlo... solo hice lo mejor que pude Thiana.

-Y lo haz hecho excelente papá, no estaría más feliz de haber tenido un padre tan maravilloso como tú. -Aseguro Thiana agachándose a la altura de su papa que estaba hincado enfrente de esas dos mujeres. -Y yo creo que ambas estarían felices de verte feliz nuevamente, ¿verdad?

Cartman rio, su hija era muy perspicaz y ya había arreglado todos sus asuntos en aquellos sitios como para tener una vida en más paz y en la tranquilidad que pudiera dar un lugar como South Park... donde llevaban 8 meses sin visitar.

-Heidi... mamá... -Eric no sabía por donde empezar. -Espero que estén bien, Thiana ha crecido hermosa y fuerte, oh es una niña increíble, mi luz.

Para Cartman, Heidi vino como un ángel a cambiarle la vida y, como una muestra de su infinita bondad se fue dejándole el mejor regalo del mundo en sus brazos, confiando en que lo cuidaría, como lo ha hecho hasta ese día.

-Quiero volver a intentar con un viejo amor de secundaria. -su hija lo abrazó fuerte, pues su voz sonaba rota. -Pero Heidi, siempre serás mi chica y mamá, prometo que esta vez lo haré bien y perdona todas las veces que lo hice en tu cuarto cuando era joven...

- ¡papá! Ni mi abuela ni yo necesitábamos oír eso. -Dijo la chica riendo y asqueándose saliendo al bote para regresar a casa.

Cartman rio y después de que su hija se fuera, volvió con su madre y su esposa.

-Hasta luego, prometo venir a verlas y seguirán teniendo todos sus lujos... yo tengo que ir a conquistar a un judío estúpido. -Cartman se paró limpiándose y se fue con su hija sin saber con dos sombras de luz sentadas cada una en su lapida lo veían a ambos con una cálida sonrisa.

- ¿Ya podemos irnos en paz verdad? -Le preguntaba a la mayor con un tono suave en su voz. -Estarán bien y ambos serán muy felices.

-Oh querida, eso ya lo son... -Respondió la madre viendo a sus hijos partir.

En South Park las cosas estaban mejor, Wendy había ganado la presidencia y ahora estaba por inaugurar el primer concurso de patineta de la ciudad, con la protección y debido cuidado, pero respetando aquella hora alta de la noche para hacerlo.

Bunny y Sídney estaba deseándole con sus pancartas mucha suerte a Leila y Leslie, ambas concursantes en el equipo femenil a lado de Priscila que también apoyaba a su amiga y todos los demás chicos pues eran las favoritas a ganar.