Lunes - Drásticos Cambios

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Despertando en la comodidad de su cama junto al chico de sus sueños, Tweek abrió con pesar sus brillantes ojos verdes y se acurrucó en el pecho del mayor, queriendo evitar lo inevitable. Despertar.

Faltaban pocos minutos para que el despertador sonara para avisar que era hora de alistarse para ir al colegio. El rubio fue dado de alta la noche anterior y Craig se quedó a dormir con él por seguridad.

El estruendoso sonido de la alarma hizo saltar de la sorpresa al pelinegro, que gruñó y tiró al suelo el artefacto que se atrevió a despertarlo. Devolvió su mirada a su compañero, que mantenía una sonrisa en el rostro.

– Hola, cariño~ –cambió su semblante amenazante a uno más calmado. – ¿Cómo te sientes? –acarició la mejilla contraria, depositando un beso en la frente del menor.

– Mejor –se aferró al pecho de su novio. – No quiero ir a clases –confesó.

El pelinegro sonrió. –No pensaba dejarte ir, dulzura~ –abrazó con fuerza el delicado cuerpo de su honey~.

Tweek sonrió triunfante y se cubrió con las sábanas para seguir descansando, mientras su novio se dirigía a darse un baño.

Tucker dejaba recoger las gotas de agua por todo su cuerpo y pensaba en el plan que Wendy había trazado para "desencantar" a Stanley. Sin Tweak las cosas podrían ponerse más complicadas, pero no imposibles. Lavó su cuerpo con algo de prisa y se tensó un poco al pensar en su rubio desnudo. Suspiró indignado. No era momento para ponerse caliente ni pensar en esas cosas.

Salió de la ducha y se secó para ponerse su típica ropa de siempre. Se acomodó su gorro azul y regresó al cuarto de su pareja, quien había caído rendido en los brazos de Morfeo. Depositó un beso en la frente del rubio e hizo una llamada mientras abandonada la casa de los Tweak.

Pronto llegó a las fueras del colegio y se encontró con Wendy, Yon, Yuga y Utau. Intercambiaron detalles sobre el estado de salud del rubio ausente y siguieron su labor de esperar a Marsh.

Testaburger no dejaba de mover insistentemente sus piernas. Yon rodó los ojos y le pidió que se tranquilizara, que se moviera tanto la alteraba a ella también. La pelinegra frunció el ceño e hizo un mohín. No quería ser regañada por una de las culpables de la situación actual.

Tenía miedo de que su plan fuera un fracaso y su ex novio todavía estuviera en ese trance de carroñero*. Se repitió así misma que Stan aún la quería y que sacarlo de ese encantamiento no sería difícil. Respiró profundamente varias veces, tratando de pensar en las palabras que le diría al pelinegro, pero este nunca llegó.

El timbre de inicio de clases sonó y tuvieron que correr para no quedarse fuera.

En medio de los pasillos, el pequeño grupo se dividió. Wendy y Craig se dirigieron a su salón y al entrar se percataron de que faltaban tanto Stanley como Kyle.

Preocupada por la salud de su ex pareja, la pelinegra se acerca a Kenny controlando su desesperación por saber algo de Marsh. El rubio, desinteresando, le comentó que el judío estuvo llamándolo insistentemente ayer por la noche. Stan se estuvo quejando de eso durante su partida de League of Legends; de ahí en adelante, el pervertido del salón no tenía más detalles que ofrecer.

En el transcurso de las clases, Wendy trató de comunicarse con el pelinegro por medio de mensajes, llamadas e incluso whatsapp; pero no recibió respuesta alguna.

Cuando las asiáticas se enteraron del probable motivo de la falta de Stan, sintieron algo de lástima por Testaburger.

– No será que... –la líder de las orientales miró fijamente a Wendy para luego desviar su mirada.

El deseo de las asiáticasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora