6. Hace tres años.

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Sam iba saliendo de su oficina rumbo a su departamento, buscó algo cercano y encontró uno a su gusto en un edificio a seis cuadras de su trabajo. Le gustaba caminar por las mañanas para llegar despierta a la oficina, y caminar por las tardes para relajarse y, ¿por qué no decirlo?, alargar el trayecto a casa.

Una llamada entró a su teléfono, era Engfa. Era muy raro realizar una llamada entre ellas, a menos que fuese una fechoría o un problema, el resto de asuntos siempre eran en persona.

- Salón de la justicia, ¿cuál es su emergencia?- contestaba Sam algo divertida, le encantaba hacer reír a Engfa con sus ocurrencias al contestar, un día era una pizzería, otro un motel, dependiendo de la idea que pasaba de repente.
- ¿Dónde estás, Sam?-
- En Disneylandia, tomando mojitos con mickey y Jack Sparrow-
- Hablo en serio, idiota, tenemos un problema-
- ¿Quedaste embarazada? ¡Me dijiste que te cuidabas!-
- Jajaja, que no, imbécil, hablo en serio, necesitamos hablar, del caso Torre Caliente-.
- No me vengas!... Eso fue hace mucho Engfa, aún trabajabas para la fiscalía, yo sólo hacía misiones encubiertas y nada oficial. ¿Qué con ese caso?-.
- Invéntale lo que sea a Heidi, necesito que vengas-
- Mira, pequeña bestia: primero, yo no le pido permiso a nadie, segundo, tú no me mandas, no eres mi mamá, tercero, queda igual de lejos que vengas tú, así que te veo en cowboys en media hora, yo pago la primera ronda, terreno neutral, y ya yo veo cómo entretengo a Heidi, tú has lo mismo con Charlotte, o traela, me cae muy bien, mejor que tú y sabemos que ella puede guardar secretos y ser útil, no como tú-.
- Ok perra, en media hora-
- Besos mi amor-
- ¡Vete al carajo, pinche jota!-
- Jajajajaja va que va. Te espero-.

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Dos cigarros y un tarro de cerveza después, Engfa llegaba apresurada necesitada de aire por la rapidez con que subió la escalera hasta el privado del bar.

- Sigue fumando, anciana gorda inútil- dijo Sam mientras se encendía otro cigarrillo.
- ¡Vete a la mierda!- respondió Engfa entre risas y mostrabdo a Sam el dedo medio, mientras tomaba de su tarro de cerveza que ya la estaba esperando. Cuando recuperó el aliento se sentó junto a Sam, se abrazaron, se dieron un beso en la mejilla y después ordenaron otra ronda.
-¿Qué hay mana, cómo estás?- dijo casualmente Engfa.
- Es lo que digo, tuve que dejarle a Heidi una de mis tarjetas para que se fuera de compras y ya me duele la cartera sólo de pensae en cuanto me va a salir el chistesito de tomarme una cerveza contigo... ¿cómo estás? ¿Qué pasa con el caso Torre?-.
- El tipo acaba de salir-
- ¡No me jodas Engfa, era cadena perpetua por trata de blancas, extorsión, asesinato, evasión fiacal y no sé qué más milagritos!, ¡Hasta la vergüenza perdí al ser bailarina exótica por meses con tal de conseguirte las pruebas!-
- Ni te quejes, que de dinero no te fue mal, y de revolcones con media plantilla de bailarinas, mejor ni hablamos-
- Bueno, bueno, ¡deja ese tema que me regreso al tubo en vacaciones!- ambas soltaron una carcajada.
- ¡Vieja puerca, de verdad, contigo!. Pero, ya, poniendo seriedad al asunto, Kiangpiang no salió libre, se fugó, y al parecer ya nos tiene localizaditas a ti y a mi-.
- Pero, la única con placa oficial eras tú, y tu nombre nunca se mencionó, y yo, pues yo ni siquiera pertenecí nunca a la corporación-
- Por que no quisiste, tenías las pruebas aprobadas y el pase directo, además contabas con protección y eras la favorita de la jefa, en cuestión de misiones encubiertas y de...-
- ¡calla boca, animal! Eso nunca pasó ¿ok?-
- Qué puta eres hermana-
- Envidiosa, desgraciada-
- Tú no eras así, pero desde que se dejaron tú y Mon, te volviste el diablo en piel de mujer-
- Tenías que amargarme la cerveza- dijo Sam en tono bajo, y un nudo en su garganta le obligó a soltar un par de lágrimas que limpió de inmediato.
- Ya te dije, la universidad, trabajar encubierta, mi madre siguiendo mis pasos con lupa, proteger a Mon, fue mejor no entrar a las fuerzas-.
- Pues te ha valido para muy poco y nada, hermana, por que ese cabrón ya está planeando la manera de darnos cacería-.
- Ok, ¿qué procede?-
- ¿Tan tranquila lo dices?, ¿no has pensado en Heidi, mínimo en tus dos gatas que tienes como a tus hijas, o en tu madre?-
- Siempre me manejé como soltera y sin familia, y sabes que desde que me comprometí con Heidi y empezamos a vivir juntas mi madre no se me acerca a kilómetros-
- Ese tipo va a dar con nuestra ubicación pronto, y el baile se va a poner feo-.
- por eso, cachito de bestia, necesitamos soluciones, ¿a quién podemos contactar para información?-
- Desde que la jefa fue movida por seguridad yo renuncié y para ser honesta, dudo que ahora tengamos a alguien de confianza ahi dentro-
- Carmen y Ben, ¿Siguen ahí?-
- Cierto, también el perro y el suave, ¿no te digo? O el alcohol te lubrica las neuronas o juntarte conmigo te da chispas de inteligencia-
- Sobre todo juntarme contigo... ya anda, mueve las piezas con pinzas, habrá que diseñar el plan b por si el tipo no es recapturado pronto-.
- Vale, anda a tu nidito de amor antes que tu prometida te deje en banca rota-
- Suena tan lindo en tus labios, cariño-
- ¿Ya vas a empezar a jotear?, jajaja sácate a la mierda de aquí. Y quedamos en contacto mana. Cuidate y atenta desde ahora-.
- Ok, te bañas, perra.-
- jajaja vale, bye.-

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Al llegar al departamento, Heidi no se encontraba. Sam no le dió importancia y se preparó algo ligero de cenar, se dió una ducha y se metió a la cama. Heidi llegó de madrugada y oliendo a alcohol, con el labial corrido, para variar, y con aroma a otro perfume. Sam esperaba que en una de esas tantas salidas, a Heidi le diese por no regresar, pero su suerte no era tan buena, al menos le hacía gracia no ser la única cornuda en casa, ya que, desde que se enteró de las andanzas de Heidi, aventó la fidelidad por la ventana y a ella sí que no la habían descubierto.

Suspiró mientras le daba la espalda a su prometida ("El fin de semana me toca a mi", pensó) y se dispuso a descansar. Ya mañana pensaría en su plan b.

El funeral de la tía Sam.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora