Jueves - Lujurioso vs. Tímido

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El frío de la mañana no impidió a las asiáticas levantarse temprano para llegar primeras que nadie al colegio. El día anterior no pudieron reunirse, por lo que se juntaron al día siguiente media hora antes de iniciar las clases.

Pidieron permiso a los encargados de limpieza para entrar al colegio y poder hacer su reunión en el patio. Se formaron dos pequeños grupos en donde Yon y Yuu eran la atención principal.

La líder compartió con sus amigas las fotos del beso Steek en la enfermería, mientras que Yuu hacía lo propio con las fotos del beso Kyleek (o Twyle, en todo caso) en la azotea.

Minutos después de compartir las fotos y comentar sobre ellas, Yon pidió a su grupo reunirse en un solo círculo. Las chicas no tardaron en acatar la orden y se formaron en un solo espacio.

–Quiero que recuerden que... el día de mañana se terminan las clases de la semana... –tomó una bocanada de aire para continuar. –Y no habrá oportunidad de seguir viendo a Tweek con los pretendientes que le hemos impuesto –miró a cada una de sus compañeras. –Dejaremos que las ships que no han tenido tiempo para desenvolverse, tomen hoy y mañana para hacerlo –acató.

Muchas de las asiáticas no estaban de acuerdo con esa decisión. Yuu sonrió y les sugirió a las que estaban en contra que aceptaran la orden. Ya después, a espaldas de la líder, podrían hacer lo que quisieran. Para su sorpresa, no todas tomaron bien sus palabras. Se alejaron de la castaña y solo se quedaron tres chicas. Yuu bufó y se alzó de hombros, no les iba a rogar.

En paralelo, se podía ver a un rubio despertar con dificultad. Se estiró con dolor y no tenía ganas de levantarse de su cama. La cabeza le dolía de rato en rato y quería seguir durmiendo.

Al revisar su celular, se da con la sorpresa de los múltiples mensajes y llamadas pérdidas que recibió por parte de su novio. Tweek puso los ojos en blanco y dejó su celular en la mesa de noche. Se tapó la cara con su frazada y bufó con fuerza.

Estaba completamente seguro de que si no contestaba, Craig iría a buscarlo. No tenía ganas de hablar con él, todavía no.

Recordó los besos de los días anteriores y se sintió culpable. Agitó la cabeza y se quejó del dolor. Era difícil estar enfermo y tratar de olvidar aquellos recuerdos al mismo tiempo. Se levantó y se cambió con pesar. No podía quedarse ahí a esperar que Tucker apareciera con café o chocolates en forma de disculpas. Ya no tenían 13 años para hacer eso.

Se puso su típica camisa favorita color verde militar y su pantalón azul con sus zapatos negros. Se dirigió con cansancio hacia la cocina para tomar un café bien cargado y su pastilla. Cogió su mochila y sus llaves, y al abrir la puerta se encontró con sus amigos, Token y Clyde.

Ambos chicos decidieron pasar por la casa de Tweek para ver como estaba, grande fue su sorpresa cuando se encontraron al mismo tiempo frente a la puerta de la casa del rubio.


– ¡¿A dónde crees que vas?! –preguntó preocupado el moreno.

El blondo ladeó la cabeza mostrando su confusión. ¿No era obvio? Iba al colegio.

– ¡Hermano, estás enfermo! –exclamó, ofendido el castaño. –No podemos dejarte ir a clases así –se cruzó de brazos. –Podrías empeorar –bufó consternado.

Ambos compañeros trataron de hacer entrar en razón a su rubio amigo, pero él se mantuvo firme en su decisión. No quiso tener encuentros indeseados por el momento. Viendo que Tweek no cambaría de opinión, se dieron por vencidos.

Tweak agradeció a sus compañeros la preocupación y se encaminaron al colegio. Pocos metros después de que comenzaron a caminar, Token se ofreció para llevarle la maleta al rubio. El ex cafeinómano pensó en denegar la oferta pero se sintió cansado y aceptó la ayuda.

El deseo de las asiáticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora