Mientras espero, pido que traigan algo para comer ya que la hora de comer se acerca. Me quito mi vestido y me pongo cómoda con la seda que proporciona el hotel Sebican. Dos golpes en la puerta avisa de la comida así que abro, la cara de Sebastián no es la que esperaba.
—Que rápido llegas. Me da que pensar— le digo y lo dejo pasar, pasea sus ojos por el sitio y detalla cada minúscula esquina de mi habitación— ¿Siempre hace eso?— le pregunto curiosa.
—Nunca he visitado la habitación de un pasajero— le indico que se siente y justo tocan dos veces, abro otra vez y las bandejas de comida las sitúan encima de la elegante mesa, se van y cuando me voy a sentar él se levanta— Permitime— asiento y empuja la silla para que quede frente a la mesa, es un gesto sutil, pero parece un poco forzado.
—Sí no se siente a gusto haciendo esas cosas, ¿por qué las hace?— pregunto destapando la tapa que muestra la comida de hoy. Sushi rebozado de primer plato y segundo plato pasta a la carbonara con champiñones, y el postre frutas exóticas.
—¿No es lo que hace un caballero?— Me sirve en el plato un poco más relajado— Tragarse su orgullo, para tratar a una dama, como lo que es— termina de servirme y cuando va a ponerse en su plato poso mi mano sobre la suya.
—Si no se siente cómodo entonces no lo haga, para mí un caballero es un hombre que disfruta de la compañía y hace que su compañía esté cómoda, no que la velada sea tensa e incómoda por algo que usted no quiere hacer, si no lo quiere hacer no lo haga, evitemos malos tragos— explico sirviendo porciones en su plato.
—Tiene opiniones muy diferentes a los que estoy acostumbrado— sus ojos verdes chocan con los míos, pero ninguno aparta la mirada.
—Tengo opiniones como cualquier otra, no les ponga mucha importancia— le sonrío intentando transmitir tranquilidad— ¿La segunda carta que me llegó me la envió usted?— piensa más de lo que debería antes de contestar.
—Así es— me sirve vino y le agradezco.
—¿Por qué el querer saber mis secretos?— le pregunto bebiendo un poco de mi copa— ¿Y todo el secretismo?
—No entiendo porque no me buscó la primera vez que nos vimos— la arrogancia se hace presente en sus ojos— Pensaba que me buscaría para agradecerme el que evitará que zarpara el barco sin usted.
—No debería agradecer si usted también llegaba tarde y avisaba también por usted— el sushi me deja un poco aturdida por su maravilloso sabor— Pero sí debería agradecer por la fruta, que supongo que usted puso en el menú de hoy.
—Pensaba que pasaría desapercibido entre tantas cosas deliciosas— un pequeño rubor se le sube a las mejillas, pero tose y desaparece.
—¿Los ha probado alguna vez?— niega— Pues vamos a saltarnos un poco el orden de la comida.
Sonrío divertida por la situación, ahora parece un poco más relajado que la primera vez que nos vimos, parecía que lo hacía todo a la fuerza, como si estuviera actuando.
La fruta ya está cortada y al lado hay una pequeña taza con chocolate blanco. Cojo el pepino dulce y me lo meto en la boca, sus ojos no dejan de ver lo que hago, con signos de interrogación por toda su cara.
—Pruebe una— coje una mano de buda, al principio parece desagradarle, sin embargo luego parece gustarle— Combinalo con el chocolate.
Me hace caso y yo hago lo mismo con otra fruta, no decepciona el sabor solo lo mejora sin dejar atrás el ácido de algunas frutas. Parece gustarle el experimento, sus labios se manchan un poco así que lo recojo con el pulgar dejándolo frío en el sitio, me llevo el pulgar a la boca.
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Crucero Sebican
Romance¿Quien no le gustaría un crucero por Europa o el Mar Atlántico incluso por el Mediterráneo? Sientes tantas ganas por que empiecen las vacaciones de verano, que ni si quiera piensas en nada más que en aboradar ese maldito crucero y disfrutar. Crucer...