Capítulo 13

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Las hojas secas de los árboles cubrían todo a su alrededor, mientras el frío aire otoñal que soplaba acaba con el ánimo de excitación que hacia más de una semana se respiraba en el colegio. El cielo gris estaba en sintonía con la tristeza que sentía Candy.

Después de aquella noche en la que Candy se había enterado lo que había tenido que sacrificar Terry para que ella pudiera permanecer en el colegio, ella se había sumido en un silencio casi absoluto lo cual sus amigos atribuyeron a que aún se encontraba molesta por aquella broma, sin imaginarse que lo único que ocupaba su cabeza era el encontrar la manera de que Terry reanudara su relación con su madre.

—Candy, los chicos han planeado un picnic esta tarde—le susurró Patty a la salida del desayuno—Terry también irá.

Annie y Patty aguardaban su respuesta, mirando la reacción de la rubia.

—Lo siento, pero no podré ir—respondió Candy con una mueca que pretendía ser una sonrisa.

Las tres caminaron en silencio, hasta que repentinamente Annie se paró en seco, provocando que las otras dos chicas se detuvieran.

—¡Esto ya es demasiado Candy!—dijo Annie encarando a su hermana, con las mejillas sonrojadas por el enojo—los chicos se han disculpado de una y mil maneras por lo sucedido la semana pasada, incluso han dicho que Terry está hecho una pena, pues no te has dignado en acudir a las citas que te ha hecho en el despacho de la hermana Grey—Candy miraba bastante sorprendida a su hermana, pues no recordaba que alguna vez Annie la hubiera enfrentado de esa manera—Creo que Terry no se merece tú trato, su único pecado fue el querer ponerle un alto de una vez por todas a los Legan, para que dejen de molestarte.

Para lo que Patty y Annie no estaban preparadas, era para el llanto que repentinamente brotó de lo más profundo del alma de Candy, dejándolas sorprendidas pues estaban poco familiarizadas con muestras de debilidad por parte de su mejor amiga, a quien siempre habían considerado un puerto seguro donde desahogarse, sin imaginar la fragilidad que en ella se escondía.

—Lo siento mucho Candy—murmuraba Annie, dándole palmadas de consuelo.

—Por favor Candy perdónanos, ya no volveremos a insistir—dijo dulcemente Patty—tú sabrás cuando será el momento para ver a los chicos y a Terry. Pero por favor, ya no llores.

A lo lejos de ahi, el resto de las chicas salía del comedor mirando llenas de curiosidad la escena pues era un secreto a voces que hacia casi quince dias que Candy no se reunía con Terry a la hora del té, y eso sumado al llanto que en esos momentos presenciaban sólo podía signifcar que Terry había roto el compromiso.

Elisa miraba con satisfacción la escena, y sin poder resistirlo apresuró su paso pues había llegado el momento de su venganza.

—Vaya, vaya ese llanto sólo puede significar que Terry por fin abrió los ojos y vio lo insignificante que eres a su lado—Elisa sonreía pues muchas chicas se habían detenído para escuchar la discusión—así que porque no le haces un favor y desapareces para evitarle la vergüenza de dejar tú reputación mancillada.

—¿Por qué no te callas de una buena vez Elisa?—dijo Candy limpiándose el resto de sus lágrimas—la que debería de largarse de una vez por todas de aqui eres tú. ¿Qué no te das cuenta el poco aprecio que te tienen todos a tú alrededor? Ni siquiera tú madre apesar de tus súplicas te quiso llevar a su lado. Y no me mires así que bien sabes que lo que digo es cierto.

Elisa miraba sorprendida sin dar crédito a las palabras hiriéntes que salían de boca de Candy, todas las chicas ahi presentes la miraban con lástima. Incapaz de soportar más humillaciones corrió lo más rápido que pudo a su dormitorio.

—Creo que debería ir a disculparme—dijo Candy una vez la muchedumbre se dispersó.

—No creo que sea buena idea Candy, ya sabes como es Elisa seguramente pensará que la quieres humillar más. Mejor vayamos a clase—expresó Patty, así las tres chicas se dirigiéron a sus clases, cada una inmersa en sus propios pensamientos.

La trampa fallida de ElisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora