One-shots | Ellie Williams x Lectora.

メ˖⁠꒰⁠ Carga ꒱˖⁠♡

Apenas te podías sostener de ella, estabas tan débil y mareada, tan pálida y fría como muerto, parecía que ibas a ser uno de ellos en unos minutos.

Ellie se dirigió lo más rápido que podía al teatro que estaba a unos metros de ustedes para poder cuidarte. Parecía un acto tan lindo, ¿no? Aquel acto lindo desapareció al ver sus ojos llenos de coraje. Te sentiste tan espantada.

Ellie estaba apresurada por entrar, pateó la puerta hasta casi tirarla para abrir el paso. Se apresuró para sentarte en un sofá que estaba cerca y corrió para cerrar la puerta.

–Mierda... —la escuchaste murmurar.

Te estremeciste y bajaste la cabeza, mirando la herida sangrante en tu pierna. Supiste que estabas en problemas con ella.

—⁠☆

Ellie resopló con molestia cuando terminó de curarte, te sentiste terrible cuando sentiste su mirada en ti.

–Sabía que no era buena idea que vinieras —habló después de un amenazante silencio—. Eres tan frágil para ésta mierda.

Te quedaste callada mientras observabas tu herida ahora curada y limpiabas la sangre que había por todo tu muslo con tu manga. Manchaba más.

–Deja eso —Ellie te dio un manotazo para que dejarás de hacerlo. Te sorprendió bastante, jamás te había dado un manotazo. Estaba muy molesta—. Si ni siquiera sabes limpiarte bien la sangre, ¿Por qué creíste que harías bien el hecho de enfrentarte? —te cuestionó con rabia.

Te quedaste en silencio, simplemente mirando su coraje. Inexpresiva.

–Ni siquiera puedes contestarme —frunció el ceño y busco algo en la mochila—. Carajo, ¿para que mierda viniste? ¿viniste a morir?

–No iba a dejarte venir sola, Ellie —tu mirada se entristeció—. Vine a ayudarte y a cuidarte.

–¿Cuántas putas veces tengo que repetirte que no eres mi puta madre? Joder. —Ellie te lanzó un trapo para que pudieras limpiar la sangre. Te sentiste tan humillada.

–Lo sé, maldita sea, lo sé.

–Pareces no saberlo, ¿tengo que gritarte en la puta cara? —estaba tan molesta que ni siquiera quería verte—No. Te. Necesito. ¿Bien? Puedes dejar de humillarte.

–Solo quería... —pausaste. Tu voz se cortaban y no te salían las palabras.

–Carajo, ni siquiera lo digas. —demandó con rabia, lanzando la mochila a un lado.

–¿Podrías tan siquiera agradecerme? Hago todo lo posible por estar contigo y cuidarte, he intentado protegerte y estar siempre para ti. —las lágrimas brotaron.

–No te he pedido que lo hicieras. —te respondió de forma cortante. Tu corazón parecía romperse en mil pedazos.

–Lo hice porque me importas, me preocupo por ti... ¿Y qué obtengo a cambio? ¿Malos tratos? —lloriqueaste con la voz temblorosa.

–Joder... Debí haber terminado contigo para evitarme todo éste espectáculo. —Ella sabía cómo herirte.

–¿Hablas en serio? ¿Después de todo lo que he sacrificado y todo lo que he hecho por ti? —más y más lágrimas salían y recorrían tus mejillas hasta caer en tu manos.