Extra 1

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Habían pasado años, 3 exactamente, Kasane corría por los pasillos de su universidad apresurada sosteniendo entre sus manos un montón de papales, iba tarde a una conferencia que daría un fiscal reconocido. Mientras estaba en ello chocó sin querer contra el prominente pero de alguien dejando caer sus pales al suelo.

–¡Lo siento mucho! –Exclamó lanzándose a recoger sus papeles mientras torpemente intentaba acomodarse los lentes –No me fijaba por donde iba.

–No no, fue mi culpa por no poner estar en medio, lo sien... –Se interrumpió a sí misma la desconocida –Kasane... –Llamó, la mencionada levantó la cabeza encontrándose con los ojos bicolor de la chica de la que se había enamorado en sus últimos años escolares.

–Yokune –Dijo bajito sin poder creer a quien veía –Ha pasado un tiempo –Comentó volviendo a recoger sus papeles, su corazón latir a mil, había sido una sorpresa tan extraña ver a Yokune ahí luego de tanto tiempo.

–Sí, ha sido un tiempo –Coincidió la contraria ayudando con los papeles –¿Cómo has estado?

–Bien bien, gracias –Contestó. Ninguna se miraba, ambas se sentían algo descolocadas por la repentina sorpresa y por los sentimientos extraños que aparecían de repente –No sabía que estudiabas aquí. ¿En qué cerrará estás?

–Tercer año de arquitectura, ¿y tú?

–Segundo año de derecho.

–Sigues los pasos de tu hermano al parecer.

–Oh sí, lo veré en el tribunal en algunos años.

–Es bueno verte bien –Dijo suavemente extendido los papeles a Kasane que se había levantado al mismo tiempo que Yokune. El corazón de esta se detuvo un segundo, Kasane se veía tan hermosa con sus yeans negros ajustados a sus piernas y su camisa blanca suelta, su cabello rojizo suelto y unos lentes delgados y redondos adornando su cara más un maquillaje muy leve, casi imperceptible, su piel seguía igual de pálida, seguía delgada y su estatura era la misma, lo único que había cambiado era su semblante que ahora se veían un poco mas maduro, conservando solo un poco de ese toque infantil, y, por su puesto, seguía en ella ese aroma a fruta de verano.

–Entonces... creo que ya me voy, un gusto verte, Yokune –Finalizó y antes de que la contraria pidiera decir media cosa, se fue esta vez más apresurada que antes. El corazón de Yokune latía fuertemente.

–¡Ruko, vamos tarde! –Escuchó tras de sí a su amiga Seeu –¿Ruko? –Preguntó extrañada al ver a su amiga sin reaccionar.

–Vi a Teto –La chica coreana abrió los ojos de par en par.

–¿estudia aquí? –Exclamó.

–está en segundo año de derecho.

–Vaya... –Fue todo lo que pudo decir Seeu, no sabia exactamente que más decir, sabía que Yokune no había podido superar al 100% a Teto y con solo ver la expresión en su cara podía saber la impresión que la más baja había dejado en ella –Vamos, se nos hace tarde –Tiró un poco la ropa de Yokune, esta la siguió por detrás sin decir mucho.

Sentía como su pecho se llenaba de los mismos sentimientos que había tenido años atrás: esa sensación de hipnosis hacia la chica de ojos, algo de arrepentimiento por lo que había hecho tiempo atrás y la necesidad de de aferrarse a la cintura de la más pequeña y fundirse en sus brazos olvidándose del mundo que la rodeaba.

El resto del día no se concentró en sus clases y mientras hacia la maqueta de in trabajo se cortó levemente el dedo. Imposible dejar de pensar en la pelirroja, se preguntaba si ya la había superado, quizás había conseguido novio, Rook se veía interesado en ella, tal vez se había hecho pareja, se preguntó si sus padres habían arreglado las cosas con ella viendo que estudiaba una carrera importante, se veía muy bien, de alguna maneras relajada y feliz.

"Solo físico"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora