La piscina ha sido una tortura. Sabía que Sebastián tenía un cuerpo musculado, lo note ayer por la noche, cuando tenía su cuerpo entre mis piernas, y cuando mis pechos rozaban su torso. Es más, me mentalice de que tenía un muy buen cuerpo, pero verlo sin camiseta era otra cosa.
Mi odio solo incrementó cuando lo vi. Entro a mi habitación y me doy un baño, debo alejar esos pensamientos que no llevan a nada, aún que la ira sigue en ebullición.
Un grito fuera de mi habitación hace que me ponga un albornoz y salga a ver que pasa. Hay algunas personas fuera y el capitán está de pie dando la espalda a mi puerta, me asomo por un lado de su espalda y un charco de sangre sale de la puerta de Luna.
Parece que Sebastián se da cuenta de que estoy justo detrás de él, se gira y me tapa la vista, los guardias obligan a los demás a que entren a sus habitaciones.
—Lo mejor es que no veas esto— me dice, me empuja con suavidad para que vaya adentro.
—No— lo hago a un lado y salgo de mi habitación— Quiero ver qué ha pasado.Tengo mucha curiosidad.
No refuta, solo forcejea con la puerta, da un par de golpes y lo abre a base de patadas. Entro detrás de él, el cuerpo de Luna queda flácido en el suelo, su cara está irreconocible por los golpes propinados contra ella. La cabeza prácticamente está aplastada contra el suelo y varias moscas se posan en su boca.
Me acerco un poco más a ella, no parece haber forcejeo. Tampoco se esperaba el ataque, por la forma de su cuerpo está tranquila, la lámpara de hierro a su lado está llena de sangre. Parece un ataque de rabia contra ella.
—Ella lo conocía— digo más para mí misma que para Sebastián.
—He pensado lo mismo— mira con curiosidad por toda la habitación buscando alguna pista.
Entro en el baño, pero esta seco, nada ha sido movido, la cama está hecha, la mesa está vacía. El asesino es un experto. Sebastián posa su mano en mi hombro.
—Debe ser desagradable, yo me encargo, vuelve a tu habitación y no le abras a nadie— asiento tranquila.
Salgo de la habitación de Luna y vuelvo a la mía. Me pongo una ropa más apropiada, un vestido negro un poco corto y me maquillo. Por lo que sé esta noche habrá fuegos artificiales. Me gustaría ir sola, los amigos de Lucca no me caen bien, Nala me cae peor ahora que sé que se acuesta con Lucca.
Sin embargo Lucca sigue coqueteando conmigo, no estoy para juegos de niños. No me divierte la compañía de ese grupo. Dos golpes en la puerta me tensan.
—Señorita Alyra abra— la voz de Sebastián suena tras la puerta, no tardo en abrir, le sonrío cuando lo veo apoyado en el marco de la puerta.
—Pensaba que te irías directamente a hacer tus tareas— le digo dándole la espalda para sentarme en la cama.
Cierra la puerta con golpe sordo, pero se apoya en la pared, suelto una pequeña risa. Parece tener miedo de acercarse a mí, su sonrisa se refleja en su rostro.
—¿Por qué no te acercas?— parece que esperaba esas palabras de permiso, se sienta en la silla de la mesa frente a mí— ¿Tienes algún sospechoso?
—No, pero saldrá pronto— mi sonrisa se extiende en mi cara, poner tenso a este hombre es uno de mis juegos más divertidos.
Levanto mi pierna rozando su pantorrilla, evocando lo de esta tarde, su espalda se tensa, y baja la mirada hasta mi tacón desabrochado.
—¿Me haces el favor?— asiente, serio me abrocha mi tacón bajo mi pie y paso mi otro pie por fuera de su pierna, antes de subir un poco más, me coge con fuerza mi pierna, lastimando mi tobillo.
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Crucero Sebican
Romance¿Quien no le gustaría un crucero por Europa o el Mar Atlántico incluso por el Mediterráneo? Sientes tantas ganas por que empiecen las vacaciones de verano, que ni si quiera piensas en nada más que en aboradar ese maldito crucero y disfrutar. Crucer...