La madrugada me toma todavía en el sillón y al despertarme la espalda está destrozada por dormir ahí. Me ducho sin prisas y elijo ropa cómoda, unos pantalones vaqueros que me quedan por debajo de las rodillas y una camisa blanca. El amanecer con colores violetas, muestra un sol radiante, hoy habrá un día caluroso.
Salgo de mi habitación, y me paseo por la parte de Heaven. Están preparando una sesión de surf para los pasajeros, paseo por el parque interior, y me adentro a las habitaciones de los trabajadores.
Los dos guardias están dormidos, empujó la puerta donde guarda al supuesto asesino del sastre. Me da la espalda y me acerco. Si se muere de hambre es lo que me faltaba.
Le toco su hombro y cae al suelo, sus ojos fueron apuñalados y su garganta fue cortada. ¿Cómo los guardias no se dieron cuenta de ello?
Me voy afuera de la habitación y me fijo bien en los guardias, los muevo y caen muertos. La rabia me sube a niveles insospechados. Esto de ser policía, me está empezando a cansar. Lo divertido es jugar en el otro bando.
Llamo a los guardias que quedan, no puedo evitar los gritos que suelto. Ellos vomitan en el suelo y ruedo los ojos, me ensucian mucho y no ayudan.
—¿Dónde coño estabais, que no os quedasteis vigilando los alrededores o al puto supuesto asesino?— intento controlar mi tono, para no despertar a nadie y ver esto.
—Hicimos un plan para que no estuviéramos los cuatro revisando al asesino, ya que estábamos armados, pues no era problema— habla uno que no para de temblar y tartamudear.
—Íbamos a hacer el cambio este amanecer— el otro no sabe ni cómo sigue de pie.
—Largaos y ni una palabra de esto a nadie— esto me favorece quieras que no, pero me pone rabioso no saber quien es el otro asesino y el pendiente puede ser una pista importante.
Se van casi corriendo, meto a los guardias a la habitación, si los dejo así empezarán a dar olor. Los envuelvo en sábanas separados, y los saco uno a uno, los arrastro con prisa.
Cuando llego al bordillo del barco, lanzó el cuerpo de uno de los guardias al vacío del mar. Hago lo mismo con los dos restantes, que suerte podrán nadar durante toda la eternidad.
El enfado vuelve a hacerse presente, aunque me guste limpiar los escenarios, no me gusta limpiar lo que otros ensucian. Ya con la habitación vacía, recojo todas las sábanas manchadas de sangre, y limpio de mala gana los vómitos de los idiotas.
Cierro la puerta de la habitación, cuando estaba limpiando no encontré nada. Las sábanas las intento esconder para que nadie las vea, voy a lavandería y meto las sábanas.
Mientras la lavadora quita las manchas de sangre, yo me aseguro de que el pendiente siga en mi bolsillo. Si tiene el nombre del propietario entonces, puede que tengamos al asesino que me está usando de trapo.
Cuando reviso que ya las sábanas no tengan manchas de sangre, las dejo en la secadora y salgo para subirme al ascensor, hasta llegar al purgatorio. Me dirijo a la joyería del Crucero y la recepcionista me sonríe de forma coqueta.
—Capitán qué alegría verlo— se inclina y yo respondo su sonrisa de manera cortés.
—Vengo a preguntar por este pendiente— saco la joya, y ella lo detalla minuciosamente.
Se va a la parte de atrás de la tienda y saca un libro lleno de fechas y cosas que no logro poder leer.
—Aquí está— señala una fecha y un nombre— Recuerdo haber dado esa joya a la madame Luna, hace dos días, fue para llevarlo a la cena.
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Crucero Sebican
Romance¿Quien no le gustaría un crucero por Europa o el Mar Atlántico incluso por el Mediterráneo? Sientes tantas ganas por que empiecen las vacaciones de verano, que ni si quiera piensas en nada más que en aboradar ese maldito crucero y disfrutar. Crucer...