Caminó impaciente hasta la cafetería de su amigo, el tiempo pasaba cada vez más rápido y tenían que resolver el problema en el que las asiáticas los habían metido.
Entró saludando amablemente a los señores Tweak y siguió su camino hasta donde sabía que Tweek estaría probando los diferentes tipos de café hasta perder la sensación de sabor.
Tocó la puerta para no sobre saltar al rubio, pero no recibió respuesta alguna. La Sra. Tweak le autorizó entrar, susurrándole que lo había visto llegar algo alterado y que por la cantidad de clientes no habían podido hablar con él. Eso asustó a Wendy, quien le pidió que se despreocupara y que ella ayudaría al heredero de los Tweak.
La pelinegra se adentró en el almacén. Estaba muy bien iluminado y desordenado, como siempre. Las bolsas de café estaban abiertas y esparcidas por el suelo. Caminó con cuidado para evitar pisar los granos de café, mientras buscaba con la mirada a su amigo.
–Tweek... –su rostro preocupado se tornó horrorizado.
El blondo se encontraba tirado en el suelo, abrazando sus rodillas y rodeado de varias tazas de café.
Wendy se acercó al muchacho, quien mantenía la mirada perdida y temblorosa al igual que su cuerpo. Testaburger trató de hacerlo entrar en razón, llamándolo varias veces por su nombre. La pelinegra supuso que tanto café lo había hecho entrar en shock. Bufó ante la desconsideración de los padres de su amigo y pidió una ambulancia. Era lógico que Tweek necesitaba ayuda profesional.
Los señores Tweak al enterarse se disculparon, excusándose con la fluidez de los clientes. Wendy no quiso seguir perdiendo el tiempo y se subió a la ambulancia con su amigo, dejando a los padres en la cafetería.
–Avísanos como va, por favor –pidió Richard. Recibiendo un simple asentimiento con la cabeza de parte de Testaburger.
La pelinegra llamó a Bárbara para avisarles lo ocurrido con el rubio, además de sugerir abortar la misión por ahora, hasta que Tweek estuviera estable de nuevo.
–Entiendo, le avisaré a los demás e iremos a darles el alcance –Respondió Bebe.
Todas las chicas y Craig se mantuvieron al tanto de la conversación de la rubia con su mejor amiga. Stevens suspiró profundo antes de darles la terrible noticia. Sobre todo por Tucker, que sabía se pondría agresivo.
– Tweek fue llevado al hospital –soltó, dejando que pase lo que tuviera que pasar.
El procesar la información les tomó algo de tiempo. Se miraron confundidos, sin entender las palabras de la rubia.
– Parece que tomó tanto café que entró en shock –suspiró. –Sus padres son unos... –quiso insultarlos, pero alguien más le ganó.
– Hijos de puta –frunció el ceño y se dirigió a la salida. Tenía que ir a ver a su honey.
Las chicas siguieron los pasos de un muy furioso Craig. Que se detuvo al darse cuenta que no sabía por dónde salir.
– ¿Dónde carajos estamos? –se cruzó de brazos, haciendo reír por unos segundos a las chicas.
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El deseo de las asiáticas
HumorLas jóvenes asiáticas están en un gran dilema: Tweek es demasiado shipeable. Por ende, buscarán la manera de hacer que algunos chicos de la secundaria se fijen en él para conseguir fanservice. Por otro lado, Craig Tucker ha sido suspendido por una s...