Capítulo 15

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Halia

Dios, juro que, si el día de hoy sale todo a la perfección, dejare de robar los dulces de Tamara y dejare de echarle la culpa a Thea. -pienso internamente, mientras me visto.

Acababa de salir de la ducha y solo tengo 10 minutos para alistarme antes de que mi madre llegué. Había sido una lucha con Darem para quedarme en el departamento de las chicas a alistarme aquí y esperarlo lista para presentarle mi madre.

Mi madre no sabía sobre mi relación con Darem, pero era consciente de su existencia. Le había comentado sobre él en una de nuestras llamadas, sobre cómo me había defendido de unos chicos en el almuerzo. Claro está que se lo dije antes de todo lo que ocurrió con él.

Me dirijo a mi tocador a peinarme cuando Thea entra a mi habitación lista para nuestra visita. Entra sin decir nada y así sigue hasta llegar a mi cama a recostarse en ella. Durante unos segundos pienso en preguntarle si se siente bien, pero se lo que me responderá y tambien se la verdadera respuesta, y tambien sé que, aunque trate de profundizar más en el tema, ella no dirá nada.

Me acerco a mi cómoda, abriendo uno de los cajones saco una caja de chocolates que siempre guardaba ahí para momentos como este. Se la entregó a Thea sin decir una palabra, gustosa lo acepta y me da una corta sonrisa antes de abrir la caja y embutirse dos chocolates al mismo tiempo.

No me molesto en pedirle uno, aunque se me caiga la baba por ellos, puedo notar que ella los necesita más que yo en estos momentos. Me dirijo hacia mi tocador para acabar con el maquillaje, termino de peinarme y colocarme unos aretes para levantar a Thea de mi cama y dirigirnos hacia la cocina.

Tamara se encuentra ya vestida, pasando la comida que pedimos en platos que están sobre la mesa. Como si nosotras lo hubiéramos preparado, sabemos cocinar, pero con todo el tema de la mudanza, Thea con su pésimo humor y despotricándolo haciendo pastelitos, además de Tamara terminando otra pintura más que le pidieron a través de su página web, el tiempo nos faltó. El tiempo y la paciencia obviamente.

Observo el reloj que esta a un lado de la cocina y puedo ver que mi madre esta a punto de llegar en unos pocos minutos. La mujer es puntual, algo que, por supuesto no herede muy bien, más bien herede lo tardón de mi padre, si llegara a tiempo a algún lugar seria sudada y despeinada.

Otra cosa de ella es que aprecia mucho la puntualidad y Darem aún no llega. Ni siquiera responde a mis mensajes. Estoy a punto de tener un ataque, pero me convenzo de que tal vez ya este por llegar o tal vez se arrepintió, esto es mucha presión para él y decidió no venir, terminar conmigo y en estos momentos este mandando a alguien con mis cosas porque la mudanza se cancela.

Dios, esto de sobre pensar es una mierda-pienso- Confió en él y la sonrisa que me dio esta tarde al plantearle esta reunión fue de orgullo. ¿Por qué le habrá enorgullecido? Ni que fuera a conocer a Taylor Swift.

Ayudo a Tamara a alistar la mesa, mientras la pelinegra acomoda los platos ya servidos. Dos golpes en la puerta hacen que las tres nos congelemos en nuestro sitio, ninguna se mueve, debatiendo con señas quien será la que abrirá, pasamos unos segundos así hasta que otros dos golpes vuelven a sonar. Mientras las dos se comienzan a insultar mediante señas, yo me encamino a la puerta y en mi interior espero que sea Darem.

Me obligo a forzar una sonrisa y abro la puerta. Frente a mi esta una versión de mi misma, pero con unos años de más con una cálida sonrisa. Mi madre me acerca a ella con un abrazo que acepto con gusto, extrañaba esta sensación. Regresar de un casando día en la escuela y saber que ella me esperaba con uno de sus reconfortantes abrazos. Las chicas saludan a mi madre y se unen al abrazo, ella ahora las rodea sobre sus hombros, dejando un beso en la cabeza de las tres para soltarnos.

My music writerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora