Capítulo 22 - Aquella mariposa

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Podía observar desde la lejanía, a través de los cristales de la ventana, cómo comenzaban a llegar aquellas tropas a su reino. Decenas de marus, centenares o miles quizás. Todos ellos comenzaban a caminar por las calles de su preciado país, y lo hacían con total libertad. En un inicio, el pueblo entero se había mostrado en contra de esta decisión, pero, al saber la gravedad del asunto, todos tuvieron que aceptar que aquello sucediera.

Incluso, la reina proclamó que, aquellos marus que estuvieran ocultos en todo el reino, aquellos que vivieran con el temor de ser condenados, serían perdonados de todo delito pasado, presente y futuro, si decidían luchar junto al ejército brisno, pues serían honrados como héroes de Clarencia. Al principio, muchos se mostraban reacios a la idea, pero Sephire, una mera sirvienta a ojos de los ciudadanos, fue la primera en tomar la iniciativa, revelando su condición de marus. Claramente, el rey encolerizó al saber que una sirvienta tan cercana a su hijo fuera una marus durante todo este tiempo, pero nada podía hacer debido a la proclamación de la reina. Actualmente, él solo era un mero adorno en toda la situación, la reina le había quitado todo poder de decisión.

La joven apartó la vista de la ventana, volteando a ver a su escolta. "Escolta". ¿Aquella palabra aún tenía valor? ¿Aún podía considerarlo tal? Quizás debería comenzar a referirse a él como su compañero, pues es lo que él sería a partir de ahora. En los días pasados, Theo le confesó el motivo por el cuál habían entrado a Clarencia en un principio. Al inicio, estaban meramente de paso, pues el país estaba de camino hacia la región de Lizen que, inicialmente, iba a ser su destino principal, pues debía encontrar a su verdadera familia que, creía que se encontraría allí. Sin embargo, por los eventos ocurridos tuvo que permanecer a su lado. Así que, además de acompañarla en aquél difícil viaje hasta aquella región, podría usar el viaje para cumplir con su objetivo inicial y, aunque al inicio estaba emocionado por esta idea, su semblante cambió al saber que su hermana, Sephire, decidió quedarse para proteger a Orleph. No podía culparla ni reprocharle nada por aquella decisión, él también tomó la decisión por amor.

Theo terminó de empacar sus cosas en el bolso que baúl que llevarían. Si bien no tenía muchas cosas, Rihanna se preocupó por llevar cambios de ropa suficientes para el viaje. Cerró el baúl y miró a la joven con cierta melancolía, era el momento en que debían partir. La joven se puso de pie y asintió, su compañero tomó el baúl y comenzó a caminar hacia fuera, deteniéndose en el marco de la puerta al darse cuenta que Soleil no la acompañaba. La joven se había quedado contemplando su habitación, ahora que realmente le tocaba asumir el papel para el que toda su vida se preparó, se dio cuenta que, en realidad, extrañaría aquella vida de comodidades. Al percatarse que Theo continuaba observándola, ella le hizo una seña para que se adelantara y él obedeció.

Cuando la dejó completamente sola, ella se acercó hacia su escritorio y sacó la llave que colgaba de su cuello, abrió el cajón y tomó el pequeño paquete de tela que había dentro, la desenvolvió dejando a la vista su collar de diamante y su espejo de mano. Se clocó el collar, prometiéndose a sí misma que no volvería a guardarlo dentro de un cajón. Besó el pequeño espejo de mano y susurró para sí misma: "Finalmente, emprenderemos nuestra aventura". Dejó el pedazo de tela dentro del cajón y guardó el espejo es su bolsillo, pero, antes de irse, sacó algo más del fondo del cajón, una pequeña cajita de color negro que, al abrirla, dejó ver un dije dorado con forma de sol. Dio vuelta aquél dije, viendo unos símbolos que se encontraban grabados en él. "Rose", susurró. Aquello era lo que la unía a su destino.

Abandonó la habitación, los sirvientes la observaban mientras caminaba hacia las puertas del castillo. Algunos la miraban con admiración, por la importancia de su papel en el mundo, sin embargo, otros la miraban con desprecio, lo cual era entendible, debido a pasar quince años de farsa, engañando a todos aquellos que alguna vez estuvieron a su servicio. Pero eso no le importaba, sabía que ahora todo dependería de ella. Quizás, la recordarían como una heroína, quizás no. No se preocuparía de ello ahora.

Ciel Rose - El elegido corruptoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora