El tiempo parecía detenerse durante unos instantes, mientras el par de asiáticas se sentían frustradas debido a que todo su esfuerzo fue en vano. El fan art no estaba en la casa de Yuu, por ende, debía tenerlo ella. Lo cual dificulta más el poder obtenerlo y destruirlo.
Se sentaron un momento en la cama deshecha de su excompañera. Yon suspiraba pesadamente, culpándose por todo lo que sucedía. Su deseo de tener material real de una ship que no existía se volvió tan obsesiva que terminó dañando a más de una persona en su estupidez. En realidad, jamás pensó que el ritual fuera a funcionar, pero a veces olvidaba que vivía en un pueblo donde hasta lo más irreal es totalmente normal y cotidiano.
Y, mientras se perdía en sus tormentosos pensamientos, Yuga le escribía un mensaje a Wendy para acordar una nueva reunión lo más pronto posibles, además de explicarle el motivo y que debían plantear un nuevo plan para acabar con toda esa locura de la cual sabía tenían gran parte de la culpa. Y, por eso, no descansaría hasta destruir ese fan art.
–Es hora de irnos, Yon. No queda tiempo para arreglar nada... dejemoslo así, total... es más que obvio que ella sabrá que estuvimos aquí.
La pelinegra aceptó sin decir nada, teniendo que bajar por donde habían subido en primer lugar. Mientras tanto. Wendy se encargaba de hablar con Nicole, Token, Bebe y Clyde para que se reunieran en su casa esa misma tarde después de comer y descansar un rato. Había sido una mañana bastante ajetreada, así que descansar un rato no les haría daño. Así también llegarían con nuevas ideas y mejores propuestas para terminar con ese tormento para su buen amigo Tweek.
Entre tanto, el equipo "enemigo" se encontraba perplejo debido a lo sucedido no hace más de una hora. Yuu no entendía que había podido pasar, tenía el amarre bien guardado entre sus cosas, a menos que alguien lo hubiese roto. Suspiró despacio, buscando calmarse y no alterarse más de lo que ya estaba. Al contrario de Thomas, que estaba enojado por todo lo sucedido.
El de cabellos mostaza se sentía tan idiota, usado y burlado. ¿Cómo se había dejado influenciar de esa manera? Craig jamás se fijaría en él, siempre se lo había dejado en claro y, por eso, es que podían ser amigos. Aunque sabía que eso enojada al novio de su amor platónico nunca se alejó del todo de él hasta que el mismo Tweak se lo prohibió.
–Lo mejor es que me vaya... y no vuelvan a involucrarme en sus estupideces que la próxima les prometo golpearlos.
Ni Kyle ni Yuu dijeron nada, sabían que habían hecho mal en involucrar a la manzana de la discordia de la pareja más famosa de South Park. Ahora la de cabellos marrones oscuros empezaba a sentirse más culpable que antes. Habían llegado tan lejos, que pensó que podrían lograrlo. Sin embargo, todo se desmoronaba y podía ver todo el daño que había provocado por su inmadurez. ¿Era correcto rendirse o intentarlo una vez más?
–Estoy dividido...
La asiatica desvió su atención al pelirrojo quien miraba al cielo como si hubiera algo interesante que ver ahí. Mientras, él seguía hablando.
–Una parte de mí considera que debo rendirme, dejar en paz a Tweek por su propio bien y el mío. Sin embargo, la otra parte me pide que no me rinda... No sé qué hacer, Yuu
La castaña se quedó callada, analizando lo que su amigo le acababa de decir. No podía no sentir mal debido a que era por ella que el judío se sentía de esa manera. Seguramente su subconsciente de chico bueno y correcto trataba de contrarrestar el hechizo de chico rebelde y engreído.
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El deseo de las asiáticas
HumorLas jóvenes asiáticas están en un gran dilema: Tweek es demasiado shipeable. Por ende, buscarán la manera de hacer que algunos chicos de la secundaria se fijen en él para conseguir fanservice. Por otro lado, Craig Tucker ha sido suspendido por una s...