A la mañana siguiente, un rubio con enormes ojeras se levantó con pereza de su tibia cama. Debía bañarse y alistarse para ir a visitar a su novio a la comisaría. Bajó las escaleras para dirigirse a la cocina a tomar algo de café y comer una tostada con mantequilla de maní. Se vio en el espejo un par de veces para asegurarse de no estar tan mal. No quería preocupar a Craig con sus problemas para dormir desde que toda esa locura comenzó.
El viento chocó contra sus pálidas mejillas, acción que lo hizo estremecer.
Caminó lentamente por las calles de su pueblo. Aún era temprano, pero la gente ya había empezado a moverse. Sus propios pasos eran lentos, no quería admitirlo; pero, se sentía cansado.
Al volver la esquina, se encontró con un par de amigos. Token y Nicole también iban camino a visitar a Tucker. Los tres se encaminaron a su destino en común. La pareja habló con entusiasmo, mientras el rubio los escuchó con una leve sonrisa. Le gustaría que su vida sea igual que antes con sutiles cambios en la actitud de ambos; refiriéndose a los celos del morocho y su propia paranoia.
Los enamorados no pudieron evitar darse cuenta del decaimiento de su compañero. La morena se separó de su pareja para ponerse al otro lado, dejando al rubio en el medio. Ambos morochos abrazaron a Tweek, quien sintió una gran calidez en el acto de sus amigos. Un poco de energía se traspasó al nervioso adolescente, quien agradecía la preocupación.
–Gracias, chicos... ya estoy mejor –sonrió, amablemente.–Tweek, si hay algo que no esté bien... si necesitas hablar, aquí estamos –regañó sutilmente la morena.
El ex cafeinómano asintió y agradeció de nuevo la preocupación. Siguieron el camino a la policía. Al llegar, el oficial estaba medio dormido por lo que se pasaron de frente hacia la celda del peli negro, quien todavía estaba dormido.Los enamorados decidieron regresar más tarde, así lo primero que vería el prisionero sería a su lindo novio esperándolo y velando su sueño. Tweek se sentó un rato a esperar que el contrario despertara, pero parecía que no iba a pasar pronto. Nervioso como siempre, decidió regresar más tarde con algo de comer para su chico.
Al salir, Barbrady ya estaba más despierto y lo regañó por estar entrando sin permiso a la carceleta. Tweak se disculpó varias veces y se fue.
Perdido en sus pensamientos, el nervioso chico fue interceptado por otro ligeramente más alto y de cabello rojo.
– ¡Gah! ¿Qué quieres? –el rubio se alteró al ver al judío en frente de él con un ramo de flores entre las manos.–Qué hermosa coincidencia encontrarnos, lindura~ –se relamió los labios. –Iba a tu casa a dejarte estas flores –se las entregó, pero el contrario se negó a aceptarlas. –Oh, vamos... mira lo hermosas que son... ¿Acaso quieres que las bote por ahí? –hizo un gesto de tristeza.
Rodó los ojos y aceptó de mala gana el obsequio. Agradeció entre murmullos incoherentes y quiso seguir de largo, pero el pelirrojo lo siguió de cerca.
– ¡Ah! ¿Y ahora qué? –un ligero tic se dejó ver en el ojo verde del paranoico adolescente. –Por favor, déjame en paz... ya acepté tu regalo, ¿Por qué me sigues? –lo miró incómodo.–Simplemente quiero que llegues sano y salvo a casa, bonito –quiso acariciar la mejilla ajena pero el contrario la aparto. –Déjame cuidarte, te prometo no estorbar ni decir nada –sonrió sutilmente.
Ambos chicos siguieron el camino hasta la casa del de camisa verde, quien permanecía algo incómodo por la situación.
Despertó con algo de incomodidad en la espalda. Dormir en un catre viejo y un colchón que parecía cartón no era muy cómodo, por suerte había logrado quedarse dormido. Se talló los ojos y se abofeteó despacio las mejillas para despertarse , encontrándose con la silueta de quien pensó era su novio.
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El deseo de las asiáticas
HumorLas jóvenes asiáticas están en un gran dilema: Tweek es demasiado shipeable. Por ende, buscarán la manera de hacer que algunos chicos de la secundaria se fijen en él para conseguir fanservice. Por otro lado, Craig Tucker ha sido suspendido por una s...