Capítulo 25

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Escuchaba voces mientras me obligaban a caminar nuevamente, miré hacia atrás, el hombre empuja mi cabeza y entra al salón en donde habían varios magos tenebrosos sentados en una mesa... pero su presencia era la más intimidante.

-Draco... ¿no nos presentarás a nuestra invitada especial? -pregunta el mago más odiado y temeroso del mundo mágico, Lord Voldemort, pero no fue Draco quien se levantó de su silla.

-Yo puedo hacerlo, mi señor.

Abrí los ojos de par en par cuando Daphne se acerca a mí con una gran sonrisa en el rostro. Me apunta con su varita y mira al resto.

-Esta rata que ven aquí... es mi hermana menor, ________ Kingsley. La maldita terminó en Slytherin a pesar de no tener las cualidades básicas para serlo en vez de mí.

-Eres un maldita ¡desgraciada! -solté intentando librarme pero entonces ella me golpea en la mejilla.

-Ten más respeto, estás frente al señor tenebroso. No grites como una lunática.

-Muchas gracias por tu presentación y compromiso, Daphne... Capaz de entregar a tu propia sangre por devoción.

El tono de voz de Voldemort me hizo darme cuenta... él no confía en ella, él no confiaría en aquellos que cambian de bando a su favor y que traicionan hasta a su familia o amigos, pues lo traicionarían. Daphne fue una estúpida por llamarme hermana y creo que no supo de su error hasta ahora. Voldemort se levanta de su asiento y se acerca a mí, vi a Draco intranquilo, su madre intentaba calmarlo.
Voldemort me observa y coloca su varita bajo mi barbilla para levantar mi cabeza.

-Me han informado de que estás familiarizada con un maleficio imperdonable. ¿Puedes decirnos cuál es? Aquel que usa tu detestable padre para castigarte.

Negué con la cabeza levemente y la bajé apartando su varita de mí.

-¿No nos dirás?

-Mi señor... déjeme demostrarle cuál es. Déjeme usarlo en ella -pide emocionada Daphne, como si hacerlo le causara satisfacción.

-Silencio.

Daphne cierra la boca y se sienta en su lugar lentamente. Sentí que algo se arrastraba a mis pies y escalaba por mi espalda, el siseo de la serpiente resuena en mi oído. Cerré los ojos y traté de calmarme mientras la serpiente se pasea sobre mí hasta bajar e ir a un lado de Voldemort quien acaricia su cabeza.

-Mira eso, le agradas a Nagini... -sonríe con ironía-. Quizás la hermana que necesito... seas tú.

-Mi señor.

Con una mirada calla a Daphne. Es la primera vez que veo algo así y me hizo dejar salir una leve sonrisa de burla.

-¿Te interesa mi oferta? -Voldemort regresa a mi lado en un segundo, me toma por los brazos mientras miramos a Daphne-. Me parece que no te agrada mucho tu hermana mayor, ¿no crees que se merece un mínimo de lo que tú has sufrido?

Coloca mi varita en mi mano y la cierra para que la sujetara. Me hace apuntarla con esta, Daphne finalmente se ve aterrada.

-Hazlo, querida... Demuéstrame cuál era el castigo que te aplicaban a ti cuando es ella quien se lo merecía más.

Miré a Voldemort de reojo. Supe exactamente lo que estaba haciendo, quería ver si era igual a mi hermana... o no. Sabía que sí quería hacerlo, que quería hacerla sufrir y matarla de una vez, pero si lo hacía ahora... sería igual que ella, una rata traidora en la que no puede confiar.
Bajé mi varita, Daphne sonríe pero escuché la risa entre dientes de Voldemort.

-¡Crucio!

Daphne grita de dolor mientras se retuerce en el suelo. Aparté la mirada cerrando los ojos mientras la escuchaba, tragué con fuerza, era más doloroso de lo que pensaba. No me causaba satisfacción, solo lástima.

Finalmente todo queda en un completo silencio. Miré hacia Daphne quien seguía sufriendo en el suelo. La observé sin más hasta que me desconcentró la risa de Voldemort.

-Tienes amigos realmente interesantes, Draco... -este agarra la silla del rubio- ¿Por qué no vas a llevarla a que descanse? Debe estar relajada para darme la respuesta correcta.

Draco no duda en levantarse y acercarse a mí, tenerlo cerca me hizo soltar todo el aire acumulado en mis pulmones. Acarició mi mejilla y tomó mi mano para sacarme de allí casi de inmediato. Me llevó escaleras arriba hasta entrar a una habitación, tenía un excesivo olor a sándalo y manzanas verdes... era la suya.
Draco cierra la puerta y en un segundo me abraza con intensidad.

-Lo siento, lo siento... -Draco repite sin parar mientras empieza a sollozar.

No pude contenerme y también empecé a soltar lágrimas.

-Estaba aterrada... -admití aferrándome a él-. Estaba ahí, tan cerca y poniéndome a prueba, tenía tanto miedo.

-Pero lo hiciste, saliste bien de esta -responde separándose para verme al rostro-. Le interesaste, mucho más que Daphne, él sabe que eres mejor que ella.

-Pero no quiero esto, Draco. No quiero formar parte de esta locura.

-Lo sé... -él junta nuestras frentes-. No quería meterte en esto, lo siento.

-No te culpo a ti... por lo que logro entender tú estás obligado porque tus padres lo son, Daco, tú tampoco quieres esto, ¿verdad? -negó con la cabeza y sollozó-. Y por lo que parece... Él ya estaba interesado en mí desde antes, no fue tu culpa, quizás fue por mi hermana que esto ocurrió. Porque él sabe cosas que nadie más lo hace. Así que no te culpes por esto, porque yo no lo hago.

Limpié sus mejillas y me paré en puntillas para besar sus labios y así calmarlo, funcionó, pues tomó mi cintura con ambas manos y me aceptó el beso tomando posesión de mis labios. Pero la puerta se abre obligándonos a separarnos, volteamos a ver y nos encontramos con Narcissa Malfoy.
Me separé un paso de Draco mientras ella se acercaba y me vio con una profunda compasión, acercó su mano a mi rostro, dándome el tiempo necesario para alejarme, pero al no hacerlo ella colocó un mechón de mi cabello tras mi oreja.

-Alguien como tú... no merece la clase de familia que tiene -mencionó viendo mis ojos cristalizados-. Una hermana como la tuya no merece la vida que le dieron. Pero eso ahora va a cambiar, porque tú ahora eres parte de nosotros y yo siempre protejo a mi familia de alguna u otra forma.

Dejé escapar un sollozo que la compadeció de mí, se acercó y me abrazó de una forma tan cálida que debilitó mi corazón y terminé llorando en su hombro. Jamás había sentido este calor, el calor de una madre que daría la vida por su familia. Mi madre jamás me ha abrazado... al menos yo no recuerdo ni una sola vez, ni siquiera puedo imaginarlo.

-Mi hijo tuvo razón en elegirte a ti, lo hizo bien.

Me aferré a Narcissa y volví a sollozar, al separarnos Draco me entrega su pañuelo, el mismo con sus iniciales. Limpié mi rostro mientras se lo agradecía en susurros.

-Haré que traigan algo para comer, Draco, haz que descanse.

Él solo asiente mientras su madre se va de la habitación. Draco me hace sentarme en su cama para estar cómoda, miré mis manos mientras intentaba ya no sollozar de nuevo, pero mis pensamientos eran fuertes.

-Fue... la primera vez que sentí el calor de una madre -comenté-. Y no fue de la mía.

Draco me rodea con su brazo y me atrae hasta que dejara apoyada mi cabeza en su hombro. Cerré los ojos suspirando una y otra vez. Draco se mantuvo conmigo en todo momento, no me dejó sola y se lo agradecía por eso.

PRINCESA DE SLYTHERINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora