Capítulo 7

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Halia

No podía entender cómo las chicas me habían convencido de venir a esta fiesta. Había alcohol por todos lados y la mayoría de las personas se encontraban bailando en el centro de la pista. La música se encontraba a todo volumen, haciendo que no pueda escuchar ni mis propios pensamientos.

Me encontraba en una esquina esperando a las chicas que habían ido por unos tragos. No conocía a ninguna de estas personas, solo al anfitrión que era un viejo amigo, pero se encontraba bailando con su novia en la pista.

A pesar de encontrarme en una esquina varios chicos no dejan de chocar conmigo, algunas son parejas que no se toman el tiempo de buscar una habitación para devorarse. Siento muchas miradas sobre mí y maldigo internamente por la elección de ropa. Un vestido que me llega más arriba de las rodillas que si tratará de bajarlo se notaría todo mi busto.

Estoy acostumbrada a vestidos de muchos colores, pero quería salir de mi zona de confort. He visto cómo visten la mayoría de chicas de la escuela, el tipo de chicas con la que seguro Darem salió. Chicas altas y voluptuosas que usan esta clase de vestidos y salen cada fin de semana a fiestas.

En cambio, yo soy completamente diferente. El tipo de chica que prefiere quedarse todos los fines de semana leyendo un libro mientras escucha su música favorita o armar un rompecabezas de mil piezas con una maratón de cualquier serie de fondo.

-Aquí tienes. -me habla Tamara entregándome un vaso de plástico.

Huelo el interior antes de darle un pequeño sorbo. No sabe tan mal como pensaba, pruebo un poco más y sin darme cuenta termino acabando todo.

-Solo no lo tomes muy rápido...- Thea se gira a verme y sus palabras quedan en el aire cuando me ve absorbiendo las últimas gotas que quedaban. -Mierda. De acuerdo no más tragos para ti, Hal.

- ¿Esto no tenía alcohol cierto? -pregunta cautelosamente.

He tomado algunas veces, pero en cantidades mínimas ya que prefiero ser la cuidadora de mis amigas cuando toman más de la cuenta. Atenta de que no hagan alguna estupidez.

-Un poco más de lo habitual. -responde Tamara cautelosamente- Tranquila Hal, ahora es nuestro turno de cuidarte, así que disfruta, nosotras estamos aquí. Cien por ciento sobrias. -hace un gesto divertido para tranquilizarme.

Luego de unos tragos más comienza a funcionar. Sus expresiones me hacen reír y me siento genial. La incomodidad que sentía antes va desvaneciéndose. El alcohol hizo efecto rápidamente y sacó a las chicas a la pista de baile. Ambas me siguen y comenzamos a bailar según el ritmo de la música.

Ha pasado una hora desde que llegamos a la fiesta y aún sigo en la pista. En el transcurso de la hora varios chicos se acercaban, pero con la ayuda de las chicas los apartaba. Lo único que me importaba era disfrutar junto a mis amigas y cantar todas las canciones a pulmón.

Ellas se fueron a sentar hace unos minutos, aun con la promesa de cuidarme. Ninguna había pasado de los dos tragos.

Me incitan a subirme a una de las mesas, sin rechistar subo a la primera que veo. Comienzo a menearme con las ovaciones de fondo. Me divierto bailando y saltando al compás de la música, pero, aun así, cierta persona no abandona mis pensamientos, pienso en la posesividad con la que me habla. Como me tocaba y suplicaba escuchar mis gemidos.

Desearía estar en casa de Darem. Los dos en su cama, abrazados como anoche, dejando besos en mi frente y peinando mi cabello. Pero me encuentro en una fiesta con desconocidos.

Comienzo a sentirme mareada y antes de irme de bruces contra el suelo, soy tirada sobre un hombro. No me da tiempo a reaccionar, sin embargo, no me niego. Reconozco ese aroma y ese tacto.

-Darem...-susurró cuando se adentra a un pasadizo donde la música no es tan fuerte.

-Será mejor que cierres esa boquita si no quieres que la llene de mi polla para que así dejes de hablar. -advierte con la voz ronca.

Sus palabras tienen efecto en mí y suelto un gemido con solo imaginar la escena.

-Creo que te gusta la idea, ¿no es así? -me baja de su hombro cuando nos adentra en uno de los baños. - No eres tan santa como creí, eres una pequeña puta, la cual pide con urgencia la polla de su hombre.

No deberían excitarme sus palabras, pero lo hacen. Mis muslos se mojan y siento mis pupilas dilatarse. Me arrodillo delante de él, desabrochando su cinturón. No despego la mirada mientras se saca la dolorida polla, que gotea de necesidad.

-Mierda, siento que voy a correrme con solo ver lo hambrienta que estás de mi polla. -aprieta la base de su polla hasta la punta, su semen comienza a gotear al suelo.

-No sé qué hacer. -admito. No puedo despegar la vista y el dolor entre mis muslos aumenta cada vez más. Mi boca se siente seca y se con certeza que lo único que necesito es un poco de él.

-Yo té enseñaré, cariño. Te enseñaré a chupar la polla de tu hombre, la única polla que conocerás. -su mano va a la parte de atrás de mi cabeza, suavemente me hace observarlo. -Te volverás una pequeña puta codiciosa que día y noche querrá chupármela, algo a lo que no me negaré. Te pertenezco. Hasta la última maldita gota de mi semen te pertenece.

Darem

No resistiré más si sigue mirando de esa forma. Desde que la conocí, me hice la promesa que la próxima vez que me corriera sería dentro de ella o en su dulce boca.

-Ángel, solo tienes que meterlo en tu preciosa boca y pensar que es una paleta ¿Te gustan las paletas no es así? -asiente con una mirada de lujuria.

-Creo que ya encontré mi favorita.

Su confesión me saca un gemido, intentando no eyacular. Sin previo aviso se mete mi polla en su boca, llevándola hasta el fondo. Mierda. Mi chica es una puta codiciosa que le gusta chupármela. Me follo su boca, mientras ella no despega sus ojos de los míos.

Agarro su cabello con fuerza llevando mi polla hasta el fondo de su garganta, para mí sorpresa me agarra de los muslos acercándome más. "Unholy" comienza a sonar por lo alto aumentando mi excitación.

-Joder, nena. Si no te detienes me voy a correr en toda tu boca.

-Lo quiero. -jadea- Córrete en mi boca.

Me lleva al límite escucharla pedir mi semen. Mi cuerpo tiembla y me corro gritando su nombre. Carajo. Nunca en mi puta vida me he corrido tan fuerte.

Es una puta diosa haciendo mamadas, si no supiera que soy el primer hombre al que le hace una, ya estaría casando a esos imbéciles. Se traga todo, es la vista más sexy, que todos los escenarios que he imaginado no le hacen justicia.

La levantó acercándola lo más posible a mí, aspirando su aroma. Jodidas flores. La beso suavemente, saboreando mi sabor en ella. Mi polla se me pone dura nuevamente, pero la ignoro y me concentro en mi chica. Vuelve el beso más duro y me separó a regañadientes, dejando un beso en su frente.

Me levanto aun sosteniéndola entre mis brazos la sacó del baño y la llevó hacia la salida. Nos acercó a mi auto, dejándola en el asiento de copiloto.

-Las chicas...-susurra, tratando de mantener los ojos abiertos.

-Mis amigos se asegurarán de que nada les pase. Tranquila, están en buenas manos.

Subo a la parte del piloto, la tapo con mi chaqueta antes de arrancar hacia casa. Teniéndola sola para mí.

My music writerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora