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Al entrar al gran comedor todos los miraron. Eran los únicos dos que están públicamente contra los juegos.

- Linny - Coryo la tomó del brazo - ven a hablar conmigo un segundo.

Zital desenganchó su brazo del chico del distrito dos para seguir al rubio.

- ¿Qué pasa? - lo miró desconcertada - creí que ya habíamos hablado de esto Coriolanus.

- Yo también, deberías mantenerte alejada de él - ella lo mira enojada sin decir nada, Coryo sabía que tenía ese poder sobre ella. Lo que el le dijiera, ella lo haría pero con Sejanus parece no funcionar. Hay algo más fuerte que el rubio, su ambición por la justicia es más grande cuando está cerca del otro chico y eso a Coriolanus no le gustaba - hazme caso linda, te lo digo porque te quiero.

Ella bufó y se sentó en una mesa lejos de Sejanus Plinth agachando la cabeza. Luego le inventaría una excusa al moreno.

La de ojos verdes vio como el de ojos azules la miraba analizando todos sus movimiento. Sabía que significaba cada gesto, cada respiración, cada miraba que hacía. Cuando le iba a hablar para calmar un poco la tensión que se había generado, el decano se acercó hasta el haciéndole saber que sabía sobre su situación económica lo que hizo que se preocupara más por eso que por lo sucedido con la castaña.

- Nos vamos - le dijo a Lindsay luego de un par de minutos en la comida, toda la mesa los miro acostumbrados a la situación. Siempre llegaban y se iban juntos.

- Adiós - saludaron ambos antes de salir por la puerta de la Academia.

Ella sacó bruscamente su brazo que estaba entrelazado al de Coryo.

- No debiste hacer eso, es solo un chico más. No importa de dónde venga - le dijo furiosa.

Coriolanus sabía cómo manipularla, sabía cómo hacer que lo perdone pero también sabía que gran parte de su disculpa dependía del tiempo que demoraba en pedirla.

Cuanto antes lo hacía más chances de que lo perdonara tenía pero esta vez demoró mucho más de una hora entre las conversaciones con sus compañeros y el decano.

Y ese tiempo solo funcionó para que el enojo de la castaña aumentara.

- Lind...- ella lo dejó a media oración.

- Ni se te ocurra, esta vez no quiero hablarte - ella comenzó a caminar más deprisa mientras el le seguía el paso.

- Cariño, por favor - suplicaba el - ya lo hablamos, sabes que es lo mejor para ti.

- No, Coriolanus. Es lo mejor para ti - la chica de detuvo en seco y se giró apuntándolo con el dedo pero no contó con la proximidad de su amigo así que terminó golpeándolo fuertemente con el dedo índice en el pecho - perdona por eso - ella se sonrojó mirando hacia abajo.

Este era su momento, el podía utilizar esto para que lo perdonara.

- Cariño - le habló suavemente - en serio - agarró su mentón para dirigirlo hacia arriba - esto lo hago por tu bien, sabes que te quiero.

Lindsay no podía coordinar ni lo que pensaba, tener a Coriolanus Snow tan cerca era una perdición para Lindsay Zital. Su perfume característico con olor a rosas, sus ojos azules y brillantes junto a delicada piel le impedían pensar.

- Vamos, perdóname - el se saco la rosa que tenía en el uniforme y se lo puso detrás de la oreja para luego acariciar la mejilla de Linny.

- Está bien, te perdono Coryo pero que sea la última vez. Yo también ya he hablado de este tema, no me interesa de dónde proviene solo me interesa que le importen las mismas cosas que a mi. La igualdad entre todos nosotros - el rubio le dió un beso en la mejilla y asintió.

- Listo, este tema esta acabado - volvió a su lugar al lado de la chica y la hizo seguir por el camino a casa.

Luego de un par de cuadras en silencio Coriolanus habló rápidamente.

- Tengo una idea para ganarnos la confianza de nuestro tributos.

Bad for business- Coriolanus SnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora