Capítulo 23

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Hacia mucho tiempo que Terry no pasaba tantas noches seguidas en esa casa, para ser exactos un año, no podía creer lo rápido que había pasado el tiempo, y todos lo acontecido a lo largo de él. Tomó el desayuno en la soledad de su habitación, pues si bien podía bajar al comedor no quería pasar disgustos a tan temprana hora. Encerrado en su habitación sin nada más que hacer, indeciso en si debía ir a visitar a Candy, un par de golpes en su puerta lo sacó de su ensoñación.

-Adelante- expresó recostado decadentemente en su diván.

-¿Esa es la manera de recibir a tu vieja abuela?- preguntó Vivan Graham duquesa viuda de Grandchester, quien viera a nieto y abuela podia ver perfectamente la misma sonrisa cínica y el mismo color de ojos azules como el mar tempestuoso.

-¿Cuando llegaste? ¿Por qué no veniste a la gala anual?- preguntó Terry, si bien desde que el tenía memoria su abuela fue una mujer severa y reservada, cuando falleció el viejo duque hacía poco mas de 7 años, cambió completamente su actitud, ahora era una mujer relajada y amable la cual se encargaba de molestar a la duquesa cada vez que se encontraban.

-Llegué la noche de ayer, y mi querida Sophia se encargó de enviar la invitación lo suficientemente tarde para no poder llegar a tiempo. Pero eso no importa cariño, he escuchado que tú prometida es una belleza. Dime ¿En dónde la conociste? ¿Cómo es ella?

-Ambos estudiamos en el San Pablo abuela- dijo Terry sin poder ocultar un sonrojo- ella es... No hay palabras para describirla abuela, tiene el corazón más noble que jamás he visto, a pesar de las adversidades ella nunca deja de sonreír, su risa es capaz de iluminar el día más obscuro.

-Pensé que la chica Bridgerton te interesaba.

-¿Violet? No voy a negar que en el pasado sentía una atracción hacia ella, Violet es... Es la calma de un puerto seguro, si bien siempre tuve en mi mente que tal vez en un futuro ella podría ser una buena compañía como esposa... Al conocer a Candy, ella es un huracán que no supe cuándo, ni como pero se adueñó de mi corazón, ella me hace querer ser una mejor persona, con todos mis defectos ella me acepta tal como soy.

-¡Mi querido niño, estás enamorado!Quiero conocer a tan singular chica. Espero me acompañes a la mesa en la cena de noche buena, pues has de saber que tú padre y la duquesa llegaron de no sé dónde, pero por lo que pude ver ambos discutían.

La hora de la cena llegó, entró al comedor llevando del brazo a su abuela,  sólo en estás ocasiones familiares se les permitía a sus hermanos pequeños sentarse a la mesa. La tensión que emanaba su padre y su madrastra era palpable, por lo que nadie se atrevía a emitir comentario alguno.

-Terry- su padre repentinamente rompió el silencio- ya es hora de que te empieces a comportar como el heredero al ducado de Grandchester, pareciera que tú educación hubiera estado a cargo de campesinos que no saben nada de protocolos.

La dura mirada que dirigió el duque a su esposa no pasó desapercibida para nadie en la mesa.

- Y también es hora de que te des a respetar ante el personal- la gélida mirada que el duque dirigió hacia la servidumbre provocó un temblor en la gran mayoría de ellos- si bien la señora Gaunt ha desempeñado magníficamente su ascenso de antigua institutriz de Sophia a ama de llaves- dijo el duque con evidente sarcasmo- me he percatado el poco respeto que te tienen como futuro heredero. Así que, si sientes que alguien de aquí no te es fiel, siéntete con la libertad de prescindir de sus servicios.

La gran mayoría de los ahí presentes temblaban ante lo dicho por el duque. Si bien no eran tan serviciales como debería de ser hacia el joven Grandchester, era debido a que la señora Gaunt si veía que alguien satisfacía las necesidades del heredero, era de inmediato despedido. Así aprendieron que si querían mantener su trabajo lo mejor era ser indiferentes con el joven Terence, y si bien el fiel mayordomo que era el único del que no se había podido deshacer la señora Gaunt los retaba por su deplorable comportamiento, no podían evitar el ver qué también el duque era indiferente con su vástago, pero todo cambiaría esa noche.

-¡Pero no puede ser Richard! Yo soy la señora de esta casa, a quien le corresponden esas decisiones es a mi- decía bastante exaltada la duquesa.

Vivian viendo la tormenta que se avecinaba, despidió al personal pidiendo cerraran las puertas del comedor y llevaran a los niños a sus habitaciones, quedando solo en el comedor ellos cuatro.

- Serás mi esposa, pero el heredero es Terry, así que te pido que de ahora en adelante tengas más respeto hacia mi hijo.

-¡Jamás Richard! Ellos son tus únicos hijos, Charles es quien debería de ostentar el titulo de futuro duque, no él- dijo señalando a Terry, quien se encontraba bastante consternado ante la manera en la que su padre lo defendía.

- Por mucho tiempo ignoré la manera deliberada en la que esa bruja de Gaunt y tu confabulaban para amainar lo que por derecho le corresponde a mi hijo, pero ya no más, así que si no quieres que tú querida confidente sea despedida te recomiendo hablar con ella.

La duquesa con el rostro enrojecido por la rabia, se levantó de su lugar tirando lo que tenía a su alcance, para finalmente salir con la mayor dignidad que le fue posible. Repentinamente una risa interrumpió los pensamientos de los caballeros ahí presentes.

- Vaya, hasta que por fin vuelvo a ver a mi hijo- expresó con un levantamiento de ceja Vivian- feliz noche buena mis muchachos.

Terry no pudo más que reír estrepitosamente ante lo bizarro de lo acontecido esa noche.

La trampa fallida de ElisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora