Capítulo 9 - Ceremonia

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Observaba por la ventanilla del carruaje, admirando los bellos paisajes urbanos que había, aunque la mirada de las personas que había en las calles le incomodaban, pues eran miradas de prejuicio y desaprobación. En parte lo entendía, estaba sucio y desalineado, pero poco era lo que podía hacer al haber estado tanto tiempo encerrado. Pero lo que más le preocupaba ahora era otra cosa. No había comido nada en días y el movimiento del carruaje lo mareaba, haciendo que le entraran ganas de vomitar. Pese a eso, intentaba mantener la compostura. Viajó solo todo el trayecto hasta el castillo, y sintió un gran alivio cuando llegó, pues el carruaje se había detenido. Estuvo dentro unos cuantos minutos hasta que un guardia le abrió la puerta y pudo bajar.

Había, finalmente, llegado al castillo. Estaba maravillado por la gran arquitectura de aquella estructura bellamente adornada con esculpidos y estatuas, podían notarse el color blanco brillante del mármol. Los otros carruajes ya no estaban, tampoco estaban los reyes ni los príncipes, lo que le llamó mucho la atención. Unas mucamas se acercaron a él, intentando disimular la cara de asco que tenían debido al olor que Theo emanaba. Se sentía avergonzado, pero las comprendía, ni él mismo soportaba su peste.

Las mujeres lo acompañaron hasta un baño, donde le prepararon una bañera llena de agua caliente. Finalmente, después de semanas, Theo podía darse un baño con tranquilidad. Comenzó a desvestirse, las mujeres tomaron los harapos con los que estaba vestido y los tiraron dentro de una cesta para luego quemarlos, él estaba algo avergonzado por que las mujeres fueran a verlo desnudo, pero ellas se dieron la vuelta, respetando su privacidad. Se metió en la bañera, y cuando estuvo completamente cubierto por el agua jabonosa, comenzó a relajarse, sintiendo la agradable sensación que el agua le daba.

Comenzó a tallar su piel con una esponja, buscando quitar toda la mugre que llevaba acumulada en esas cuatro semanas en cautiverio. Aunque aquello era una tarea que normalmente no le llevaría mucho tiempo, ahora era algo agotador, pues no tenía la energía suficiente para poder hacerlo de manera veloz. Tardó mucho tiempo en tomar aquél baño, y al salir de la bañera estaba completamente cansado, apenas podía mantenerse en pie, por lo que las sirvientas lo ayudaron a vestirse para luego llevarlo hasta sus aposentos.

Sus aposentos eran una habitación empapelada con exquisitos diseños de prímulas rojas y blancas, con paneles de madera que iban desde el suelo hasta la altura de la cintura. Era una habitación grande, con una cama de tamaño matrimonial, adornada con un reposa cama tapizado en terciopelo rojo, decorado con cortinas que impedían que los insectos se subieran a molestar cuando uno dormía. Había dos grandes ventanales que daban la vista hacia los jardines reales, lo cual le permitía observar el hermoso paisaje. La habitación también contaba con un lujoso escritorio, equipado con todo lo necesario para realizar el papeleo que un noble necesitara hacer, algo que, por supuesto, él no necesitaría, pues no tenía tales responsabilidades.

Pero, a pesar del lujo del que estaba rodeado, no todo era agradable. Le trajeron la comida a la habitación, dejando los platillos sobre la mesa que había en el centro de la misma. Eran toda clase de platillos exquisitos, con elegante presentación. Ciertamente, nunca había visto tanta comida en una sola mesa en toda su vida. Se apresuró a sentarse para deleitar aquellos platos, pero el mes en cautiverio con mala alimentación le pasaría factura. Apenas si pudo ingerir una pierna de pollo que, de todos modos, terminó por vomitarla en el baño, baño al que daba su habitación.

Las sirvientas se preocuparon por aquella reacción, preguntándole si lo que había comido no era de su agrado. Lo negó, pues aquella comida sabía deliciosa. Se sentía apenado, avergonzado por haber vomitado la única buena comida que había ingerido en todo un mes. Sólo esperaba que su próxima comida no fuera a hacer lo mismo, pero no podía estar más equivocado.

Ciel Rose - El elegido corruptoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora