Capítulo 4

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Capítulo 3

Fragmento tomado del diario de Candice W. Andrey

Londres, Inglaterra 30 de Septiembre de 1913

Querido diario:

Estos días han sido bastante caóticos, empezaré por relatarte los hechos. Todo pasó hace casi una semana, cuando en aquel buzón secreto, Patty encontró una carta de Terry dirigida para mí, lo cual me pareció realmente extraño, ya que de haber querido hablar conmigo, lo más lógico, creo yo, sería que me encontrara en la colina, donde regularmente nos veíamos.

Pero haciendo caso omiso a mí mal presentimiento, acudí a dicha cita nocturna, solo para encontrarme con un Terry tan sorprendido como yo, y minutos después, el desastre ocurrió. La hermana Grey, acompañada de unas cuantas monjas más, entraron al establo, encontrándonos a Terry y a mí, en una situación, que parecía bastante escandalosa, solo imagínate, un chico y una señorita, solos, en medio de la noche, en un lugar solitario.

No hizo falta tratar de averiguar cómo nos encontraron, pues detrás de las monjas, se encontraban Elisa y Luisa, la hermana Grey hizo caso omiso de mis suplicas, y me envió a la celda de castigo, diciéndome que me expulsarían. Sobra decirte el cómo me sentía, pues seguramente el tío abuelo William, haría caso a los deseos de la tía abuela de repudiarme.

Así pasé los dos días más negros de mi vida, pensando en lo mucho que había decepcionado no solo al tío abuelo Andrey, sino también a la señorita Pony y a la hermana María, pensaba que, cuando se enteraran del motivo por el que me expulsaban, seguramente ellas tampoco querrían saber más de mí. Y sucedió que, en la cuarta noche que llevaba en aquella horrible celda de castigo, como un bálsamo para mi alma decaída, escuché la voz de Terry. Él me dijo que habló con el duque y que este me ayudaría, sé lo difícil que debió resultarle a Terry ir a pedirle ayuda a su padre, una extraña sensación me invadió al saber que lo hizo para ayudarme, no pude evitar que las lágrimas corrieran por mi rostro, desde lo más profundo de mi corazón, le agradecí su hermoso gesto, solo para encontrarme con una más de sus bromas. Y riendo como solíamos hacerlo, la voz de la hermana Margaret llamándolo, hizo que se me paralizara el corazón.

Para nuestro alivio, lo dejó ir sin retarlo, "buena noche Terry, y gracias otra vez" grité a todo pulmón, me apené bastante ante mi arrebato, pues la hermana Margaret se encontraba presente. Mientras hacia un intento por no devorarme mi cena, me percaté de que la hermana Margaret me miraba fijamente. "realmente le agradas" me había dicho, detuve mi bocado a medio camino, pues no sabía de quien hablaba "a Terry" me dijo, pasé saliva ruidosamente, mientras sentía mi rostro arder, seguramente si en ese momento me hubiera mirado al espejo, estaría más roja que un tomate; inmediatamente le hice saber lo equivocada que estaba, mientras en mi mente, nombraba cada una de las cosas en las que no compaginábamos, la respuesta de la hermana fue tajante "lo que hoy siente tu corazón, mañana lo entenderá tu cabeza" decidí guardar silencio, mientras asimilaba aquellas palabras.

Recuerdo haberle relatado como fue que recibí aquella carta, y el como ella me llevaba a mi habitación en medio de la noche. Todos los momentos vividos al lado de Terry llenaban mi cabeza, desde nuestro primer encuentro, en el Mauritania, hasta aquel beso que me robó en Escocia, sin saber por qué, el recordarlo lograba hacer que mi corazón latiera presuroso, mientras sin pensarlo, me llevaba los dedos a mis labios, preguntándome porque no podía dejar de pensar en ello.

La mañana siguiente, me desperté bastante alterada, pues en mis sueños se repetía una y otra vez aquel beso, me aseé y me puse el uniforme, esperando pacientemente por la hermana Margaret; repentinamente, ella entró en mi habitación, haciéndome saber que me entrevistaría con la hermana Grey a la hora de té, "ponte tu mejor vestido Candy, pues el duque estará presente" se me hizo un nudo en el estómago, al pensar en la penosa situación en la que conocería, de manera oficial, al padre de Terry.

Al parecer, la noticia de que me entrevistaría con el duque había corrido como pólvora, pues minutos después del primer receso, unos golpes a mi puerta, me sacaron de mi ensoñación, como era de esperarse eran Annie y Patty, "oh Candy, me alegra que te hayan sacado de aquel horrible lugar" dijo con lágrimas en los ojos, mi querida Annie. Brevemente, me platicaron el repentino desmayo de Elisa "según escuché decir a Luisa, al parecer, le dio temperatura. Y me parece que, tal y como dijeron los chicos, de ahora en adelante, lo que pase con Elisa y Neil, nos tendrá sin cuidado, no merecen siquiera estemos hablando de ellos" expresó Patty, conmoviéndome la lealtad y el sincero cariño que me demostraban, pero no por ello, me alegraba lo que le sucedió a Elisa.

Annie y Patty inspeccionaron mi guardarropa, y según ellas, nada estaba a la altura para presentarme con el duque, así que Annie ofreció prestarme un vestido, y arreglarme, así que, por la última media hora, fui la muñeca viviente de Annie y Patty. "lista, Candy. Debo decir que ese vestido luce mejor en ti que en mi" hice un intento de sonrisa, pues no quería desairar a mis amigas, pues definitivamente la manera en que me arreglaron, no iba conmigo.

En su defensa debo decir que, el vestido era sencillo, pero claramente dejaba ver la clase a la que pertenecía, y a la cual, no estaba a gusto de pertenecer, pero no podía hacer nada por cambiarlo, ya que, la cita con el duque sería en poco menos de media hora, con el corazón pendiendo de un hilo, y los buenos deseos de mis amigas, esperé a que la hermana Margaret llegara por mí.

Mientras me dirigía a la dirección, pude ver las miradas curiosas que todos a mi paso me dirigían, eso solo provocó que mi corazón latiera apresuradamente, "suerte Candy" susurró la hermana Margaret, respiré profundo antes de tocar la puerta, y cual sería mi sorpresa de, no ver solamente a Terry y al duque, también estaban ahí George y la tía abuela, casi me desmayaba, pero me recompuse y saludé tal y como me lo habían enseñado.

"y bien, ya que está aquí la señorita Andrey, y su familia, quisiera decirles que, mi hijo reparará el daño que le ha causado a la reputación de la señorita Andrey" dijo el duque "y dígame, ¿Cómo es que pretende hacer eso?" preguntó la tía abuela "comprometiéndose" respondió el duque, para mi sorpresa, mientras yo miraba a Terry, el cual era la viva imagen de la calma, pues su rostro no expresaba nada. Quise hablar, pero la tía abuela, me calló rápidamente, desesperada, dirigí una mirada a George "disculpen mi intromisión, pero creo que, antes de tomar alguna decisión, deberíamos de saber que piensa al respecto el señor Andrey" dijo George, ganándose una mirada de dragón enfurecido por parte de la tía abuela "al no estar William aquí, yo tomaré las decisiones con respecto a Candy, y estoy de acuerdo con el duque de Grandchester, lo mejor es que se comprometan"

"me complace saber que está de acuerdo conmigo, lo conveniente por el momento es que, se haga público el compromiso de mi hijo con la señorita Andrey, mientras ambos terminan su educación, ya que, tengo entendido la señorita Andrey aún tiene un año escolar más por cursar, y mi hijo irá a la universidad el próximo año. Así que, mi sugerencia para que no vuelva a suceder un incidente como el que pasó la semana pasada, lo mejor será que, se les permita verse cuando ellos lo soliciten, claro, dentro de un horario razonable" más que una sugerencia, esa era una orden, pues la hermana Grey, inmediatamente estuvo de acuerdo. Así, los adultos se despedían, acordando el futuro de Terry y el mío, sin habernos considerado. Terry y yo nos quedamos en el despacho, sin poder contenerme más le pregunté qué era lo que su padre le había pedido a cambio "aún no hemos hablado de ello, pero por lo que acaba de decir, lo más probable es que, me pida que asista sin falta alguna a mis clases, y por supuesto, me enviará a la universidad" dijo con tono resignado Terry.

Mordí mi labio en un intento de reprimir el llanto por el sacrifico que Terry había hecho por mí. "gracias Terry" susurré "Terrence, vayamos a tu habitación, tengo que hablar contigo" dijo su padre, a lo cual solo Terry asintió en silencio mientras me dedicaba una media sonrisa que provocó que mi estómago se revolviera inexplicablemente, y extrañamente, la idea de estar comprometida con Terry, había llenado de calidez, mi corazón.

La trampa fallida de ElisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora