—Es un buen hombre, pero ha tenido mala suerte, además de muy poca vista para tomar decisiones —empezó a relatar Ave—. Roberto estaba prometido con Adela, la mujer a la que vamos a ver. Pero el día que conoció a su hermana pequeña, quedó prendido de ella como un tonto. Mónica, la pequeña, supo cómo seducirlo y convencerlo de que se escaparan juntos, pero lo que no sabía Roberto es que ella, en realidad, buscaba alguien que satisficiera todos sus caprichos y sus vicios, entre los que estaba la cocaína. Por lo visto él era capaz de hacer cualquier cosa por tenerla a su lado; rehipotecó su casa, malvendió una planta baja de sus abuelos y se fundió la herencia de su madre para intentar que Mónica fuera feliz. Cuando se quedó embarazada, Roberto pensaba que cambiaría de vida, que le entraría la sensatez y dejaría de querer llevar una vida de lujos y desenfreno por criar a su hijo, pero fue todo lo contrario. Empezó a tontear también con la heroína y todo lo que Roberto ganaba, ella se lo gastaba en fiestas, alcohol y drogas. Hasta que un día, los excesos se cobraron su factura; murió de una sobredosis.
—¡Joder! Parece una película —exclamó Daniel sobrecogido.
—Sí, y el resto de la historia también —continuó Ave—. Roberto trabajaba todo lo que podía para sufragar todas las deudas que Mónica había dejado, así como para mantener a su hijo. Hasta que llegó un momento en el que no podía con todo. Así que recurrió a lo que muchas personas desesperadas recurren; el dinero fácil pasando droga. Lo hizo un par de veces en territorio nacional y se libró por los pelos. Comprobó que así podría obtener el dinero que necesitaba. Le ofrecieron convertirse en mula y pasar la droga desde Colombia. En la primera intentona, lo detuvieron en el aeropuerto de Bogotá.
—Parece una película, pero la realidad vuelve a superar a la ficción.
—Así es. Y lo peor es que no sabe si conseguirá salir de aquella cárcel. Lleva ya dos años encerrado y todavía no ha habido juicio. Además ha caído enfermo, unas fiebres extrañas que el médico de la prisión no ha sabido identificar su origen. No te haces una idea de las condiciones de aquel lugar.
—He visto algún reportaje en la tele, pero siempre te queda esa pequeña esperanza de que no sea del todo real.
—Hasta que conoces a alguien que lo ha vivido, ¿verdad? La cuestión es que Roberto duda mucho de que salga de allí con vida y lo único que le preocupa es su hijo. Él sabe que con nosotros estará bien cuidado hasta que cumpla dieciocho años, si no lo adopta alguien antes, pero le gustaría dejarle un futuro más prometedor.
—¿Y quiere pedirle a su cuñada que se haga cargo del niño? —preguntó Daniel emocionado.
—No, bueno, en realidad sí, aunque cree que eso sería imposible. He sido yo la que le he convencido de que lo intente. Así que le pedí que le escribiera una carta explicándole todo lo que le ha sucedido, y eso es lo que voy a entregarle hoy.
—¿La has leído?
—Sí, Roberto me lo pidió y no pude parar de llorar mientras la leía. Aunque lo que más le preocupa es el futuro de su hijo, lo único que le pide a Adela es su perdón.
—Pobre hombre. Es lógico que la mujer no quiera hacerse cargo del hijo que su hermana tuvo con su prometido.
—Es posible, pero el amor no siempre es lógico—dijo Ave con esperanza—. Por lo que me contó Roberto, Adela y él estaban muy enamorados y ella siempre ha tenido un gran corazón. De hecho, su bondad, su encanto y su especial carisma es lo que siempre envidió su hermana pequeña, siendo más bonita y atractiva que ella.
—¿La suerte de la fea, la guapa la desea? —preguntó Daniel.
—Sí, supongo que algo así, porque en realidad Adela tampoco tuvo mucha suerte. Roberto le perdió la pista enseguida, aunque todavía tuvo tiempo de enterarse que, después de que él la abandonara por su hermana, lo pasó muy mal y tuvo una fuerte depresión. Ahora ya no sabe nada de ella y solo espera que sea feliz.
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Una para cada uno
Подростковая литератураTres amigos; tres vidas. ¿Tendrán una oportunidad para cada uno o querrán compartir la misma? Daniel sueña con ser escritor, pero el imprevisto éxito profesional en la agencia de publicidad para la que trabaja le hará replantearse sus deseos. Carlos...