Capítulo 26

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Luego de días encerrada en la habitación de Draco aún no tenía una respuesta, no quería morir... pero tampoco quería formar parte de esto. Sin embargo, estoy segura que no tengo otra salida.
Bajé las escaleras, aferrada al brazo de Draco, Narcissa estaba frente a nosotros guiándonos hacia el señor tenebroso. Cuando llegamos al salón y lo vi de pie frente a mí con todos los demás seguidores en la habitación, apreté la mano y el brazo de Draco, quien igualmente apretó mi mano.

-¿Y bien? ¿Te haz decidido? -preguntó Voldemort mientras Nagini estaba de su lado.

Me era casi imposible hablar, pero no quería hacerlo esperar así que asentí varias veces.

-He..e... decidido... servirle... Mi señor.

-¡Excelente! excelente -dice emocionado-. Tengo mucha fe en ti, querida. Siento que eres alguien excepcional para mis tropas. Acércate.

Miré a Draco quien asintió levemente, Narcissa me tiende la mano y yo tuve que dejar a Draco atrás, apenas solté su mano sentí un viento helado recorrer desde mi palma hasta el pecho, el miedo se vuelve más intenso. Voldemort me pidió la mano y cuando me tomó por la muñeca apretó la punta de su varita en mi brazo izquierdo. Hice una mueca y apreté las manos por el dolor cuando la marca tenebrosa apareció en mi brazo, estaba apunto de quitar mi brazo yo cuando es él quien finalmente me suelta.

-Bienvenida. Querida... Has de saber que tu querida hermana no tuvo el placer de portar esta marca.

Me abraza apenas tocándome por unos segundos antes de apartarse, retrocedí apretando mi brazo por el ardor intenso que aún sentía en este. Vimos como él se acercaba a Lucius y otros mortífagos para ordenarles acompañarlo y ellos desaparecieron. Narcissa me toma por los brazos con delicadeza y me regresa al lado de Draco quien no duda en sostenerme y llevarme de regreso hasta la habitación. Me sienta en la cama y va al baño, escuché que abría la llave del lavabo unos segundos y entonces regresó con una pequeña toalla húmeda, se agaché hasta mi altura y me hizo mostrarle mi brazo para finalmente presionar la toalla fría contra esta.

-Aliviará el ardor, no te preocupes.

-Funciona... -respondí con una leve sonrisa que él imitó.

Presionó su mano sobre la marca y deslizó la toalla hasta descubrirla. Era completamente negra y parecía moverse, pero pronto se hizo más débil el color hasta no verse tan importante. El ardor desapareció y yo suspiré aliviada por ello.

-Draco... ¿Esto va a terminar alguna vez? -pregunté.

-No lo sé... Cuando pensaba en alejarte de tu familia no quería traerte aquí, porque ahora ya no estoy seguro de si esto terminará -bajó la mirada-. O si seguiremos con vida...

Sé que estoy aterrada y no soy la mejor compañía para tranquilizarlo o él a mí, ambos estamos igual... no sabemos qué hacer y tenemos miedo por el otro. Levanté la mirada de Draco, con dos dedos bajo su barbilla, a la par que me acercaba a él y besaba sus labios con ternura y lentitud.

-Está bien... -susurré contra sus labios-. Estar contigo es lo único que me importa, mientras estés a mi lado el resto no tendrá importancia. Y prefiero pasar cada momento contigo aunque muera o viva después.

Fue Draco quien ahora besó mis labios con más intensidad y a la vez necesidad. Se levantó sin dejar de besarme hasta que estuviera tumbada en la cama con él encima, el beso se hizo más profundo que incluso su lengua se adentró en mi boca para encontrarse con la mía. Mis manos acariciaron su nuca y siguieron en sus brazos dejé de besar sus labios para bajar por su barbilla hasta su cuello, Draco suspira y respira con dificultad.

Lo vi sacar su varita y apuntar a la puerta, esta se cierra con llave, saqué la mía y creé un hechizo para que los de afuera no pudieran escuchar lo de adentro. Draco y yo nos miramos y dejamos escapar leves sonrisas antes de volver a besarnos, empecé a desabotonar los primeros de su camisa, él se encargó de quitársela completamente al igual que yo me quitaba mi remera; la ropa estorbaba, decidimos hacernos cargo y quitarnos el resto, aunque aún nos dejamos la ropa interior. Draco se me acerca y besa mis labios para después bajar por mi cuello hasta el centro de mis senos.

Jadeé por lo sensible que me sentía con sus roces, cada vez que me tocaba me erizaba la piel de sobremaneras. Me tumbó en la cama de nuevo, quitó una tira de mi sostén y besó mi hombro, bajó una de sus manos deslizando la yema de sus dedos por mi cuerpo hasta aquel lugar, lo frotó sobre la tela de mi braga consiguiendo que me arqueara y jadeara.

-Mhm...

Rozó sus labios por mi cuello mientras sus dedos seguían frotando, mordí mi labio inferior pero eso no me haría soportar mi voz. Pronto la tela también empezó a molestar así que adentro su mano bajo ella, mi respiración se hizo cada vez más agitada. Me sujeté de su brazo hasta sentir que estaba en mi límite, fue cuando se detuvo. Deslizó su ropa interior y yo me quité la mía, pegó su frente a la mía y esperó por mi confirmación, asentí acariciando su mejilla y entonces sentí cuando entró en mí, presionando cada vez más profundo, abriendo mi interior hasta acostumbrarme a él.

-¡Nhg! -solté inclinando mi cabeza hacia atrás y gemí-. D..Draco...

Lo presioné en mi interior inconscientemente, con eso conseguí que él soltara un jadeo y presionara su frente contra mi pecho. Empezó a moverse, entrando y saliendo en un vaivén de placer que me volvía un desastre. Mientras lo hacía, su boca inquieta besaba mis senos provocando más placer. Me aferré a sus hombros, sus movimientos se hicieron más rápidos y fuertes a cada vez, volví a estar en mi límite al igual que él. Finalmente sentí como el alivio cruzaba mi cuerpo en oleadas placenteras, Draco se detiene pero su respiración seguía siendo agitada al igual que la mía.

Me miró al rostro, acaricié su frente para quitar el cabello que lo cubría y me acerqué para depositar un corto beso en sus labios sonriendo contra estos.

PRINCESA DE SLYTHERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora