Deteniendo el tiempo #2

VEINTIUNO

Viktoria

Las horas pasan lentamente. Estar encerrada en un hospital no estaba en mis planes de las treinta semanas de embarazo. Miro a Linda, que está entretenida tejiendo algo. La he notado algo molesta desde que llegó, pero no he querido preguntar. Son las dos de la tarde. Ya he almorzado. Alex aún no ha vuelto, pero me alegro porque quiero y necesito que descanse lo máximo posible. Un pensamiento ronda en mi cabeza, quizás esté con ella.

Es solo su terapeuta. Dice la voz de mi conciencia.

Eso me hace pensar en lo que hablamos anoche. Tengo que hablar con Mark. Me gusta, pero no creo que vaya más allá y él merece ser feliz con alguien que le dé todo lo que yo no puedo darle. Y como si tuviera el poder de convocarlo, Mark aparece por la puerta con un ramo de flores. Está sonriendo mientras se acerca a mí. Ni siquiera ha mirado para Linda. Se inclina y me da un beso en la comisura de la boca. Linda nos observa atentamente mientras sigue tejiendo. Ahora parece más molesta. La presencia de Mark parece no agradarle.

-Oye Linda- dice Mark volviéndose hacia ella- Si tienes cosas que hacer, puedes irte. Puedo encargarme de mi princesa.

-¡Oh! Gracias. Tan amable siempre- contesta ella con un toque de ironía- Pero he de declinar tu oferta. Solo la familia puede quedarse ¿recuerdas?

-Soy familia.

-Solo eres el amigo pesado.

-¡Linda!- protesto.

-Soy su novio- espeta Mark.

Lo miro con el ceño fruncido. Mi cabeza intenta recordar en qué momento me hice novia de él.

-Espera ¿qué?- dice Linda riéndose- ¿Pero tú de que vas?- continúa mientras se acerca a él- No eres su novio y mucho menos el padre de esa niña. Ella es la mujer de mi hermano y el bebé que tiene en su vientre lo crearon juntos. No creo que te incluyeran en el proceso ¿no?

-He cuidado de Viktoria desde que la conocí.

-Nadie te lo pidió. Para eso ya estaba yo, su familia.

-Yo también seré su familia algún día y estaré en la vida de la niña. De hecho, estoy seguro de que pasará más tiempo conmigo que con el imbécil de tu hermano.

-Cuidado- advierto, y ambos me miran- No llames así al padre de mi hija.

-¿Qué? Vamos princesa. Es un imbécil.

-Lo es. Pero no tienes ningún derecho a llamarlo así.

-¿En serio Viktoria?

-Y tan en serio. Alex es y será siempre el padre de mi hija- le digo señalándolo con el índice- Y no recuerdo que en ningún momento me hayas preguntado si quería ser tu novia y que yo haya aceptado. No vuelvas a tomarte libertades respecto a mí o mi hija. Eso solo se lo permito a Alexander Edevane.

-Eres una desagradecida. Meses cuidando de ti para esto. Debí haberte follado cuando tuve la oportunidad.

-Ella no te pidió que hicieras nada de eso. De hecho, nadie lo hizo- habla una voz masculina desde la puerta.

-No. Nadie me lo pidió- contesta Mark girándose.

-Exactamente. Lo hiciste porque te dio la gana. Alexander es el padre de su hija y si ella quiere que esté en su vida es asunto de ellos dos, de nadie más. Y si vuelves a hablarle así a mi hermana te romperé la cara y te la dejaré tan destrozada que solo podrán identificarte por los dientes, si es que te dejo alguno- dice Luke posicionándose a mi lado- Ahora lárgate de aquí o te saco a patadas.

Mark se marcha llevándose las flores con él. Eran bonitas. Pero si de verdad me conociera, sabría que no me gustan las flores.

-¿Estás bien?- pregunta Luke acunando mi rostro entre sus manos.