¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
DÍA 07: CELOS VINSMOKE SANJI/MONKEY D. SABO
Sabo no entendía el malestar que sentía cada vez que miraba a sus dos hermanos estar muy al tanto del rubio de ojos azules, si, irónico porque el también es rubio y de ojos azules pero había una gran diferencia en las tonalidades porque el Omega de nombre Sanji brillaba como el sol ante sus gemas bendecidas por el mar y mechones de cabello que son iguales a hilos dorados.
Es tan raro y hermoso a la vez, quizás sentía un poco de envidia por ver a sus hermanos tan pegados al Omega, y no estaba mal pero esta vez si que estaba mal porque el Omega de nombre Sanji había venido a su hogar justamente cuando estaba irritado.
Soportando lo pegajosos que estaban siendo Ace y Luffy con la visita y su punto de quiebre fue cuando sus tontos hermanos decidieron invadir más del espacio personal del rubio y hundir su nariz en la pálida piel.
No tardó en golpear la mesa y llamar la atención de los tres en especial del Omega que se miraba confundido y apunto de preguntar si algo malo pasaba si no fuera porque actuó rápido y voto a Luffy y Ace afuera de su departamento.
Sabo se apoyo en la puerta en lo que escuchaba los golpes y las quejas de los otros alfas, no les tomo importancia y volvió hacia Sanji quien tenía una expresión para nada cómoda y hasta cierto punto temerosa si no fuera porque Sabo tomo sus manos y comenzó a repartir besos por todo el torso.
Mentiría si dijera que los colores no se subieron a la cara por tal muestra de afecto, sin embargo la suavidad de las demostraciones paso a ser un poco toscas al momento que el alfa rubio tiro de su cabello para tener su acceso al cuello pálido.
──Hermoso── dijo el alfa para besar también esa parte ──Que siento una molestia cuando mis hermanos ponen sus manos encima de ti.
Sanji al principio no entiende pero lo hace y no puede ocultar su sonrisa, ahora es su turno de tirar del cabello rubio y conectar sus ojos azules.
──¿Estás celoso?── pregunta entre divertido y confundido el Omega.
Sabo no está de acuerdo con que su cabello sea tirado de una manera igual de tosca así que suaviza su agarre.
──Demasiado── confiesa ──No soporto que pongan una mano en tí si estoy presente, en especial cuando tus ojos como el mar solo los mira a ellos.
El menor ríe divertido y abraza por los hombros al mayor, por primera vez encuentra divertido el comportamiento de uno de los alfas. Y a pesar de no conocer del todo a Sabo siente que lo conoce de toda la vida. Aparte que le encanta la tonalidad de sus ojos, son una mezcla del cielo y una laguna.
──¿Y dónde quieres que mire?── juega con la paciencia del alfa rubio, sus cabellos también son hermosos porque le recuerdan a la estación del otoño.
Sabo tienta su suerte y busca más del calor ajeno y del delicioso aroma.
──Mirame a mí── las palabras suenan posesivas ──Siempre a mí.
──¿Y si no estás?── Sanji también tienta su suerte.
──Mira a otro lado o busca el color de mis ojos en lo que más te recuerde.
Sanji no se podía imaginar viendo todo el rato el cielo o buscando una laguna en plena ciudad.
──Eso sería complicado.
──¿Por qué lo sería?
──Me gusta ver el cielo cuando está despejado y está adornado por nubes esponjosas pero verlas todo el rato causaría un accidente en plena calle── eso tomo por sorpresa a Sabo.
──¿M-mis ojos te recuerdan al cielo?
──Ellos lo hacen pero también a una laguna cristalina que no fue tocada por el hombre... Es tan hermoso que siento envidia.
Sabo por un momento se olvida respirar y siente que sus celos desaparecen un poco, una sonrisa triste se forma en sus labios porque es la primera vez que alguien mira más a fondo.
──Tus ojos son como el mar, tan azules que puedo ahogarme en ellos── el alfa también idólatra al Omega y lo abraza más fuerte, está seguro que mañana habrá una marca de sus dedos ──Y no me da miedo porque yo quiero perderme en ellos.
Sanji no puede soportar esas palabras y no puede con su vergüenza que mira a otro lado.
──Siento celos cuando otros también lo hacen.
El Omega interior de Sanji no puede dejar de saltar de alegría, porque le gusta lo celoso que puede ser el alfa rubio.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
