Capítulo 14

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Por fin las clases habían llegado a su fin, aún faltaba mucho para la cena mientras Candy se encontraba haciendo sus tareas escolares, le asaltó un sentimiento de culpa al seguir alejada de sus amigos así que rezando porque aún se encontraran en el picnic salió corriéndo de su habitación.

Grande fue su desilusión al ver a sólo cuatro personas disfrutando de la fresca tarde, silenciosamente se acercó a donde se encontraban sus amigos.

—Hola chicos, lamento interrumpir—balbuceaba Candy, mientras agachaba la mirada.

—¡Candy que alegría que hayas venido!—expresaron felices los hermanos Cornwell, maldiciéndose por no haberle insistído un poco más a Terry para que los acompañara al picnic.

—Gracias chicos y antes de seguir quiero ofrecerles una disculpa por mi mal comportamiento de estos días—Candy los miraba con grandes ojos tristes.

—No tienes porque disculparte—dijo Stear bastante abochornado por la manera en la que se disculpó Candy—admito que si se nos pasó la mano con la broma para Elisa.

—Si Candy, no te preocupes más—añadió Archie—prometémos no volver a molestar a Elisa.

—Gracias chicos—respondió bastante conmovida Candy—mejor díganme que hacían antes de mi llegada.

—Estábamos tratándo de disuadirlos de cometer una estupidez, esperámos que al menos a ti te presten más atención—dijo Patty mirándo con reprobación a los hermanos.

—Bueno ¿Y qué locura pretender cometer?—Candy se encontraba bastante divertida al ver las miradas de reproche de Annie y Patty y las miradas apenadas de sus primos.

—Quieren comprar un abrigo... y enviárselo de regalo de navidad a... Eleanor Becker—le respondió Annie con un mohín.

—Anda Candy, diles a las chicas que no tienen porqué estar molestas, es sólo un regalo—Archie levantaba los hombros para restarle importancia.

—Además no es como si le propusiéramos matrimonio—secundó Stear—Candy diles que es sólo un obsequio...

—Un obsequio bastante caro—expresó Patty—además ni siquiera saben si lo recibirá.

—Tal vez ni siquiera les agradezca el regalo que le envían—agregó Annie aún molesta—nunca ha respondido las cartas que le envían...

Candy hacia rato que dejó de escuchar la discusión que sostenían, pues sin querer sus queridos primos le habían dado la solución al problema que tanto la atormentaba.

—Chicos ¿A dónde envían sus cartas?—preguntó repentinamente, al ver cuatro pares de ojos que la miraban de manera extraña, se apresuró a añadir—a Eleanor Becker.

—¿Y por qué te gustaría enviarle una carta?—quiso saber Annie.

—Es que... los chicos la alaban tanto, y... y he escuchado que actúa muy bien...—Candy decidió guardar silencio, pues hablaba tan aprisa que si no se detenía estaba segura que terminaría dando información de más.

Stear buscó entre su vieja libreta de apuntes hasta que encontró la dirección de la compañía Strafford, y la extendió en dirección de la rubia.

—Pero... ¿Qué ustedes no la necesitan?

—No te preocupes Candy que nos sabemos de memoria esa dirección—respondió muy orgulloso Archie, ganándose una mirada de reproche por parte de Annie.

—¡Gracias chicos!—exclamó Candy emocionada, mientras repentinamente envolvía en un abrazo a sus queridos primos depositándo un beso en la mejilla de cada uno. Y de igual manera abrazó y besó a sus amigas—no se preocupen chicas, yo me encargaré de que este par les compren un regalo mil veces mejor que un abrigo.

Lo último que alcanzaron a ver, fue el guiño que Candy les hizo al igual que una radiante sonrisa como hacia mucho tiempo no veían.

—¿Alguien me podría decir qué acaba de suceder?—preguntó Patty bastante desconcertada por el cambio de Candy, mientras los demás mostraban la misma sorpresa en sus rostros.

La trampa fallida de ElisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora