Capítulo 0

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-06:00 a.m.-

Si pudiera decir la cantidad de veces que he oído esa alarma, les juro que fácilmente podría superar a la canción más escuchada de YouTube y Spotify juntas por la cantidad de visitas que tenga cada una, porque, tener la obligación de despertar tan temprano para ir a un solo lugar, quedarte ahí por casi 8 horas, volver a tu casa, completar lo que te quedó de ese día y finalmente ir a dormir para repetir esa secuencia por 5 días es más agotador que salvar al Universo de terribles criaturas extraterrestres o lunáticos genocidas.

Mi punto con este párrafo es transmitir mi odio hacia la vida en general, no solo a la escuela, porque cuando me gradúe, tendré que buscar un empleo y repetir la misma rutina que hacía en la escuela pero con mayores responsabilidades, lo cual arruina la poca felicidad que he podido tener unos pocos días.

De las veces que he sido feliz y he podido despegar mi mente de esta aburrida realidad han sido las oportunidades que he tenido para ver algunos capítulos de una serie de animación japonesa llamada "anime" por la cultura mundial, atrayéndome más los que contienen romance escolar, ya que me generan más emociones de los que podría tener viendo uno de acción o misterio.

Ver un anime como Oregairu, Nisekoi, o Date A Live, me generan tristeza y melancolía. Cuando veo un anime de romance escolar, mi mente se distrae y prefiere comparar las vidas de esos personajes con la mía.

Por ejemplo, Hikigaya Hachiman. Él se ha confesado románticamente a una compañera de clase y ha sido rechazado. Sin embargo, la vida, el destino y el guión decidieron compensar esa mala experiencia cruzando su vida con la de Yukino Yukinoshita, la chica más guapa de Sobu High, con la cual al principio confrontó como si fuera su más grande némesis.

A pesar de ello, sé perfectamente que Hachiman y Yukino terminarán juntos al final de la serie. Lo triste viene cuando veo recuerdos de mi vida, allí me dan ganas de llorar, ya que, no me he confesado, no me han rechazado y tampoco he interactuado con nadie tan importante como para declarar que con esa persona empezará mi evento canon.

Entre Hachiman y yo hay una inmensidad de diferencias que muchas personas podrían ver incluso sin usar una lupa o un microscópio. En pocas palabras, soy la definición perfecta de un perdedor, de un personaje extra, ni siquiera extra o de reparto, directamente soy el personaje menos trabajado de la vida real, y eso me entristece porque no puedo editarlo de ninguna manera.

-01/01/2024-

Es Lunes, 1 de Enero de 2024. Son las 6 de la mañana en Chile, 6 de la tarde en Japón y, el inicio del primer día del año para mí. Otro día más para aburrirme e imaginar mi vida en un anime como los que veo cada cierto tiempo.

No sé porqué lo hago, siempre que estoy sin hacer nada, a mi mente se le da la brillante idea de imaginarme a mí en los zapatos de un protagonista de un romance escolar, ya sea Fuutarou, Issei Hyoudou, Natsuki Subaru y demás. 

Con esas imágenes mentales también me deprimo, porque cuando regreso a mi realidad y veo mi alrededor me doy cuenta de lo gris que es mi vida si la comparo con esos personajes que acabo de mencionar en el párrafo anterior.

Hay veces que quisiera vivir mi propio romance escolar, que no sea igual al de un anime, eso sería pedir mucho, pero que tenga una pequeña inspiración de ello.

Aunque lo diga en voz alta, se lo pida a Dios o a Satanás, no va a ocurrir. El deseo que quiero que se cumpla es casi tan imposible como que Jeff Bezos tenga cabello en esa calva o que un protagonista de anime toque la puerta del baño en caso de haber alguien bañándose ahí, ambas situaciones son imposibles de cumplirse, por eso lo digo.

También han habido veces que he imaginado escuchar la voz de una deidad concediéndome ese deseo con una condición, la cual implica no meterme con ninguno de los personajes principales o hacer alguna estupidez que interrumpa la línea temporal original.

No hace falta que mencionen lo soñador, estúpido o drogado que estoy, sé lo que tengo, y no es estupidez, las otras dos cosas... es muy probable que sean verdad, aunque no tenga forma de probar la veracidad de mis palabras, con solo echar un vistazo a mi mente te darás cuenta que digo totalmente la verdad.

-Iquique, Chile-

Tras desactivar el despertador de mi celular, me levanté de mi colchón, ya que no tengo cama desafortunadamente, fui al único baño de mi casa para asearme y quitarme la calor que sentí durante la noche, que de fresca no tuvo nada. 

Si no eres argentino, peruano, uruguayo, boliviano o paraguayo, déjenme decirles que esta parte del año es de las peores. Pasar la Navidad y Año Nuevo con calor es peor que no tener nieve en mi ciudad. 

En Iquique, una ciudad casi desértica por lo seca que es gran parte del año, no llueve nunca, y lo único que cae es arena, unas chispitas y nada más, los mocos que tiran los niños por aburrimento al cielo.

Después de asearme y darle frescura a mi cuerpo, fui a la cocina a prepararme un rico té, unas tostadas y lo que sobró de la cena de fin de año, lo cual calenté en un horno por 5 minutos. Quizás se pregunten, porqué me estoy preparando un té si hace unos párrafos atrás me quejaba del calor como un niño de 5 años. La respuesta es sencilla; me odio más a mí mismo que a la calor que pueda llegar a sentir bebiendo esa taza de té caliente.

- Dale, Louise, sigo esperando tu hechizo de invocación... -dije en voz baja mientras buscaba un canal decente para ver en la madrugada.

Zero no Tsukaima, el primer anime que vi y el que más me ha encantado hasta la fecha. No solo es una simple serie con magos y criaturas fantásticas, también te transmite lo que se podría sentir si vivieras una experiencia similar a la del protagonista, Saito Hiraga.

Desde que vi por primera vez ZNT, no he parado de imaginarme siendo convocado o llamado por Louise para ser su Espíritu Guardián, protegerla de lo que sea que le atormente y, volverme el protagonista más poderoso que me gustaría ser.

- Sigo soñando despierto... -dije y le di otro sorbo a mi té, disfrutando el líquido pasar por mi garganta.

Ser un gran soñador como yo lleva sus desventajas, como por ejemplo, no poder hacer realidad esos sueños.

El ambiente que veo en mi mente no puede volverse real. Todo lo que veo no será real, ni aunque me muera y obtenga mi propio Isekai.

- Soy una completa mierda... -dije y le di el último sorbo a mi taza de té.

Me quedé ahí mismo, con la taza en mis manos, viendo directamente hacia el fondo del recipiente, imaginando muchas situaciones con este ambiente junto a algunos personajes de anime rodeándome o llegando a la habitación en la que estoy desayunando.

- Ojalá fueran reales...

...

Una Historia Muy DxD | [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora