Halia
Odio lo guapo que se ve. Debería odiarlo, pero mi estúpido corazón me lo impide. Amo a Darem y se me es imposible sentir por lo menos un poco de odio hacia él. Sí, me utilizo, pero también me hizo sentir como nadie lo había hecho.
Retrocedo cuando intenta volver acercarse a mí, luce herido por mi acción. Bueno, ahora ambos lo estamos.
- ¿Qué haces aquí? -pregunto, juntando fuerzas para no dejar caer ninguna lágrima más.
-Vine por mi chica, ya que no estaba en nuestra cama cuando desperté. -rio amargamente al escuchar "mi chica"-Amor, háblame ¿qué es lo que ocurre? Todo estaba bien ayer cuando hacíamos el amor y ahora... ¿te arrepientes de lo qué pasó?
Debería decirle que sí para que me deje en paz, pero él sabría qué miento. Sabe leerme muy bien a pesar del poco tiempo que nos conocemos.
-No me arrepiento, -me muestra una sonrisa, pero no dura mucho- pero no voy a continuar con esto.
- ¿Continuar con que...? ¿Enojada conmigo? Perfecto, yo tampoco quiero que estés molesta conmigo. -se queda unos segundos detallándome, pensando si debe seguir hablando o no- En mi puta vida me ha importado ver a alguien llorar, incluso que no me quiera ver o hablar, pero tú... no puedo soportar ver eso en ti. Necesito que hables conmigo, amor. Lo solucionare. Lo solucionaremos juntos.
Sus palabras hacen que mis ojos ardan por las lágrimas que me niego a derramar, mi garganta comienza a arder por los sollozos que no me atrevo a soltar. Un corazón roto duele más que nada, más que el dolor físico porque una herida cicatriza, pero siempre sentirás una opresión en el pecho al recordar que perdiste a alguien que amas.
-Necesito que te vayas. -le señalo la puerta, esperando que se mueva. Internamente deseo que no lo haga, pero sé que eso es solo un pensamiento masoquista. -Mandare a alguna de las chicas a que vaya por las cosas que deje anoche. No te preocupes que será como si nunca hubiera estado ahí.
Se pasa las manos por el pelo, tratando de calmarse. -Quiero que estés ahí, cada vez que despierto, cada noche antes de dormir en nuestra cama. Quiero llegar del trabajo y que tu estés esperándome lista para poder hacer el amor. Quiero que después de que tengas un estresante día llegues a casa y te consienta con una cena o prepararte un baño caliente. Encargarme de los niños, mientras tú te relajas leyendo uno de tus libros en la biblioteca que YO construiré en nuestro hogar.
Siento las lágrimas que estuve reteniendo deslizarse por ambas mejillas mientras Darem continúa hablando. Suena perfecto todo lo que dice, yo también lo deseo. Pero ya me encuentro negando con la cabeza, mientras lo miro a los ojos, esos ojos verdes que jamás olvidaría en mi vida.
- ¿Por qué no? ¿Acaso hay alguien más...? -no logra continuar, como si la sola idea de imaginarme con otra persona lo volviera loco. - Ángel...
Ese apodo fue lo que me hizo explotar, imaginando que también se lo diga a ella. Pensando que también le hizo las mismas promesas a ella, hasta tal vez ya tengan un hogar juntos y ya estén esperando a su primer hijo.
- ¡Estas comprometido, Darem! -grito en su cara, desahogándome.
Se muestra confundido al principio, pero parece haberlo recordado después de unos segundos.
- ¡Tu prometida vino a visitarte esta mañana, prometida que está esperando un hijo tuyo!
-Yo no estoy comprometido con esa mujer, ni siquiera me acordaba de ella hasta ayer que mi padre vino a nuestra casa mientras dormías y me dijo que me había comprometido con ella para poder unir sus empresas.
Mi mente me lleva a esa mañana, cuando me desperté por un fuerte sonido. Era Darem golpeando la pared con sus puños, se encontraba furioso, pero se calmó en cuanto sintió mi tacto. Se relajó y se negó a decirme que pasaba, me dijo que él lo solucionaría.
¿Era la razón por la que se encontraba furioso? ¿Pero porque no me lo dijo?
Darem no había jugado conmigo. Antes de poder hablar el decide continuar: -Si no te lo conté fue porque no quería que te preocuparas, ya me encargue de esto. Créeme que jamás toque a esa mujer y tampoco nunca he sentido nada por ella.
Me sentía mal por desconfiar de él. No había hecho nada más que demostrar que le importaba, pero él también estuvo mal al ocultármelo, pudimos habernos ahorrado este mal momento.
-Lo siento por desconfiar de ti. -me acerca a él envolviéndome en sus brazos, descansado su mentón sobre mi cabeza- Pero no debiste haberme ocultado eso ¿sabes las molestias que pudimos ahorrarnos?
Siento su pecho vibrar a causa de la risa y lo siguiente que siento son los besos que me deja por todo mi cabello, mientras me aprieta más contra él.
-Sé que estuvo mal, amor. No te preocupes por el mal rato, se cómo solucionarlo.
Un grito se me escapa cuando me levanta dejándome sobre su hombro, se dirige a mi habitación cerrando la puerta al entrar, tirándome sobre mi cama.
Se coloca sobre mí, sin dejar caer todo su peso. Me deja un beso en los labios antes de pronunciar:
-Te quiero, pequeño ángel.
-Tambien te quiero, Darem.
No espera un segundo más antes de volver a besarme. Mi demonio si sabe cómo hacerme olvidar de las cosas.

ESTÁS LEYENDO
My music writer
Short Story#1 de la serie My school lover Darem Matthew es muy problemático y reservado. Lo único que le interesa es hacer su música y poder hacerle la vida imposible a su padre, pero eso cambia cuando le da un vistazo a una de las alumnas nuevas. Es el prime...