Cap 32: Vacío

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Sentado en el comedor, Reo tragaba bocado tras bocado de comida, la voz de su padre como un simple zumbido de una mosca sobre su cabeza.

La familia estaba reunida nuevamente, solo ellos tres, algo que muy raramente sucedía al tener padres tan ocupados como los suyos. Y cuando sucedía, normalmente estaban acompañados de una visita de negocios.

Podía escuchar a sus padres hablar alegre y amistosamente entre ellos, pero no de las cosas que hablaría una pareja normal, como lo podría ser hablar del clima o de su día. En esos pequeños y escasos momentos que tenían para compartir, su padres solo hablaban de negocios.

Pero el chico de pelo morado nunca pudo culpar a sus padres por excluirlo de la conversación o centrarse meramente en su empresa. Él sabía bien que mantener una empresa era difícil y se necesitaba la atención constante de ambos adultos.

Aún así, saberlo lo impidió el sabor amargo que se alojaba en su boca cuando los escuchaba hablar durante la cena familiar.

Ni siquiera se habían detenido para preguntarle si estaba bien o como había ido su día.

A veces Reo sentía que la empresa era mucho más importante para sus padres que él.

Por suerte, Reo fue muy maduro desde niño y comprendió las decisiones de sus padres.

Por qué preguntarle a tu hijo como iba en la escuela cuando podías hablar con tu pareja de formas de ganar dinero?.

Sin quererlo, eso hizo que Reo se resintiera contra si mismo, quería llamar la atención de sus padres, pero al mismo tiempo, no quería que se preocuparan demasiado por él, con miedo a que un día se cansarán de su presencia.

Esforzarse era todo lo que podía hacer. Ser el mejor hijo posible y prepararse para convertirse en el dueño de un empresa multimillonaria en Japón.

Nunca perdió el enfoque de lo que él creía que importaba, hacer feliz a sus padres.

En sus escasos 9 años, Reo tomo en cuenta muchas cosas.

Cada movimiento que hacía era observado atentamente por los medios, así que el de pelo morado era muy cauteloso.

Muchos padres agradecerían con gritos al cielo por tener un hijo tan bueno como Reo.

Reo nunca pidió mucho, nunca gasto el dinero en tonterías, era muy inteligente y responsable además de respetuoso, Reo se esforzaba por cumplir con las expectativas de sus padres.

Qué clase de persona no querría un hijo como Reo?.

Al parecer sus padres.

Ellos nunca se quejaron de Reo, o se mostraron inconformes con sus acciones o calificaciones, pero tampoco se mostraron orgulloso o felices por sus logros, tampoco dedicaron un minuto de su día a abrazarlo, decirle que lo amaban, que estaban orgullosos. Había días, semanas incluso, en que ni un saludo recibía de ellos.

Su indiferencia mataba lentamente a Reo, llegó un punto en el que no sabía si prefería el silencio ensordecedor de su gran mansión o gritos de odio que recorrieran su hogar, acompañados de objetos lanzados como proyectiles a la cabeza del otro.

Al final, decidió que la indiferencia era mucho mejor, así que siguió siendo el mejor hijo que pudo ser.

Todo su esfuerzo no pudo ocultar un hecho innegable, Reo estaba cansado, cansado de no ver los frutos de su esfuerzo, cansado de ser ignorado, cansado de existir.

Solo imaginar su futuro lo hundía en la miseria.

A diferencia de muchos chicos de su edad, Reo no quería ser el dueño de una gran compañía. Porque sabía lo que le esperaba.

Blue Lock: Conectando los GolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora