La poca luz que entraba en la habitación hizo a Craig gruñir. No podía distinguir a los causantes de esto del todo bien.
– Craig Tucker –Yon se posicionó delante de él. – Lamentamos los inconvenientes que te hicimos pasar, pero era necesario hablar contigo cuanto antes –hizo una ligera reverencia.
– ¿Quiénes son ustedes? –gruñó.
La líder asiática pidió prender la luz, dejando a todas al descubierto. Las extranjeras se presentaron.
Yon se presentó como la representante del grupo asiático conformado por las chicas que dibujan y escriben sobre el amor entre chicos.
Yuga fue la siguiente. Presentándose como la mano derecha y mejor amiga de Yon.
Utau, quien había sido llamada de emergencia, se presentó como la fan número 1 del creek. Aunque admitió en voz baja tener cierta empatía con otra ship.
Las demás asiáticas solo se inclinaron hacia adelante como un saludo.
No hizo falta presentar a Wendy, Bebe y Nicole.
Al pelinegro, las introducciones de cada chica le valieron nada. Él solo pensaba en su honey.
– Sé que no entiendes el porqué de tu presencia aquí, pero... hay algo que debes saber –comentó Wendy. Dándole pase a las orientales para hablar y resolver las dudas inexistentes de Tucker.
– Sólo quiero irme de aquí... –frunció el ceño. – Debo ir por Tweek... me debe una explicación creíble de su estupidez –escupió con cólera.
– Después de lo que escuches... tu molestia hacia Tweek, cambiará –insistió, Testaburger.
La líder, llamada a ser la que cuente todos los sucesos ocurridos, se relamió los labios y trató de concentrar todo el valor que pudiera tener para enfrentarse a un, ya muy enojado, Tucker.
Cada palabra pronunciada por Yon hacía que Craig quisiera matarlas a todas y de maneras muy específicas y sangrientas. Sinceramente, ni él sabía que podía ser tan agresivo y sádico.
Los insultos no se hicieron esperar, tantos que Bebe y Nicole le pidieron calma para que la asiática pudiera terminar el relato.
– Después de verlos pelear... decidimos acabar con todo destruyendo el fan art –tragó saliva y cerró fuertemente los ojos. – Pero alguien se lo robó... –rehuyó de la mirada despectiva del pelinegro.
Craig no terminó de creer todo lo que le han dicho. Por la culpa de ellas, casi golpeó a su babe. Reflexionó ante ese detalle. Él podría golpear a quien sea, pero jamás a su cariñito. La ira lo consumía por dentro, pero ahora estaba centrada en otras personas.
Bárbara, al verlo concentrado en sus pensamientos, creyó conveniente comentarle que tienen un plan B.
– ¿Y qué mierda tengo que ver en todo eso? –preguntó, enojado después de escuchar el plan.
– Los chicos quieren a Tweek por culpa del ritual, pero también es porque creen que tú no eres digno de Tweek... –respondió Nicole.
El pelinegro rodó los ojos y se alzó de hombros. Eso no era verdad. Él siempre ayudaba a su chico con sus nervios y tics. ¿Eso lo hacía un mal novio? Pfff. Idioteces.
Nicole pudo adivinar el pensamiento de su amigo y le recriminó que todo eso era antes. De un tiempo para acá, Craig se había vuelto agresivo y celoso. No dejaba que ni ellas salieran a pasear con el rubio, lo cual era tonto. No dejaba que saliera con polos manga cero o shorts en verano, controlaba sus redes sociales e, incluso, trataba de estar todo el día en la cafetería para vigilar a Tweek mientras atendía a las personas.
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El deseo de las asiáticas
HumorLas jóvenes asiáticas están en un gran dilema: Tweek es demasiado shipeable. Por ende, buscarán la manera de hacer que algunos chicos de la secundaria se fijen en él para conseguir fanservice. Por otro lado, Craig Tucker ha sido suspendido por una s...