1. La llamada.

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- Sí, ella habla., digame, ¿En qué puedo ayudarle?.-

La persona al otro lado del teléfono con voz tranquila y seria (como debe ser, usando un tono neutro, acostumbrado a dar este tipo de noticias), explicó a Irin el tema a tratar.

- Buen día, señora Irin, le estamos llamando de la funeraria "Descanso yo, descansen ustedes de mí", para avisarle que su hermana, la señorita Samanun acaba de fallecer y le ha dejado a usted como contacto para notificarle-.
- ¿Es broma?- dijo Irin sentándose despacio en uno de los banquillos de su barra de desayunador. -¡Apenas hace un par de días he platicado con ella y todo estaba perfecto con ella!, estaba un poco ebria, sí, pero no me comentó nada de su salud.-
- Señora de Vorratik, justamente no fueron cuestiones de salud, su hermana, como usted bien dice, falleció a causa de un desafortunado accidente-.
- ¡No me diga que de nuevo se montó ebria en su motocicleta!.-
- No señora, de hecho, al parecer llevaba una semana encerrada en su casa, de fiesta con sus dos gatos, y fué una caída de las escaleras lo que provocó su muerte, aunque, si quiere más información, las autoridades podrían detallarle el hecho.-

Irin soltó un suspiro pesado, tomando el puente de su nariz con los dedos pulgar e índice de su mano libre.

- Ok. Estaré allá hoy por la noche. Envíenme su dirección por favor, y gracias por notificarme. ¿Se requiere realizar algún pago, trámite o pendiente?.-
- No señora, todo está cubierto, la señorita dejó liquidado todo desde hace seis meses y pidió un paquete especial de servicios velatorios desde hace año y medio que nos contactó. Siempre dijo que no quería dejar pendientes ni molestias y que uno nunca sabe cuando se va a ir. Nada está pendiente, de hecho, después de avisarle a usted, tenemos programado avisarle a los demás familiares, aunque la indicación es la de esperar a que usted llegue para avisarle a su señora madre.-
- Entiendo, le agradezco mucho y nos vemos hoy por la noche.-

Después de colgar la llamada, bastaron diez segundos para que las lágrimas de Irin comenzaran a brotar, aún con ambos codos recargados en la barra, una mezcla de dolor, sentimiento, rabia, coraje, dudas y recuerdos inició esa media hora que estuvo ahí, sola en casa, hasta que su perro Tesla la obligó a entrar en acción, arrastrando los pies hasta su recámara, en el segundo piso, mientras subía las escaleras llamaba a su esposo, a su trabajo y posteriormente adquiría los boletos de avión para poder viajar en unas horas.

- ¡Inoportuna hasta para morirse!-, fue lo primero que dijo el esposo de Irin, que nunca llevó una relación "muy cordial que digamos" con Sam, pero al menos, por Irin y Chompoo, su hija, tenía claro (por que Sam se lo dijo en la cara hace años), que su comportamiento civilizado hacia él, debía agradecércelo a su esposa e hija.

- Seng, ¡por favor, era mi hermana!- le replicó Irin sin muchas ganas de discutir.
- Ok, de eso no tienes la culpa... ¿Quieres que te acompañe?, ¿La niña se queda aquí, verdad?.-
- De mal humor y si no te nace, prefiero ir sin ti, Seng, pero, la niña va conmigo, sabes que adoraba a su tía.-
- Y nunca entendí ¿Qué le miraba de fabuloso?, pero tienes razón, al menos por compromiso familiar, prometo cambiar mi actitud, por ti y Chompoo.-
- Ok, te agradezco. Ya mismo avisé al trabajo, me darán tres días, y se atraviesa el fin de semana para regresar con calma.-
- Yo no creo que me den tantos días, pero trataré, ¿A quién se le ocurre morir un martes a las...?-
- ¡Seng!, ¡carajo!-.
- Ok, lo siento.
- Te confirmo la hora, haré las maletas, paso por Chompoo al colegio y nos vemos en el aeropuerto.-
- Ok amor. Checaré lo del hotel, te veo más tarde, lindo día, te amo-.
- Bye Seng-.

Al colgar, a Irin le retumbaron en la cabeza las palabras de Seng "lindo día"... Sacudió la cabeza en negativa, tal parecía que le había dicho a su esposo algún chisme de farándula, le importó nada y menos que eso el saber que su cuñada había muerto. Le hizo un poco de ruido imaginar a su esposo tan frío e indiferente ante la muerte y el dolor ajeno, pero increíblemente no le sorprendió mucho.

- ¡Pinche vieja! Bien dijiste que te irías antes que yo, pero, espero que no hayas sufrido- dijo al aire mientras sacaba las maletas del closet para empezar a empacar.

Llamó a la pensión de mascotas, quienes fueron por Tesla y pagó una semana de estancia, pidió un taxi, el conductor subió las maletas, pasó por Chompoo al colegio, avisando de su ausencia a clases por el resto de la semana y ya de camino al aeropuerto le explicó a su hija que su tía "había partido al cielo" e irían a despedirla.

- ¿Tan pronto?, ¡mi tía es una mentirosa!- Dijo Chompoo mientras las lágrimas rebeldes rodaban por sus mejillas.
- ¿Por qué dices eso de la tía Sam, Chompoo?- dijo Irin algo sorprendida.
- ¡Ella prometió tirarse conmigo en paracaídas cuando yo cumpliera 18, y apenas cumplí 14!-.
- Mi amor, no creo que haya sido su voluntad mentirte, simplemente ocurrió un accidente y tu tía no contaba con eso, pero creeme que si ella siguiera aquí para tus 18 años, yo sé que cumpliría su palabra-.
- ¡Ella siempre cumple lo que promete!- Chompoo seguía llorando llena de impotencia, en estado de negación, hablando de su tía en tiempo presente.

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- ¿Quieres que cancele tu boleto?- le dijo Irin a Seng al notar su cara de fastidio mientras regresaba con Chompoo de etiquetar el equipaje.
- ¿Por qué dices eso, no ves que ya estoy aquí?- dijo Seng mientras rodaba los ojos, aventado como trapo en un asiento de la sala de espera.
- Pues con esa cara de trasero que tienes, cualquiera diría que tienes más ganas de morirte tú también antes que ir-.
- Ok, lo prometí. Trataré de manejarlo mejor-.
- Requiero un esposo, un apoyo, Seng, al menos por esta ocasión deja de comportarte como el hermanito menor de Chompoo, deja la actitud que has tenido en 12 de estos 15 años de matrimonio, por favor-.

Chompoo los miró, rodó los ojos, ajustó sus audífonos de diadema a su cuello, ajustó el amarre de las mangas de su sudadera a la cadera y al estar casi del tamaño de su madre, la rodeó por los hombros y pegó su frente a la sien de su madre.

- Es hora-, dijo a ambos y abordaron su vuelo desde Bangkok hacia Siam.

Por la noche, llegaron al hotel, mientras se instalaban, Irin se comunicó a la funeraria, y para su sorpresa, la misma se encontraba a unas cuadras del hotel, en una zona muy céntrica.

- Ok, en una hira estamos ahí, pasaremos a cenar algo y llegamos-.
- No se preocupe por la cena, señora Irin, eso también está cubierto, la señorita Sam dejó un menú y dijo que había escogido platillos favoritos de sus personas favoritas, la cena se sirve en el restaurante de la esquina, en la acera de enfrente, pero, aquí los esperamos para darles indicaciones.

Una Irin cada vez más sorprendida asintió, colgó la llamada, avisó a su esposo e hija que cenarían en unos momentos t se dirigieron hacia la funeraria.

El funeral de la tía Sam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora