El amanecer del día viernes fue uno de los más fríos del mes. Una asiática de cabellos marrones se movió incomoda entre las sábanas de su cama. Sintió una fuerte punzada en la cabeza y gruñó ante el dolor, acción que le provocó ardor en la garganta. Abrió con pesar los ojos y sintió todo su cuerpo pesado. Hasta respirar le causaba molestias.
Había abusado torpemente de su estable salud y ahora sufría las consecuencias de sus arrebatadas decisiones.
Respiró profundo y se dio valor para levantarse y buscar su elixir mágico. La cabeza le daba vueltas y los mareos no se hicieron esperar. Caminó despacio hasta su armario para buscar su frasco y darse con la triste sorpresa de que su plan la dejó sin medicamento. Todo lo regaló el día anterior y ahora ella no tenía con que sanarse.
Quiso gritarle a su abuelita, pero la vista se le nubló y su cuerpo se rindió ante la fiebre cayendo directamente al suelo cubierto por una hermosa alfombra rosada.
Otra era la situación para dos adolescentes que fueron privilegiados ante la medicina asiática. Kyle Broflovski amaneció como nuevo. Se levantó antes de que su despertador sonará e incluso antes que su propia madre.
Se dio una ducha con agua tibia y se puso su tan amada casaca verde con su típico gorro del mismo color.
Bajó con una enorme sonrisa en el rostro y le ofreció su ayuda a su madre. Sheila se sorprendió de verlo tan activo y colaborador que aceptó sin dudar la colaboración de su primogénito. Dudó mucho sobre aquel jarabe que su esposo le había entregado ayer por la noche, pero más que jarabe parecía un milagro en líquido. Por suerte, había sobrado algo en la botella así que debía guardar bien ese poco y pedirle la receta a la Sra. Tweak.
– ¿Podrías llevar a tu hermano a la escuela? –preguntó, Gerald. –Tu madre y yo tenemos un asunto importante que resolver antes de que me vaya a trabajar –sonrió.
– Por supuesto –el mayor de los hermanos aceptó sin dificultad la petición y le pidió a su hermanito apurarse. Si tenía suerte, podría pasar por Tweek e ir juntos al colegio.
Lástima que el plan del judío no saliera como lo planeó. Al llegar a la casa del rubio, su madre lo había recibido diciéndole que su pequeño se había ido temprano. Estaba tan saludable que ella no pudo negarse a dejarlo salir. Kyle bufó ante el decepcionante resultado de su idea. Trató de animarse pensando que podría alcanzar al blondo cerca del colegio. Sonrió y se despidió de su futura suegra.
¿Suegra?
A medio camino, Kyle detuvo su andar. ¿Realmente le gustaba tanto Tweek como para tener algo serio? Por un momento, pensó que sí. Sin embargo, algo en su interior le decía que no. Tweek no era de quien estaba realmente enamorado.
¿O sí?
El viento sopló refrescando las mejillas de un rubio que se había dado la vuelta a la mitad del pueblo. Sonrió sintiendo la brisa rozar su rostro. Despertó y no sintió ninguna molestia muscular ni calentura. Se dio una ducha de agua caliente y se tomó todo el café descafeinado que encontró.
Su madre le había pedido que regresara a la cama pero él le pidió que lo dejara ir. La castaña no pudo ante los brillantes ojos verdes de su pequeño y lo dejó irse, no sin antes darse un merecido abrazo madre e hijo.
Tweek caminaba sin apuros por las tiendas del pueblo. Algunas habían abierto y otras ni luces de sus dueños. Suspiró. Nunca se había sentido tan vivo e hiperactivo, ni cuando tomaba 10 tazas de café diarios.
Quizás era una buena señal.
O quizás se iba a morir.
Tembló ante el solo hecho de morir sin arreglar las cosas con su... chico. Infló los cachetes y frunció el ceño. No dejaría que eso pase.
![](https://img.wattpad.com/cover/145731415-288-k166013.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El deseo de las asiáticas
HumorLas jóvenes asiáticas están en un gran dilema: Tweek es demasiado shipeable. Por ende, buscarán la manera de hacer que algunos chicos de la secundaria se fijen en él para conseguir fanservice. Por otro lado, Craig Tucker ha sido suspendido por una s...