28 - Nosotras

11 1 8
                                    

–Lo siento, no quise llorar –Yokune sin decir nada llevó una de sus manos a la mejilla de Kasane donde secó con su pulgar una lagrima que bajaba lentamente.

–Sí soy bastante tonta –Susurró, Kasane la miró con duda al no oír con claridad lo que había dicho.

–¿Qué dijiste? –Los ojos de Yokune bajaron a los labios de Teto que estaban algo rojos por el frío igual que sus mejillas, simplemente se quedó mirándolos –¿Yokune? –Y así como sus ojos habían bajado a los labios de Kasane, su propia boca siguió el mismo camino y terminó sobre los labios de la pelirroja.

¿Cómo reaccionar ante el beso de una persona a la que intentas olvidar? Kasane no sabía la respuesta a esa pregunta. Sólo se quedó quieta, paralizada al sentir otra vez el beso de Yokune que no parecía querer separarse, persistía en su boca el sabor dulce del pastel que habían compartido minutos antes, el contacto boca a boca era suave y de alguna manera cálido, un beso muy distinto a los de antes.

La pelirroja alzó un poco las manos llevándolas al pecho de la mayor queriendo alejarla, pero la mayor entendió ese toque como una respuesta positiva al beso, pensó que quizás aún tenía oportunidad y creyendo aquello envolvió a Kasane entre sus brazos reduciendo aún más el espacio entre ambas. La más baja estaba paralizada, su mente era un caos total, una mano de Yokune en su cintura y la otra en su nuca impedían que tan siquiera intentara alejarse.

¿Estaba bien ese beso?
¿Yokune la quería?
¿Ahora si le correspondía?
¿Y que hay de lo que ella misma sentía?

Pero por más hipnotizante que fuera, su parte racional seguía diciendo que estaba mal y con su pequeña fuerza Kasane empujó un poco a la mayor consiguiendo apenas separar sus labios. La más alta abrió sus ojos encontrándose con una imagen que no había visto en mucho tiempo: Kasane con la cara roja y unos ojos desorbitados llenos de confusión. De la boca de la más joven no salían palabras, la más alta por su lado no apartaba la mirada de Kasane, esa imagen de la más baja era algo que inexplicablemente disfrutaba. Algo quería salir de su boca, algo iba decir:

–Me gu... –Antes de tan siquiera poder concretar aquella palabra su boca fue cubierta por las pequeñas manos de Kasane recubiertas por sus mitones. Sin apartar la mano de la boca de Yokune, la más baja se alejó un poco de la mayor dando un paso atrás. 

–Ya es tarde, deberías ir a casa, buenas noches y gracias por traerme –Quitó la mano de la boca de la contraria y rebuscó en sus bolsillos las llaves para entrar a casa, Yokune no la dejaría ir tan fácil, ella misma estaba confundida y necesitaba de Kasane para aclarar su mente, después de todo era Kasane la que la había empezado a confundir en primer lugar, debía hacerse responsable.

–Hablemos, ¿sí? –Tomó la mano de Kasane alejándola del pómulo de la puerta lentamente.

–¿De qué quieres hablar? 

–Sólo... de nosotras, tu y yo y lo que tuvimos.

–¿Cuál nosotras? ¿Por qué quieres hablar de eso ahora?

–Porque sí, digo, han pasado muchas cosas entre nosotras y creo que debemos arreglar las cosas.

–¿Para qué? 

–Para estar bien, para que tu y yo estemos bien, sé que hice mal y quiero disculparme por todo eso.

–No me interesan tus disculpas, Yokune, de verdad que no.

–Sé que te he hecho cosas malas y no quiero que las cosas terminen así por mi culpa.

–pero, ¿por qué? de verdad que no entiendo porqué quieres arreglar todo ahora que ya no quiero nada.

"Solo físico"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora